Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros… (Isaías 66:13).
El hogar es un lugar donde se puede desarrollar toda gracia del cielo.
El Señor se deleita en morar con aquellas familias que cultivan la religión del hogar y con quienes reina el espíritu de alabanza y alegría. Su pueblo necesita entender los principios que subyacen a la religión de Cristo, y estudiar cómo hacer de estos principios el elemento rector en la vida.
Esto llenará el hogar con la luz del sol. El fruto de la fe se verá en un auténtico servicio por Cristo.
Como quienes profesan seguir al manso y humilde Jesús, los padres cristianos nunca deberían permitir que el temperamento los domine.
Nunca deberían castigar a sus hijos con apresuramiento e ira.
Cuando hayan hecho algo malo, y ustedes creen que deben ser corregidos, lleven el asunto a Dios en oración.
Arrodillados ante el Señor, díganle a su Padre su dolor porque el Espíritu de Dios ha sido agraviado.
Busquen la bendición y la orientación de Dios en la educación de sus hijos... Cuando por medio de la ayuda del Espíritu divino los padres tienen éxito en llevar sus corazones a Él, Dios y los ángeles se regocijan.
Recuerden los padres que el ejemplo que dan en su conducta diaria habrán de seguirlo sus hijos... Recuerden que los reproches no lograrán nada en la formación del carácter cristiano.
Nunca producirá reforma, ni llevarán a los jóvenes a desear ser los escogidos de Cristo.
Con suavidad y paciencia busquen ganar a sus hijos del mal.
Busquen a Dios por sabiduría para guiarlos de tal forma que los amen a ustedes y amen a Dios.
Cuando sea necesario rehusarles sus deseos, muéstrenles bondadosamente que al hacerlo están buscando su bienestar más elevado.
Amen y estimen a sus hijos; pero no les permitan seguir sus propios caminos, porque esta es la maldición de la era en la que vivimos.
Muéstrenles dónde han cometido errores, y enséñenles que si no corrigen esas fallas, nunca se les dará un lugar en las mansiones que Jesús está preparando para los que le aman.
De esta forma mantendrán su amor y su confianza.
Los niños y los jóvenes necesitan la influencia de un ejemplo gozoso.
Necesitan instrucciones agradables...
Por medio de un ejemplo de paciencia y tolerancia, el padre cristiano ha de enseñar que el mal genio y la rudeza no tienen lugar en la vida del creyente en Cristo, que estas cualidades son desagradables a Dios.
A medida que sus hijos lo vean trayendo a su vida los principios de la verdad, ellos también serán llevados a luchar contra los malos hábitos y prácticas, y con ustedes reflejan la bondad y el amor de Dios.
-Signs of the Times, 14 de noviembre de 1911. RJ178/EGW/MHP 179
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=tn-DCHOLd-k&list=PLtrFh-HO7ogAi4YKz7zJQjd1Lir1aFaVt&index=21&pp=sAQB
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