5 Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló. 6 Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento.1 Samuel 4.
RESUMEN DEL CAPÍTULO 4 DE 1 SAMUEL.
1 Los israelitas son vencidos por los filisteos en Eben-ezer. 3 Envían en busca del arca y los filisteos se llenan de terror. 10 Los israelitas son vencidos, el arca es tomada por los filisteos y Ofni y Finees son muertos. 12 Elí, cuando oye las noticias, cae y se rompe la nuca. 19 La esposa de Finees da a luz repentinamente y muere.
I. EL ARCA LLEVADO AL CAMPO DE BATALLA.
1 …Por aquel tiempo salió Israel a encontrar en batalla a los filisteos, y acampó junto a Eben-ezer, y los filisteos acamparon en Afec.
2 Y los filisteos presentaron la batalla a Israel; y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla en el campo como a cuatro mil hombres.
3 Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos.
4 Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines, y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios.
5 Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló.
6 Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento.
7 Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así.
8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto.
9 Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres, y pelead.
10 Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie.
11 Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees. 1 Samuel 4.
*1. Los Israelitas salieron a hacer frente a sus enemigos sin consultar a Dios. Solo actuaron conforme a los que estaban habituados a vivir sin consultar su voluntad en su día a día. Menos le tomarían en cuenta en ese momento de crisis. Por eso después de la derrota primaria. Cavilaron, que se debía: “En que Dios no estaba con ellos y resolvieron, llevar el arca al campo de batalla” en vez de humillarse y pedir consejo a Dios. ¡Confiaron en el medio (El Arca), en vez del fin (Dios)!
El profeta de Dios nunca habría aconsejado que se sacara el arca de Silo (ver com. vers. 3). Pero los que habían rechazado la instrucción del Señor acerca del culto que se le debería ofrecer llegarían a considerar el arca con temor supersticioso y a tenerla como un talismán cuyas cualidades mágicas les asegurarían toda suérte de bendiciones.
Cuando los dirigentes yerran, muchos permiten que decaiga su fibra moral. Pero siempre hay unos pocos que no se apartan de la senda de justicia debido a la conducta de quienes tienen mejor posición social que ellos.
Cuando Elí envejeció tanto que perdió el control de los asuntos públicos, quizá pensaron los filisteos que había llegado el tiempo de obtener el dominio del sector montañoso del país. Sabiendo que el centro del gobierno estaba en Silo, hacia este centro naturalmente enviaron su ejército.
2. Israel fue vencido.
En muchas ocasiones Dios había mandado a Israel a que saliera a la batalla, y al obedecer había vencido al enemigo. Esta vez las circunstancias eran diferentes. El hecho de que llevaran el arca a la batalla (vers. 3) y de que los filisteos la tomaran, muestra que los israelitas habían confiado en su propia fuerza en vez de depender de Dios.
3. ¿Por qué?
Cuando los pueblos politeístas del Cercano Oriente sufrían reveses, generalmente llegaban a la conclusión de que sus dioses estaban airados con ellos y que había que esforzarse por aplacarlos para evitar aflicciones peores en el futuro. Considerando la degradada condición religiosa de Israel en ese tiempo, no es de admirarse que los israelitas procedieran de la misma forma con el Señor (ver PP 632). Probablemente algunas victorias pasadas durante el tiempo cuando Elí fue juez habían provocado en ellos un sentimiento de confianza propia que no les permitía ver su necesidad de Dios. Debido a que los dirigentes voluntariamente habían abandonado a Dios para volverse a los dioses de las naciones que los rodeaban, el Señor permitió que cosecharan su propia siembra.
En vez de humillarse delante de Dios, SUPERSTICIOSAMENTE consideraron el arca como un mero talismán que aseguraba el éxito.
En vez de humillarse delante de Dios, SUPERSTICIOSAMENTE consideraron el arca como un mero talismán que aseguraba el éxito.
SIN RECIBIR NINGÚN CONSEJO DE LO ALTO, los príncipes sugirieron algo completamente inusitado, y el pueblo estuvo de acuerdo. Estaban sólo a pocos kilómetros del santuario, y pensaron que si el arca estaba en medio de ellos, con seguridad ganarían la victoria. ESE PRECIOSO SÍMBOLO de la presencia de Dios estaba cubierto con su envoltura de tela y los levitas encargados sacaron el arca del lugar donde estaba dentro del velo (Núm. 4: 5, 6). CONSIDERANDO la conducta anterior de los hijos de Elí, no sorprende el que hubieran olvidado toda reverencia y que apresuradamente recorrieran los pocos kilómetros que los separaban del ejército, esperando que se pudiera evitar una matanza mayor.
Pero el arca era el símbolo de la presencia de Dios, y puesto que los dirigentes habían rechazado la dirección divina, Dios no podía guiarlos para bien. Si los dirigentes se hubieran humillado y apartado de sus caminos pecaminosos, habrían sido guiados por el profeta como en años posteriores.
En los días de Cristo las multitudes siguieron ciegamente el liderazgo de sus sacerdotes clamando: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos". Así también el ejército de Israel en Eben-ezer, al afrontar el desastre y al aferrarse de las volutas de humo fruto de su propia imaginación, CLAMÓ PRETENDIENDO que la victoria estaba asegurada.
La desdicha o la prosperidad de los grupos organizados de la sociedad -ya sean políticos o religiosos- en gran medida dependen de las inclinaciones y de la conducta de los dirigentes.
Sin embargo, los individuos pueden determinar su propio destino espiritual independientemente del grupo.
Aunque Samuel compartió la humillación que sobrevino a Israel como resultado de la necedad reinante, esto no impidió que Dios lo aceptara personalmente.
En los días de Acab, cuando los dirigentes se volvieron a Baal, Elías creyó que era el único que reconocía y servía al Dios viviente. Con todo, el Señor le informó que en Israel aún quedaban millares que también, como él, habían elegido lo correcto.
Los tres años de sequía en Israel no habían cambiado la fe de ellos en Dios ni su lealtad a él.
7. HA VENIDO DIOS.
Los filisteos claramente reconocían la diferencia entre el Dios de Israel y los muchos dioses que ellos tenían. Aunque en el vers. 7 la palabra para Dios está en el plural -'Elohim- el verbo está en singular. Pero en el vers. 8 la palabra está en plural: un claro contraste entre el Dios verdadero y los dioses filisteos del templo de Asdod.
8. Estos dioses poderosos.
La palabra para "poderosos" es 'addirim, "majestuosos", que implica la idea adicional de la nobleza del poder de Dios que había sido reconocida por los filisteos cuando supieron la forma en que Jehová había tratado a las diversas naciones y pueblos del pasado. Estando a punto de rendirse a la desesperación, se sintieron impulsados por una impávida determinación de resistir hasta la muerte antes que ser subyugados 472 por quienes habían sido sus esclavos unos pocos años antes.
11. El arca de Dios fue tomada.
Hablando de este acontecimiento, dice el salmista: "Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo . . . y entregó a cautiverio su poderío, y su gloria en mano del enemigo. . . Sus sacerdotes cayeron a espada" (Sal. 78: 60-64). Aunque las perspectivas de victoria de Israel eran superiores a las del enemigo, y fue a la batalla confiado en la victoria, tan completo fue su fracaso que huyó cada sobreviviente no al campamento, como en el vers. 3, sino "a sus tiendas". La palabra para tienda es 'óhel, que significa "morada", "habitación", e implica el pensamiento que la derrota fue tan grande que cada hombre tuvo que fugar para salvar la vida, yendo a su hogar de la mejor manera que pudo.
OFNI Y FINEES.
JOSEFO dice que Elí en ese tiempo había renunciado al sumo sacerdocio en favor de Finees, pero que al ser sacada el arca de Silo advirtió a sus hijos que, "si pretendían sobrevivir a la captura del arca, no debían presentarse más ante él" (Antigüedades v. 11. 2).
Si los dos jóvenes hubiesen sido tan celosos en obedecer la conducción del Señor en lo pasado como eran ahora delante del enemigo en defender el símbolo material de la presencia divina, la historia posterior de Israel podría haber sido muy diferente.
Habían rehusado la conducción de Dios vez tras vez, y ahora tuvieron que comprender que aun la vida misma depende de una entrega plena a él.
¡PERO APRENDIERON ESTA LECCIÓN DEMASIADO TARDE! 2 CBA
EL ARCA
"Por aquel tiempo salió Israel a encontrar en batalla a los Filisteos, y asentó campo junto a Eben-ezer, y los filisteos asentaron el suyo en Aphec." Esta expedición fue emprendida por los israelitas sin haber consultado previamente a Dios, y sin que concurriera el sumo sacerdote ni profeta alguno. "Y los Filisteos presentaron la batalla a Israel, y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los Filisteos, los cuales hirieron en la batalla por el campo como cuatro mil hombres."
Cuando el ejército regresó a su campamento quebrantado y descorazonado, "los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los Filisteos?" La nación estaba madura para los castigos de Dios; y sin embargo, no podía ver ni comprender que sus propios pecados habían sido la causa de ese terrible desastre. Y dijeron: "Traigamos a 632 nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de las manos de nuestros enemigos." El Señor no había dado orden ni permiso de que el arca fuese llevada al ejército; no obstante, los israelitas se sintieron seguros de que la victoria sería suya, y dejaron oír un gran grito cuando el arca fue traída al campamento por los hijos de Elí.
Los filisteos consideraban el arca como el dios de Israel. Atribuían a su poder todas las grandes obras que Jehová había hecho en beneficio de su pueblo.
Cuando oyeron los gritos de regocijo lanzados al aproximarse el arca, dijeron: "¿Qué voz de gran júbilo es ésta en el campo de los Hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había venido al campo. Y los Filisteos tuvieron miedo porque decían: Ha venido Dios al campo. ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de las manos de estos dioses fuertes? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto. Esforzaos, oh Filisteos, y sed hombres, porque no sirváis a los Hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres, y pelead."
Los filisteos realizaron un asalto feroz, que resultó en la derrota total de Israel, y en una gran carnicería. Treinta mil hombres quedaron muertos en el campo, y el arca de Dios fue tomada; los dos hijos de Elí perecieron mientras luchaban por defenderla.
Así quedó en las páginas de la historia un testimonio para todas las edades futuras, a saber, que la iniquidad del pueblo que profesa seguir a Dios no quedará impune. Cuanto mayor sea el conocimiento de la voluntad de Dios, tanto mayor será el pecado de los que la desprecien.
Había caído sobre Israel la calamidad más horrorosa que pudo haberle ocurrido. El arca de Dios había sido tomada, y estaba en posesión del enemigo. La gloria se había apartado ciertamente de Israel cuando fue quitado de su medio el símbolo de la presencia permanente de Jehová y de su poder. Con esta sagrada arca iban asociadas las revelaciones más maravillosas de la verdad y del poder de Dios. En tiempos anteriores 633 se habían logrado victorias milagrosas siempre que ella aparecía. La cubría la sombra de las alas de los querubines de oro; y la gloria indecible de la shekinah, símbolo visible del Dios altísimo, había descansado sobre ella en el lugar santísimo. Pero ahora no había traído la victoria. No había sido una defensa en esta ocasión, y había luto, por doquiera en Israel.
No habían comprendido que su fe era tan sólo una fe nominal, y que habían perdido su poder de prevalecer con Dios.
La ley de Dios, contenida en el arca, era también un símbolo de su presencia; pero ellos habían escarnecido los mandamientos, habían despreciado sus exigencias, y agraviado al Espíritu de Dios, al punto de hacerle alejarse de entre ellos.
Mientras el pueblo obedeció los santos preceptos, el Señor estuvo con él para obrar en su beneficio mediante su infinito poder; pero cuando miró al arca sin asociaría con Dios, ni honró su voluntad revelada obedeciendo a su ley, NO LE FUE DE MÁS AYUDA QUE UN COFRE CUALQUIERA.
CONSIDERABA EL ARCA como las naciones idólatras consideraban a sus dioses, como si ella poseyera en sí misma los elementos de poder y salvación. VIOLABA LA LEY QUE ELLA CONTENÍA; pues su misma adoración del arca lo llevó al formalismo, a la hipocresía y a la idolatría. Su pecado los había separado de Dios, y él no podía darle la victoria antes que se arrepintiera y abandonara su iniquidad.
No bastaba que el arca y el santuario estuviesen en medio de Israel. No bastaba que los sacerdotes ofrecieran sacrificios y que los del pueblo se llamaran los hijos de Dios. El Señor no escucha las peticiones de quienes albergan iniquidad en el corazón; está escrito: "El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también será abominable." (Prov. 28: 9.) PPEGW
II. LA RETRIBUCIÓN DE ELI Y SU FAMILIA.
*[En la vida la ley de siembra y cosecha; es tan real como que sale el sol, cada amanecer]
Y llegó el tiempo del juicio ejecutivo de la casa de Eli.
12 Y corriendo de la batalla un hombre de Benjamín, llegó el mismo día a Silo, rotos sus vestidos y tierra sobre su cabeza;
13 y cuando llegó, he aquí que Elí estaba sentado en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Llegado, pues, aquel hombre a la ciudad, y dadas las nuevas, toda la ciudad gritó.
14 Cuando Elí oyó el estruendo de la gritería, dijo: ¿Qué estruendo de alboroto es este? Y aquel hombre vino aprisa y dio las nuevas a Elí.
15 Era ya Elí de edad de noventa y ocho años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía ver.
16 Dijo, pues, aquel hombre a Elí: Yo vengo de la batalla, he escapado hoy del combate. Y Elí dijo: ¿Qué ha acontecido, hijo mío?
17 Y el mensajero respondió diciendo: Israel huyó delante de los filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y también tus dos hijos, Ofni y Finees, fueron muertos, y el arca de Dios ha sido tomada.
18 Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla al lado de la puerta, y se desnucó y murió; porque era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel cuarenta años.
19 Y su nuera la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al alumbramiento, oyendo el rumor que el arca de Dios había sido tomada, y muertos su suegro y su marido, se inclinó y dio a luz; porque le sobrevinieron sus dolores de repente.
20 Y al tiempo que moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni se dio por entendida.
21 Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido.
22 Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios. 1 Samuel 4.
17. ISRAEL HUYÓ. Cuán diferente habría sido la historia de Israel si tan sólo sus dirigentes hubiesen buscado a Dios. Con todo, y a pesar de los líderes egoístas que buscan su propia gloria antes que la de Dios, y así preparan el camino para la derrota, él no cierra los oídos al clamor de cualquier individuo que lo busca fervientemente.
El hecho de que Jerusalén fuera despoblada por Nabucodonosor no impidió que Daniel y sus compañeros vivieran muy cerca del Señor como para dar las buenas nuevas a muchos de sus vencedores.
“La luz brilla al máximo en la noche más oscura y con frecuencia los mejores caracteres se desarrollan en medio de los peores ambientes posibles”.
Dios es poderoso para transformar momentos de tremenda humillación en períodos de una gloriosa oportunidad, no sólo para Israel sino también para todos los hombres.
22. TRASPASADA ES LA GLORIA.
La palabra "Icabod" viene de dos palabras hebreas, 'i kabod, que significan literalmente "no glorioso", o "afrentoso". Fue definida por- la esposa de Finees: "¡Traspasada es la gloria [literalmente, 'se ha ido al exilio'] de Israel!"
*El capítulo termina CON LA DESCRIPCIÓN QUE HACE UNA MUJER JOVEN que, aunque estuvo casada con un impío y egoísta sumo sacerdote, no participó de su naturaleza. Su preocupación, por la muerte de su esposo y de su suegro puso en evidencia su afecto natural; pero su preocupación mucho mayor por la pérdida del arca fue una demostración de su piadosa consagración a Dios y a las cosas sagradas.
Aun los fallecimientos ocurridos en la familia no la preocuparon tanto como la pérdida del arca. Para ella podía ser un magro consuelo que naciera un niño de Israel, en Silo, cuando el arca estaba en poder de los filisteos. Aunque vivía en tiempos de corrupción y estaba casada con un hombre impío, se mantuvo plenamente fiel. ¿Podía haber mayor valor en días de perplejidad nacional?
La presencia de Dios siempre debiera ser considerada como la mayor bendición, y la pérdida de su presencia y de su poder restrictivo sobre el mal debería ser temida como la calamidad más horrible.
Las condiciones de la vida únicamente llegan a ser desesperadas cuando -como en el caso de Judas- uno deliberadamente rehúsa ser conducido por el Espíritu Santo. 2 CBA
*Cuando el ejército salió a librar batalla, Elí, ciego y anciano, se había quedado en Silo. Con presentimientos perturbadores esperaba el resultado del conflicto; "porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios." Habiendo elegido un sitio fuera de la puerta del tabernáculo, se quedaba sentado a 634 la vera del camino día tras día, esperando ansiosamente la llegada de algún mensajero del campo de batalla.
Por último, un hombre de la tribu de Benjamin que formaba parte del ejército, llegó subiendo de prisa por el camino que conducía a la ciudad, "rotos sus vestidos y tierra sobre su cabeza." Pasó frente al anciano sentado a la vera del camino sin hacerle caso, se apresuró a llegar a la ciudad, y relató a multitudes anhelantes las noticias de la derrota y la pérdida.
El ruido de los gemidos y las lamentaciones llegó a los oídos del que atalayaba al lado del tabernáculo. Fue llevado el mensajero a la presencia de Elí y le dijo: "Israel huyó delante de los Filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y también tus dos hijos, Ophni y Phinees, son muertos." ELÍ PUDO AGUANTAR TODO ESTO, POR TERRIBLE QUE FUERA, pues lo había esperado. Pero cuando el mensajero agregó: "Y el arca de Dios fue tomada," una expresión de angustia indecible pasó por su semblante. La idea de que su pecado había deshonrado así a Dios, y le había hecho retirar su presencia de Israel, era más de lo que podía soportar; perdió su fuerza, cayó, "y quebrósele la cerviz, y murió."
LA ESPOSA DE FINEES, a pesar de la impiedad de su marido, era una mujer que temía al Señor. La muerte de su suegro y de su marido, y sobre todo, la terrible noticia de que el arca de Dios había sido tomada, le causaron la muerte. Le pareció que la última esperanza de Israel había desaparecido; y llamó al hijo que le acababa de nacer en esa hora de adversidad, Ichabod, "sin gloria." Y con su último aliento repitió las tristes palabras: "Traspasada es la gloria de Israel: porque el arca de Dios fue tomada."
PERO EL SEÑOR NO HABÍA DESECHADO COMPLETAMENTE A SU PUEBLO, ni tampoco iba a tolerar mucho tiempo el júbilo de los paganos.
Había usado a los filisteos como instrumento para castigar a los israelitas, y empleó el arca para castigar a los filisteos.
En tiempos anteriores, la divina presencia la había 635 acompañado, para ser la fuerza y la gloria de su pueblo obediente. Aún la acompañaría esa presencia invisible, para infundir terror y ocasionar destrucción a los transgresores de la santa ley.
A menudo el Señor emplea a sus acérrimos enemigos para castigar la infidelidad del pueblo que profesa seguirle. Los impíos podrán triunfar por algún tiempo, viendo a Israel sufrir el castigo; pero llegará el momento cuando ellos también habrán de sufrir la sentencia de un Dios santo que odia el pecado.
Doquiera se abrigue la iniquidad, allí caerán rápidos y certeros los juicios divinos. PP EGW
· Como antaño. Los que creen en Dios. Ponen su confianza hoy, en los medios o en dioses que los paganos creían y adoraban. Dicen: “no lo adoramos; solo lo veneramos”
· O, es más, confían sus almas y conciencias en sus líderes, como si fuera el Dios mismo. “Maldito el hombre, que confía en el hombre”
· ¿No es mejor confiar directamente en Dios
y su palabra revelada?
“Bendito el que confía en Jehová”
Jeremias 17:5,7. Amen.
Ministerio Hno. Pio
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