¿Cómo pudo José dar tal ejemplo de firmeza de carácter, rectitud y sabiduría?
En sus primeros años había seguido el deber antes que su inclinación; y la integridad, la confianza sencilla y la disposición noble del joven fructificaron en las acciones del hombre.
Una vida sencilla y pura había favorecido el desarrollo vigoroso de las facultades tanto físicas como intelectuales.
La comunión con Dios mediante sus obras y la contemplación de las grandes verdades contadas a los herederos de la fe habían elevado y ennoblecido su naturaleza espiritual al ampliar y fortalecer su mente como ningún otro estudio pudo haberlo hecho.
La atención fiel al deber en toda posición, desde la más baja hasta la más elevada, había educado todas sus facultades para el más alto servicio.
El que vive de acuerdo con la voluntad del Creador adquiere con ello el desarrollo más positivo y noble de su carácter.
"El temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal la inteligencia."
(Job. 28:28.)
Pocos se dan cuenta de la influencia de las cosas pequeñas de la vida en el desarrollo del carácter. Ninguna tarea que debamos cumplir es realmente pequeña.
Las variadas circunstancias que afrontamos día tras día están concebidas para probar nuestra fidelidad, y han de capacitarnos para mayores responsabilidades.
Adhiriéndose a los principios rectos en las transacciones ordinarias de la vida, la mente se acostumbra a mantener las demandas del deber por encima del placer y de las inclinaciones propias.
Las mentes disciplinadas en esta 224 forma no vacilan entre el bien y el mal, como la caña que tiembla movida por el viento; son fieles al deber porque han desarrollado hábitos de lealtad y veracidad.
Mediante la fidelidad en lo mínimo, adquieren fuerza para ser fieles en asuntos mayores.
Un carácter recto es de mucho más valor que el oro de Ofir. Sin él nadie puede elevarse a un cargo honorable. Pero el carácter no se hereda. No se puede comprar. La excelencia moral y las buenas cualidades mentales no son el resultado de la casualidad.
Los dones más preciosos carecen de valor a menos que sean aprovechados. La formación de un carácter noble es la obra de toda una vida, y debe ser el resultado de un esfuerzo aplicado y perseverante. Dios da las oportunidades; el éxito depende del uso que se haga de ellas. PP
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