viernes, 27 de abril de 2018

024.. ¡EVOLUCIÓN DE LOS RITOS A LOS SACRAMENTOS EN LA ERA CRISTIANA!


 ¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE UN RITO Y UN SACRAMENTO? ¿ES AUN NECESARIO, EL SACERDOCIO EN EL NUEVO TESTAMENTO? 

1.- EN EL BAUTISMO. 
El bautismo es el primer rito con que se encuentra el lector del registro evangélico. Era practicado por Juan el Bautista y por los discípulos, por instrucción de Jesucristo, quien también fue bautizado. Los apóstoles bautizaron posteriormente en cumplimiento de la gran comisión evangélica. Pero el bautismo tiene una historia aún más antigua. Los que eran sometidos por los sacerdotes a un régimen de purificación, eran bañados. En los días posteriores del judaísmo, esas abluciones eran, por lo menos, cumplidas por inmersión (ver Mishnah Mikwaoth). También los prosélitos ganados para la fe judía pasaban por un bautismo por inmersión cuando se incorporaban a la comunidad de los israelitas. 

Los esenios parece que también daban importancia a los lavamientos ceremoniales. Por lo tanto, cuando Juan el Bautista se presentó predicando su mensaje de arrepentimiento, 45 era natural que ofreciera una ceremonia de lavamiento a los que respondían a su mensaje. Mucha de su predicación la hizo en zonas rurales, en el "desierto", donde vivía poca gente. Cuando las personas iban a Juan arrepentidos y confesando sus pecados, él las llevaba al Jordán. Jesús mismo se sometió al bautismo a manos de su primo Juan, no en arrepentimiento por sus propios pecados, pues no los tenía, sino en relación con su obra como Redentor. Lo hizo para cumplir con "toda justicia" (Mat. 3: 15), para dar cada paso de la vida cristiana, no para su propia salvación sino para el mundo.

 Al participar Jesús de ese rito, dio a sus seguidores un ejemplo, y al mismo tiempo en su propia persona unió el rito con la verdad de la salvación. Aquí también, por primera vez, el don del Espíritu Santo acompañó al rito del bautismo. Jesús mismo no bautizaba después de comenzar su obra pública; sus discípulos oficiaban en ese rito. El bautismo llegó a ser una práctica general en la iglesia cristiana, y ha continuado siendo el medio de iniciar a los miembros nuevos al entrar a la iglesia, ya sea en la infancia, o al llegar al uso de razón, o siendo adultos, de acuerdo con las diferentes prácticas de los diversos grupos cristianos. 

*Que el bautismo de Juan no era suficiente para los que se convertían en seguidores completos de Cristo, se demuestra porque Pablo rebautizó a algunos que vinieron a él en Efeso, que sólo habían sido bautizados por el bautismo de Juan y que, como lo descubrió Pablo, no sabían nada del Espíritu Santo. El los instruyó más en el camino del cristianismo, los instruyó acerca del Espíritu Santo, y los rebautizó. En ese momento recibieron el bautismo del Espíritu Santo y hablaron en lenguas (Hech. 19: 1-7). 

NOTA: En Algunos casos, los que no llegaron a entender la doctrina se volvieron a bautizar, como sucede hoy. El problema no era el bautismo; sino el bautizado que no crece y se queda en su primera experiencia. Pero Los Apóstoles no se volvieron a Bautizar, se quedaron solo con el bautismo de Juan).

En la gran comisión que Jesús dio a sus discípulos, les ordenó que bautizaran a los conversos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; pero con frecuencia se registra el bautismo administrado en el nombre de Jesús, como la figura central de la presentación del plan de salvación. Esto no significa que no se usaba la fórmula bautismal regular de la comisión. Significa sencillamente que se destacaba el nombre de Jesús en la obra del Evangelio. 

*El Bautismo era por Inmersión, y desde los primeros casos, como los bautismos del etíope y de Cornelio en Cesarea, efectuados por Felipe y Pedro respectivamente, era una ceremonia sencilla desprovista de un ritual complicado. En cada caso de bautismo que se registra, se daba instrucción antes de administrar el rito. 

 Sin embargo, no mucho después de la era apostólica se produjeron en la iglesia notables CAMBIOS en el rito del bautismo. NO SÓLO se transformó en toda una ceremonia la administración del bautismo, sino que su significado y aun la forma del rito sufrieron un cambio. 

A mediados del siglo II, el autor de la Didajé escribió que para el bautismo sólo debe usarse agua viva, es decir, que corra; y que si no es posible bautizar en agua en movimiento o en agua detenida, es permitido derramar agua sobre la cabeza del candidato (Didajé 7). Aquí hay un cambio profundo en la comprensión del significado del rito, porque derramar agua nunca puede representar adecuadamente la muerte al hombre viejo de pecado y la resurrección a novedad de vida simbolizadas por la inmersión, como lo enseña Pablo (Rom. 6: 3-4). 

* LA DIDAJÉ también pide una triple inmersión, una añadidura que sin duda se usó desde antiguo en la ceremonia. Tertuliano (c. 225 d. C.) habla de la triple inmersión practicada en sus días como una "señal más amplia" del voto bautismal, y acompaña su afirmación con una descripción de una ceremonia bautismal muy complicada (De Corona 3). En esos mismos tiempos se estaba efectuando un cambio mucho más significativo en la práctica y el significado del bautismo.

 TERTULIANO sostenía a comienzos del siglo III que no había necesidad de bautizar a los párvulos, porque el bautismo no era necesario para su salvación. Prefería un bautismo "cuando han llegado a conocer a Cristo" (De baptismo 18). El hecho de que se opusiera al bautismo de los párvulos, señala que se practicaba en ese tiempo. Orígenes (m. c. 254), contemporáneo más joven de Tertuliano, declaró que el bautizar a los niños era una "tradición de los apóstoles" (Comentario sobre Romanos, v. 9).  

Y CIPRIANO instaba, casi al mismo tiempo, que el bautismo no debía ser negado a un párvulo "que se acerca con más facilidad, por esta misma razón, a la recepción del perdón de pecados; que a él le son perdonados, no sus propios pecados, sino los pecados de otro" (Epístola 58, A Fidus). Este concepto de que el bautismo lava el pecado original heredado de Adán se convirtió, especialmente en el Occidente, en la razón dominante para administrar el rito a los niños. 

*El bautismo llegó a ser considerado como un rito salvador. Se creía que el pecador estaba condenado si no recibía el bautismo.  
De este modo el BAUTISMO se transformó de un sencillo rito simbólico, con un profundo significado interno espiritual, en un SACRAMENTO.* 

*A MEDIDA QUE EL CARGO DEL ANCIANO PRINCIPAL EVOLUCIONABA HACIA UN OBISPADO MONÁRQUICO, el Obispo se fue convirtiendo en el depositario exclusivo del derecho de administrar el bautismo o de autorizar su administración. Al convertirse el hantisísmo en algo sacramental, se acrecentó la autoridad del obispo como si tuviera un poder sobrenatural que no poseían otros cristianos. 

*La Evolución Simultánea De La Cena Del Señor convertida en un rito que implicaba un poder sobrenatural (ver "La Cena del Señor"), también favoreció el desarrollo de la preeminencia del clero. El obispo llegó a ser un instrumento necesario para salvar a los pecadores, sin cuya ministracion no podía haber salvación. Esto significó el restablecimiento del sacerdocio en la iglesia cristiana, apesar de que la institución sacerdotal se había hecho innecesaria con el comienzo del ministerio de Jesucristo como Sumo Sacerdote en el santuario celestial. 

 *DE ESTA MANERA HUBO UNA TRIPLE SUCESIÓN DE ERRORES: (1) La falsa doctrina de la herencia del pecado original; 
(2) la perversión del bautismo al cambiar el rito de una sola inmersión del adulto a una triple aspersión de agua sobre la cabeza de un niño; 
(3) el hecho de dar al bautismo un significado sacramental, y hacer del obispo un sacerdote sacramental: una parodia del plan de salvación, una sustitución del sacerdocio de Cristo y una apostasía de la verdadera senda cristiana. Esta apostasía se convirtió en una realidad en la iglesia afines del siglo III. 

2.- EN LA CENA DEL SEÑOR.  
Una evolución paralela tuvo lugar en el caso de la Cena del Señor. La comida de confraternidad se practicaba tanto entre los judíos como entre los paganos. Se pedía que los hebreos emplearan las ofrendas de paz en una comida tal. La cena pascual era una comida cuyos ingredientes estaban estrictamente prescritos y de ella participaba el grupo familiar, o un grupo de amigos que habían ido juntos a Jerusalén para la fiesta. Cuando se acercaba la última pascua del ministerio de Jesús, él expresó su deseo de comerla con sus discípulos (Luc. 22: 15). Se hicieron los preparativos para tal fin, y la noche del jueves de la semana de la crucifixión, la víspera o comienzo de la parte oscura del 14 de Nisán, Jesús comió la pascua con sus discípulos (ver la 1.ª Nota Adicional de Mat. 26). 

*Probablemente al comienzo de la ceremonia, Jesús lavó los pies de sus discípulos. Luego estableció la Cena del Señor. Tomó el pan sin levadura, plano y delgado, de la cena de la pascua judía, y la copa que contenía el "fruto de la vid" Como los evangelistas invariablemente llaman a la bebida de la cena, y compartió esos elementos de la comida con sus discípulos. De acuerdo con la información proporcionada por el apóstol Pablo (1 Cor. 11: 23-26), Cristo los instruyó para que participaran del pan y del "fruto de la vid" como una representación de su cuerpo herido mortalmente cuando llevó los pecados del mundo, y de la sangre que derramó al morir por los hombres. 

*Esos emblemas deberían anunciar la muerte de Cristo hasta que él volviera por segunda vez. SIN EMBARGO, se introdujeron cambios extraños. Veinticinco años después de la muerte de Jesús puede verse que ya se había convertido en una costumbre, por lo menos en Corinto, que los miembros de la iglesia llevaran a esas reuniones alimento y vino para comer y beber (1 Cor. 11: 20-21). 

Pablo reprendió a los corintios por su exclusivismo y egoísmo manifestados en esos festines. La fiesta que acompañaba a la Cena del Señor era llamada agáp', o fiesta de amor. Judas se refiere a ella (vers. 12) y al mismo tiempo indica que había elementos adversos en la fiesta de amor. 

El reproche de Judas y la crítica de Pablo en cuanto a la fiesta de amor, y quizá el sentimiento cristiano en general acerca de los abusos, sin duda hicieron que esta característica del rito se esfumara de la práctica de la iglesia, y sólo quedara la sencilla Cena del Señor. A comienzos del siglo II se usa en las epístolas de Ignacio (A los filadelfos 4; A los esmirnenses 7-8) la palabra griega EUCARISTÍA, "acción de gracias", para la Cena del Señor. De este vocablo deriva "eucaristía", nombre específico para la Cena del Señor.

 
 *EL RITO DE LA CENA DEL SEÑOR CONTINUÓ EVOLUCIONANDO. 
 En el siglo II la Didajé ya daba el nombre de sacrificio a la Cena del Señor (14), y desde el tiempo de Gregorio de Nisa (In Christi resurrectionem, Oratio I) esta expresión se hace más frecuente. 

*De este modo creció la convicción de que la eucaristía significaba una repetición del sacrificio de Cristo. 

*Adviértase la transición: al comienzo la Cena del Señor fue un servicio de acción de gracias, como lo muestra claramente el término "eucaristía". Era un servicio conmemorativo en el que participaban los que creían que ya habían recibido el don de la salvación, por lo cual manifestaban su gratitud participando de los emblemas prescritos. “Sin embargo, gradualmente y a través de los pasos indicados, la cena se convirtió en un medio de salvación, como una repetición del sacrificio del Señor”. 

*En esta forma la cena, como el bautismo, se convirtió en un rito salvador (Como un fin en sí mismo), y de la misma manera hizo necesario un intercesor para administrarlo como un proceso sacramental. Tanto en la eucaristía como en el bautismo, el obispo era el intercesor oficiante, haciendo de sacerdote en el sentido del Antiguo Testamento o aun casi en el sentido pagano. 

*Este cambio de la Cena del Señor como un RECONOCIMIENTO de la salvación recibida a un ritual realizado como un medio de salvación, y de un servicio de acción de gracias A UN SACRAMENTO, no fue, de ninguna manera, una evolución inocente; fue una apostasía

 *Debido a este cambio, realizado sin autorización ni base bíblica en la interpretación de la naturaleza del bautismo y de la Cena del Señor, un sacerdocio cristiano intercesorio -una verdadera contradicción de términos- llegó a ser una necesidad eclesiástica y sacramental. La ambición de destacarse, siempre presente en el corazón humano, hizo que los hombres que tenían autoridad eclesiástica sintieran intensos deseos de cumplir con esas funciones. El sacerdocio humano en la iglesia cristiana se convirtió en un hecho consumado a mediados del siglo III. CBA MHP  

miércoles, 25 de abril de 2018

LA GRAN ESPERANZA CON LUIS GONCALVEZ

TEMAS: “Las Columnas De La Verdad” “El Poder Del Evangelio” 
“La Puerta De La Gracia” “Cristo Pronto Vendrá” “Los Dos Caminos” 
“El Bautismo Verdadero” “El Sello De Dios” “Una Luz, En Mi Camino” 

023. ROMA Y LOS CRISTIANOS



¿Por Qué Fueron Perseguidos Los Cristianos, 
Por El Imperio Romano? 

Los factores que ayudaron en la tarea de los apóstoles fueron: un gobierno relativamente estable, un sistema administrativo común, la justicia romana, una ciudadanía que cada vez se otorgaba con más facilidad, la paz preservada por legiones bien disciplinadas los caminos que llegaban hasta cada rincón del mundo entonces conocido, y su idioma -el griego- que se entendía casi en todas partes. 

 *Al principio la nueva religión aprovechó su vinculación con el judaísmo. La raza escogida había sido dispersada en muchos lugares del imperio, y sus creencias básicas con el tiempo fueron toleradas por los romanos. 

 *El cristianismo, como un desprendimiento de la fe más antigua, compartió esta tolerancia; pero después el judaísmo cayó en desgracia. Los judíos fueron expulsados de Roma durante el reinado de Claudio (Hech. 18: 2), y las vehementes aspiraciones nacionales de ello ocasionaron la rebelión en Palestina y las desastrosas guerras de los años 66-70 d. C., que culminaron con la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. 

 *Cuando empeoro la situación del judaísmo, la posición del cristianismo se hizo más peligrosa. Era una religión no reconocida legalmente, y sus miembros no estaban amparados por la ley. Cuando surgían dificultades, como cuando Roma fue incendiada en el año 64 d. C., fue fácil echarle la culpa a la comunidad cristiana; y la persecución que sobrevino estableció un terrible precedente que se siguió Fielmente en los años sucesivos. 

 *En estos tiempos en los que vivimos, hay liberta de conciencia, de opinión y religión. El cristianismo es reconocido y amparado en la mayoría de las naciones. 
 *¡Que privilegio tenemos todos en estos tiempos, 
que nadie nos persigue por creer en Dios! 
Un legado tan caro, debemos apreciarlo, llevando el evangelio a todo el mundo; como lo hicieron los cristianos del ayer. Amén. CBA MHP

martes, 24 de abril de 2018

022. ¿QUÉ ENTIENDES POR APACENTAR Y PASTOREAR LA GREY DEL SEÑOR?


15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. 16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. 17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. Juan 21

 *LA DIFERENCIA de significado entre "apacentar" y "pastorear" es muy pequeña en nuestro idioma. “El primero de los verbos se refiere más al hecho de dar pasto a los ganados. El segundo también da esa idea, pero le añade el cuidado general que debe tenerse de ellos” 

 RESTAURANDO A PEDRO 
*Cuando las faltas son privadas, se arreglan privadamente, pero cuando son faltas públicas, como el caso de Pedro al negar a su maestro, se arreglan públicamente. 
*Cristo tenía otra lección que dar, especialmente relacionada con Pedro. La forma en que Pedro había negado a su Maestro había ofrecido un vergonzoso contraste con sus anteriores profesiones de lealtad. Había deshonrado a Cristo e incurrido en la desconfianza de sus hermanos. 

*Ellos pensaban que no se le debía permitir asumir su posición anterior entre ellos, y él mismo sentía que había perdido su confianza. Antes de ser llamado a asumir de nuevo su obra apostólica, debía dar delante de todos ellos pruebas de su arrepentimiento. Sin esto, su pecado, aunque se hubiese arrepentido de él, podría destruir su influencia como ministro de Cristo. 

*El Salvador le dio oportunidad de recobrar la confianza de sus hermanos y, en la medida de lo posible, eliminar el oprobio que había atraído sobre el Evangelio. 
*En esto es dada una lección para todos los que siguen a Cristo. El Evangelio no transige con el mal. No puede disculpar el pecado. “Los pecados secretos han de ser confesados en secreto a Dios. Pero el pecado abierto requiere una confesión abierta”. 

*El oprobio que ocasiona el pecado del discípulo recae sobre Cristo. Hace triunfar a Satanás, y tropezar a las almas vacilantes. 
El discípulo debe, hasta donde esté a su alcance, eliminar ese oprobio dando prueba de su arrepentimiento. Mientras Cristo y los discípulos estaban comiendo juntos a orillas del mar, el Salvador dijo a Pedro, refiriéndose a sus hermanos: "Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?"752 

Pedro había declarado una vez: "Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado." (Mateo 26:33). Pero ahora supo estimarse con más verdad. "Sí, Señor -¬dijo:-- tú sabes que te amo." No aseguró vehementemente que su amor fuese mayor que el de sus hermanos. No expresó su propia opinión acerca de su devoción. Apeló a Aquel que puede leer todos los motivos del corazón, para que juzgase de su sinceridad: "Tú sabes que te amo." Y Jesús le ordeno: "Apacienta mis corderos." Nuevamente Jesús probó a Pedro, repitiendo sus palabras anteriores: "Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?" 

Esta vez no preguntó a Pedro si le amaba más que sus hermanos. La segunda respuesta fue como la primera, libre de seguridad extravagante: "Sí, Señor: tú sabes que te amo." Y Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas." Una vez más el Salvador le dirige la pregunta escrutadora: "Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?" Pedro se entristeció; pensó que Jesús dudaba de su amor. Sabía que su Maestro tenía motivos para desconfiar de él, y con corazón dolorido contestó: "Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo." Y Jesús volvió a decirle: "Apacienta mis ovejas." 

 Tres veces había negado Pedro abiertamente a su Señor, y tres veces Jesús obtuvo de él la seguridad de su amor y lealtad, haciendo penetrar en su corazón esta aguda pregunta, como una saeta armada de púas que penetrase en su herido corazón. Delante de los discípulos congregados, Jesús reveló la profundidad del arrepentimiento de Pedro, y demostró cuán cabalmente humillado se hallaba el discípulo una vez jactancioso. 

Pedro era naturalmente audaz e impulsivo, y Satanás se había valido de estas características para vencerle. Precisamente antes de la caída de Pedro, Jesús le había dicho: "Satanás os ha pedido para zarandaros como a trigo; mas yo he rogado por ti que tu fe no falte: y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos." (Lucas 22:31,32). Había llegado ese momento, y era evidente la transformación realizada en Pedro. Las preguntas tan apremiantes por las cuales el Señor le había probado, no habían arrancado una sola respuesta impetuosa o vanidosa; y a causa de su humillación y arrepentimiento, Pedro estaba mejor preparado que nunca antes para actuar como pastor del rebaño. 

*La primera obra que Cristo confió a Pedro al restaurarle en 753 su ministerio consistía en apacentar a los corderos. Era una obra en la cual Pedro tenía poca experiencia. Iba a requerir gran cuidado y ternura, mucha paciencia y perseverancia. Le llamaba a ministrar a aquellos que fuesen jóvenes en la fe, a enseñar a los ignorantes, a presentarles las Escrituras y educar los para ser útiles en el servicio de Cristo. 

*Hasta entonces Pedro no había sido apto para hacer esto, ni siquiera para comprender su importancia. Pero ésta era la obra que Jesús le ordenaba hacer ahora. Había sido preparado para ella por el sufrimiento y el arrepentimiento que había experimentado. Antes de su caída, Pedro había tenido la costumbre de hablar inadvertidamente, bajo el impulso del momento. Siempre estaba listo para corregir a los demás, para expresar su opinión, antes de tener una comprensión clara de sí mismo o de lo que tenía que decir. Pero el Pedro convertido era muy diferente. 

Conservaba su fervor anterior, pero la gracia de Cristo regía su celo. Ya no era impetuoso, confiado en sí mismo, ni vanidoso, sino sereno, dueño de sí y dócil. Podía entonces alimentar tanto a los corderos como a las ovejas del rebaño de Cristo. 
La manera en que el Salvador trató a Pedro encerraba una lección para él y sus hermanos. Les enseñó a tratar al transgresor con paciencia, simpatía y amor perdonador. Aunque Pedro había negado a su Señor, el amor de Jesús hacia él no vaciló nunca. 
Un amor tal debía sentir el subpastor por las ovejas y los corderos confiados a su cuidado. Recordando su propia debilidad y fracaso, Pedro debía tratar con su rebaño tan tiernamente como Cristo le había tratado a él. 

*La pregunta que Cristo había dirigido a Pedro era significativa. Mencionó sólo una condición para ser discípulo y servir. "¿Me amas?" dijo. Esta es la cualidad esencial. Aunque Pedro poseyese todas las demás, sin el amor de Cristo no podía ser pastor fiel sobre el rebaño del Señor. El conocimiento, la benevolencia, la elocuencia, la gratitud y el celo son todos valiosos auxiliares en la buena obra; pero sin el amor de Jesús en el corazón, la obra del ministro cristiano fracasará seguramente. EGWDTG MHP

lunes, 23 de abril de 2018

02. ¡CUANDO LA INCREDULIDAD, TOMA EL LUGAR DE LA FE!


24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Juan 20. 

Si no viere… "De ninguna manera creeré"
Dios siempre da a los hombres suficiente evidencia en la cual fundamentar su fe, y los que están dispuestos a aceptarla, siempre pueden hallar el camino para llegar al Señor. 
 Al mismo tiempo, el Altísimo no obliga a los hombres para que crean en contra de la voluntad de ellos, pues si así procediera él, los despojaría del derecho de usar su libre albedrío. 

 Si todos los hombres fueran como Tomás, las generaciones posteriores nunca podrían llegar a un conocimiento del Salvador. En realidad, nadie -fuera de los pocos centenares que con sus propios ojos vieron al Señor resucitado- habría creído en él. Pero a todos los que lo reciben por fe y creen en su nombre (ver com. cap. 1: 12), el cielo les reserva una bendición especial: "Bienaventurados los que no vieron, y creyeron" (cap. 20:29). CBA    

ADIÓS AL REINO TERRENAL
 *Cuando Cristo se encontró por primera vez con los discípulos en el aposento alto, Tomás no estaba con ellos. 
Oyó el informe de los demás y recibió abundantes pruebas de que Jesús había resucitado; pero la lobreguez y la incredulidad llenaban su alma. El oír a los discípulos hablar de las maravillosas manifestaciones del Salvador resucitado no hizo sino sumirlo en más profunda desesperación.

 *Si Jesús hubiese resucitado realmente de los muertos no podía haber entonces otra esperanza de un reino terrenal. Y hería su vanidad el pensar que su Maestro se revelase a todos los discípulos excepto a él. Estaba resuelto a no creer, y por una semana entera reflexionó en su condición, que le parecía tanto más obscura en contraste con la esperanza y la fe de sus hermanos. 
 Durante ese tiempo, declaró repetidas veces: "Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré." 
No quería ver por los ojos de sus hermanos, ni ejercer fe por su testimonio. Amaba ardientemente a su Señor, pero permitía que los celos y la incredulidad dominasen su mente y corazón. 

 Unos cuantos de los discípulos hicieron entonces del familiar aposento alto su morada temporal, y a la noche se reunían todos excepto Tomás. Una noche, Tomás resolvió reunirse con los demás. A pesar de su incredulidad, tenía una débil esperanza de que fuese verdad la buena nueva. Mientras los discípulos estaban cenando, hablaban de las evidencias que Cristo les había dado en las profecías. Entonces "vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en medio, y dijo: Paz a vosotros." Volviéndose hacia Tomás dijo: "Mete tu dedo aquí, y ve mis manos: y alarga acá tu mano, y métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino fiel." Estas palabras demostraban que él conocía los pensamientos y las palabras de Tomás. 

El discípulo acosado por la duda sabía que ninguno de sus compañeros había visto a Jesús desde hacía una semana. No podían haber 748 hablado de su incredulidad al Maestro. Reconoció como su Señor al que tenía delante de sí. No deseaba otra prueba. Su corazón palpitó de gozo, y se echó a los pies de Jesús clamando: "¡Señor mío, y Dios mío!" Jesús aceptó este reconocimiento, pero reprendió suavemente su incredulidad: "Porque me has visto, Tomás, creíste: bienaventurados los que no vieron y creyeron."    La fe de Tomás habría sido más grata a Cristo si hubiese estado dispuesto a creer por el testimonio de sus hermanos. 

 *Si el mundo siguiese ahora el ejemplo de Tomás, nadie creería en la salvación; porque todos los que reciben a Cristo deben hacerlo por el testimonio de otros. 


 *Muchos aficionados a la duda se disculpan diciendo que si tuviesen las pruebas que Tomás recibió de sus compañeros, creerían. No comprenden que no solamente tienen esa prueba, sino mucho más. Muchos que, como Tomás, esperan que sea suprimida toda causa de duda, no realizarán nunca su deseo. Quedan gradualmente confirmados en la incredulidad. 
Los que se acostumbran a mirar el lado sombrío, a murmurar y quejarse, no saben lo que hacen. Están sembrando las semillas de la duda, y segarán una cosecha de duda. En un tiempo en que la fe y la confianza son muy esenciales, muchos se hallarán así incapaces de esperar y creer. 

 *En el trato que concedió a Tomás, Jesús dio una lección para sus seguidores. Su ejemplo demuestra cómo debemos tratar a aquellos cuya fe es débil y que dan realce a sus dudas. Jesús no abrumó a Tomás con reproches ni entró en controversia con él. Se reveló al que dudaba. Tomás había sido irrazonable al dictar las condiciones de su fe, pero Jesús, por su amor y consideración generosa, quebrantó todas las barreras. 

 *La incredulidad queda rara vez vencida por la controversia. Se pone más bien en guardia y halla nuevo apoyo y excusa. Pero revélese a Jesús en su amor y misericordia como el Salvador crucificado, y de muchos labios antes indiferentes se oirá el reconocimiento de Tomás: "¡Señor mío, y Dios mío!" 
EGW DTG. MHP

viernes, 20 de abril de 2018

021. ¿QUÉ ES VERDAD?


30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él. 31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8.

 *Verdad, Palabra frecuente en Juan. En su significado básico, verdad es lo que corresponde con la realidad. 
 Como en este caso, Juan con frecuencia usa la palabra en un sentido más amplio para indicar lo que es verdadero en las cosas que atañen a Dios y a los deberes del hombre, o, en un sentido más restringido, las realidades enseñadas en la religión cristiana acerca de Dios y la ejecución de los propósitos divinos mediante Cristo. Esta revelación había sido dada por Jesús (cap. 1: 17). 
 En realidad, él era "la verdad" (cap. 14: 6). Estaba "lleno de gracia y de verdad" (cap. 1: 14). Estas realidades concernientes a la religión cristiana también son reveladas por el Espíritu, el cual en sí mismo es verdad (1 Juan 5: 6; cf. Juan 14: 17, 26) y por la Palabra (Juan 17: 17; ver com. cap. 1: 14). 

 OS HARÁ LIBRES. 
Las gloriosas verdades del Evangelio habían sido anticipadas en los escritos de Moisés y los profetas. Pablo describe la era del AT como una era de "gloria", y advierte que la nueva era la sobrepujará grandemente (2 Cor. 3: 9). 
 Pero muchas de las verdades concernientes a la religión de Jehová habían sido oscurecidas por las innovaciones de los judíos.
  La mente del pueblo estaba cegada, y un velo cubría su corazón cuando leía el AT (2 Cor. 3: 14-15). Estaban atados por las pesadas tradiciones de los ancianos (Mat. 23: 4; ver com. Mar. 7: 1-13) y por sus pecados (Rom. 2: 17-24; cf. Rom. 6: 14; Gál. 4: 21).

 Jesús vino para libertarlos. Declaró que su ministerio era "pregonar libertad a los cautivos" (Luc. 4: 18) y prometió libertad a los que aceptaban la verdad (cf. 2 Cor. 3: 17; Gál. 5: 1).

 En la biblia, encontramos las columnas o bases de la verdad. Que en resumidas cuentas es Dios. La fuente suprema de la cual emanan: Cinco son las columnas de la verdad:
 1. Dios. (Jeremías 10:10). 
2. Jesús. (San Juan 14:6). 
3. El Espíritu Santo (1 Juan 5:6; San Juan 16:13).
 4. La Biblia. (San Juan 17:17). 
5. La Ley de Dios. (Salmos 119:151, 142; Romanos 7:12). 
 CBA MHP

sábado, 14 de abril de 2018

01. ¡LA INFLUENCIA DE LAS PALABRAS!


Estrechamente relacionada con la amonestación de Cristo acerca del pecado contra el Espíritu Santo, se halla la amonestación contra las palabras ociosas y perversas. Las palabras son un indicio de lo que hay en el corazón. "Porque de la abundancia del corazón habla la boca." Pero las palabras son más que un indicio del carácter; tienen poder para reaccionar sobre el carácter. 

Los hombres sienten la influencia de sus propias palabras. Con frecuencia, bajo un impulso momentáneo, provocado por Satanás, expresan celos o malas sospechas, dicen algo que no creen en realidad; pero la expresión reacciona sobre los pensamientos. Son engañados por sus palabras, y llegan a creer como verdad lo que dijeron a instigación de Satanás. 

Habiendo expresado una vez una opinión o decisión, son, con frecuencia, demasiado orgullosos para retractarse, y tratan de demostrar que tienen razón, hasta que llegan a creer que realmente la tienen. Es peligroso pronunciar una palabra de duda, peligroso poner en tela de juicio y criticar la verdad divina. 

La costumbre de hacer críticas descuidadas e irreverentes reacciona sobre el carácter y fomenta la irreverencia e incredulidad. Más de un hombre que seguía esta costumbre ha proseguido, inconsciente del peligro, hasta que estuvo dispuesto a criticar y rechazar la obra del Espíritu Santo.
 Jesús dijo: "Toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado." EGWDTG 290 

020. ¡YO SOY LA LUZ DEL MUNDO!


Era de mañana; el sol acababa de levantarse sobre el monte de las Olivas, y sus rayos caían con deslumbrante brillo sobre los palacios de mármol, e iluminaban el oro de las paredes del templo, cuando Jesús, señalándolo, dijo: "Yo soy la luz del mundo." 
 Mucho tiempo después estas palabras fueron repetidas, por uno que las escuchara, en aquel sublime pasaje: "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron." "Era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.'* (Juan 1:4, 5,9). 

 Y mucho después de haber ascendido Jesús al cielo, Pedro también, escribiendo bajo la iluminación del Espíritu divino, recordó el símbolo que Cristo había usado: "Tenemos también la palabra profética más permanente, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar obscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones."* (2 Pedro 1:19). 

 En la manifestación de Dios a su pueblo, la luz había sido siempre un símbolo de su presencia. A la orden de la palabra creadora, en el principio, la luz resplandeció de las tinieblas. La luz fue envuelta en la columna de nube de día y en la columna de fuego de noche, para guiar a las numerosas huestes de Israel. La luz brilló con tremenda majestad, alrededor del Señor, sobre el monte Sinaí.

 La luz descansaba sobre el propiciatorio en el tabernáculo. La luz llenó el templo de Salomón al ser dedicado. La luz brilló sobre las colinas de Belén cuando los ángeles trajeron a los pastores que velaban el mensaje de la redención. Dios es luz; y en las palabras: "Yo soy la luz del mundo," Cristo declaró su unidad con Dios, y su relación con toda la familia humana. Era él quien al principio había hecho "que de las tinieblas resplandeciese la luz." * (2 Cor. 4:6).



 Él (Cristo), es la luz del sol, la luna y las estrellas. Él era la luz espiritual que, mediante símbolos, figuras y profecías, había resplandecido sobre Israel. Pero la luz no era dada solamente para los judíos. Como los rayos del sol penetran hasta los remotos rincones de la tierra, así la luz del Sol de justicia brilla sobre toda alma. "Aquel era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo."

 El mundo ha tenido sus grandes maestros, hombres de intelecto gigantesco y penetración maravillosa, hombres cuyas declaraciones han estimulado el pensamiento y abierto vastos campos de conocimiento; y esos hombres han sido honrados como guías y benefactores de su raza. 
Pero hay Uno que está por encima de ellos. "Más a todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios." "A Dios nadie le vio jamás: el unigénito Hijo, que 430 está en el seno del Padre, él le declaró."*(Juan 1:12,18).

 Podemos remontar la línea de los grandes maestros del mundo hasta donde se extienden los anales humanos; pero la Luz era anterior a ellos. Como la luna y los planetas del sistema solar brillan por la luz reflejada del sol, así, hasta donde su enseñanza es verdadera, los grandes pensadores del mundo reflejan los rayos del Sol de justicia. Toda gema del pensamiento, todo destello de la inteligencia, procede de la Luz del mundo. 

 Hoy día oímos hablar mucho de la "educación superior."La verdadera "educación superior" la imparte Aquel "en el cual están escondidos todos los tesoros de sabiduría y conocimiento." "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres."*Colosenses 2:3; Juan 1:4. 

 "El que me sigue --dijo Jesús,-- no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida." Con las palabras: "Yo soy la luz del mundo," Jesús declaró ser el Mesías. En el templo donde Cristo estaba enseñando, Simón el anciano lo había declarado "luz para ser revelada a los Gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel."*(Lucas 2:32). En esas palabras, le había aplicado una profecía familiar para todo Israel. 

El Espíritu Santo había declarado por el profeta Isaías: "Poco es que tú me seas siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures los asolamientos de Israel: también te di por luz de las gentes, para que seas mi salud hasta lo postrero de la tierra."* (Isaías 49:6). Se entendía generalmente que esta profecía se refería al Mesías, y cuando Jesús dijo: "Yo soy la luz del mundo," el pueblo no pudo dejar de reconocer su aserto de ser el Prometido. DTG 428-430. MHP

019. ¡DESCUBRE LA LIBERTAD REAL! EGW


"De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado." Juan 8:34. 

 Ellos estaban en la peor clase de servidumbre: regidos por el espíritu del maligno. Todo aquel que rehúsa entregarse a Dios está bajo el dominio de otro poder. No es su propio dueño. Puede hablar de libertad, pero está en la más abyecta esclavitud. No le es dado ver la belleza de la verdad, porque su mente está bajo el dominio de Satanás. Mientras se lisonjea de estar siguiendo los dictados de su propio juicio, obedece la voluntad del príncipe de las tinieblas. Cristo vino a romper las cadenas de la esclavitud del pecado para el alma. "Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres." "Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús --se nos dice-- me ha librado de la ley del pecado y de la muerte."*(Romanos 8:2). 

 En la obra de la redención no hay compulsión. No se emplea ninguna fuerza exterior. Bajo la influencia del Espíritu de Dios, el hombre está libre para elegir a quien ha de servir. En el cambio que se produce cuando el alma se entrega a Cristo, hay la más completa sensación de libertad. La expulsión del pecado es obra del alma misma. Por cierto, no tenemos poder para librarnos a nosotros mismos del dominio de Satanás; pero cuando deseamos ser libertados del pecado, y en nuestra gran necesidad clamamos por un poder exterior y superior a nosotros, las facultades del alma quedan dotadas de la fuerza divina del Espíritu Santo y obedecen los dictados de la voluntad, en cumplimiento de la voluntad de Dios. La única condición bajo la cual es posible la libertad del hombre, es que éste llegue a ser uno con Cristo. 

"La verdad os libertará;" y Cristo es la verdad. El pecado puede triunfar solamente debilitando la mente y destruyendo la libertad del alma. La sujeción a Dios significa la rehabilitación de uno mismo, de la verdadera gloria y dignidad del hombre. La ley divina, a la cual somos inducidos a sujetarnos, es "la ley de libertad." *Santiago 2:12. EGWDTG 431,432. MHP