lunes, 31 de mayo de 2021

18. SAMUEL Y SAÚL (ENLACES)

22. “LA ELECCIÓN DEL PUEBLO”

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23. “LAS CUALIDADES NO FALTAN”

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24. “ADELANTÁNDOSE A DIOS”

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25. “HALLADO FALTO”

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26. “LA HORA DEL VALOR”

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27. “EL VERDADERO REY”

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28. “ACCIÓN RECIPROCA”

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29. “PROBADO OTRA VEZ”

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30. “NO ERA DE CONFIANZA”

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31. “EL BALIDO DE LAS OVEJAS”

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 AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVvHzeTZHeg9LuyEsTpEZcLf


31. “EL BALIDO DE LAS OVEJAS” (SAMUEL Y SAÚL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 15.

Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. (1 Sam. 15: 11).

Mientras Saúl y su ejército volvían a sus hogares entusiasmados por la victoria, había profunda angustia en la casa de Samuel el profeta. Este había recibido del Señor un mensaje que denunciaba el procedimiento del rey. . . El profeta se afligió profundamente por la conducta del rey rebelde, y lloró y oró toda la noche pidiendo que se revocara la terrible sentencia.

El arrepentimiento de Dios no es como el del hombre.  "El Vencedor de Israel no mentirá, ni se arrepentirá: porque no es hombre que se arrepienta". El arrepentimiento del hombre implica un cambio de parecer. El arrepentimiento de Dios implica un cambio de circunstancias y relaciones. El hombre puede cambiar su relación hacia Dios al cumplir las condiciones que le devolverán el favor divino, o puede, por su propia acción, colocarse fuera de la condición favorecedora; pero el Señor es el mismo "ayer, y hoy, y por los siglos" (Heb. 13:8). La desobediencia de Saúl cambió su relación para con Dios; pero quedaron sin alteración las condiciones para ser aceptado por Dios: los requerimientos de Dios seguían siendo los mismos; pues en él "no hay mudanza, ni sombra de variación" (Sant. 1:17).

Con corazón adolorido salió el profeta la siguiente mañana al encuentro del rey descarriado. Samuel abrigaba la esperanza de que Saúl, al reflexionar, reconociera su pecado, y por el arrepentimiento y humillación, fuese restaurado al favor divino. 

Pero cuando se ha dado el primer paso en el sendero de la transgresión, el camino se vuelve fácil. Saúl, envilecido por su desobediencia, vino al encuentro de Samuel con una mentira en los labios. Exclamó: "Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová". Los ruidos que oía el profeta desmentían la declaración del rey desobediente (PP 682, 683).

Saúl negaba su pecado aún mientras el mugido de los bueyes y el balido de las ovejas estaban publicando su culpa (Carta 12a, 1893). 158

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domingo, 30 de mayo de 2021

30. “NO ERA DE CONFIANZA” (SAMUEL Y SAÚL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 15.

Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, y de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir. (1 Sam. 15: 9).

Desde que los filisteos fueron derrotados en Micmas, Saúl había guerreado contra Moab, Amón y Edom, como también contra los amalecitas y los filisteos; y dondequiera que dirigiera sus armas, ganaba nuevas victorias.  Al recibir la orden de ir contra los amalecitas, en seguida proclamó la guerra. A su autoridad de rey se agregó la del profeta, y al ser convocados para la batalla, todos los hombres de Israel acudieron a su estandarte.

Esta expedición no se había de emprender con un objeto de engrandecimiento personal; los israelitas no habían de recibir ni el honor de la conquista ni los despojos de sus enemigos.  Debían emprender aquella guerra únicamente como un acto de obediencia a Dios, con el propósito de ejecutar el juicio de él contra los amalecitas. Dios quería que todas las naciones contemplaran la suerte funesta de aquel pueblo que había desafiado su soberanía, y que notaran cómo era destruido por el pueblo mismo que habían menospreciado. . .

La victoria contra los amalecitas fue la más brillante que Saúl jamás ganara, y sirvió para reanimar el orgullo de su corazón, que era su mayor peligro. El edicto divino que condenaba a los enemigos de Dios a la destrucción total, no fue sino parcialmente cumplido. Con la ambición de realzar el honor de su regreso triunfal con la presencia de un cautivo real, Saúl se aventuró a imitar las costumbres de las naciones vecinas, y por eso, salvó a Agag, el feroz y belicoso rey de los amalecitas. 

El pueblo se reservó lo mejor de los rebaños, manadas y bestias de carga, disculpando su pecado con la excusa de que guardaba el ganado para ofrecerlo como sacrificio al Señor. Pero su objeto era usar estos animales meramente como sustitutos, para economizar su propio ganado. A Saúl se le había sometido ahora a la prueba final. Su presuntuoso desprecio de la voluntad de Dios, al revelar su resolución de gobernar como monarca independiente, demostró que no se le podía confiar el poder real como vicegerente del Señor (Patriarcas y Profeta, págs. 681, 682). 157

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sábado, 29 de mayo de 2021

29. “PROBADO OTRA VEZ” (SAMUEL Y SAÚL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 15.

Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él. (1 Sam. 15: 3).

El Señor envió a su siervo con otro mensaje para Saúl. Por la obediencia podía probar todavía que era fiel a Dios y digno de ir a la cabeza de Israel. Samuel fue adonde estaba el rey, y le entregó el mensaje del Señor. . .

Los amalecitas fueron los primeros que guerrearon contra Israel en el desierto; y a causa de este pecado, juntamente con la manera en que desafiaban a Dios y se envilecieron por la idolatría, el Señor, por medio de Moisés, había pronunciado sentencia contra ellos. . . Durante cuatrocientos años se había postergado la ejecución de esta sentencia; pero los amalecitas no se habían apartado de sus pecados. El Señor sabía que esta gente impía raería, si fuese posible, su pueblo y su culto de la tierra. Ahora había llegado la hora en que debía ejecutarse la tan diferida sentencia.

La paciencia de Dios hacia los impíos envalentona a los hombres en la transgresión; pero el hecho de que su castigo se demore no lo hará menos seguro ni menos terrible. . . Aunque no se deleita en la venganza, ejecutará su juicio contra los transgresores de su ley. Se ve forzado a ello, para salvar a los habitantes de la tierra de la depravación y la ruina total. Para salvar a algunos, debe eliminar a los que se han empedernido en el pecado. . .

Mediante terribles actos de justicia vindicará la autoridad de su ley pisoteada. El mismo hecho de que le repugna ejecutar la justicia, atestigua la enormidad de los pecados que exigen sus juicios, y la severidad de la retribución que espera al transgresor.

Pero aun mientras Dios ejecuta su justicia, recuerda la misericordia. Los amalecitas debían ser destruidos, pero los cineos, que moraban entre ellos, se habían de salvar.

Este pueblo, aunque no estaba enteramente libre de idolatría, adoraba a Dios, y manifestaba amistad hacia Israel.  De esta tribu procedía el cuñado de Moisés, Hobab, quien había acompañado a los israelitas en sus viajes por el desierto, y por su conocimiento del país les había prestado valiosos servicios (Patriarcas y Profetas, págs. 679-681). 156

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viernes, 28 de mayo de 2021

28. “ACCIÓN RECIPROCA” (SAMUEL Y SAÚL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 14: 36-46.

Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. (Mat. 7: 2).

Saúl no pudo menos que reconocer que su hijo le era preferido tanto por el pueblo como por el Señor. La salvación de Jonatán constituyó un reproche severo para la temeridad del rey. Presintió que sus maldiciones recaerían sobre su propia cabeza. No prosiguió ya la guerra contra los filisteos, sino que regresó a su pueblo, melancólico y descontento.

Los que están más dispuestos a excusarse o justificarse en el pecado son a menudo los más severos para juzgar y condenar a los demás.  Muchos, como Saúl, atraen sobre sí el desagrado de Dios, pero rechazan los consejos y menosprecian las reprensiones. Aun cuando están convencidos de que el Señor no está con ellos, se niegan a ver en sí mismos la causa de su dificultad. Albergan un espíritu orgulloso y jactancioso, mientras se entregan a juzgar y reconvenir cruel y severamente a otros que son mejores que ellos...

A menudo los que procuran ensalzarse se ven puestos en situaciones que revelan su carácter. Así pasó en el caso de Saúl. Su conducta convenció al pueblo de que apreciaba el honor y la autoridad reales más que la justicia, la misericordia o la benevolencia. Así fue inducido a ver el error que había cometido al rechazar la forma de gobierno que Dios le había dado. El pueblo había renunciado al profeta piadoso, cuyas oraciones habían traído grandes bendiciones, por un rey que en su celo ciego había impetrado una maldición sobre ellos.

Si los hombres de Israel no hubieran intervenido para salvar la vida de Jonatán, su libertador habría perecido por decreto del rey. ¡Con qué dudas y vacilaciones debe haber seguido aquel pueblo desde entonces la dirección de Saúl! ¡Cuán amargo les habrá sido pensar que había sido colocado en el trono por decisión de ellos mismos!  El Señor soporta por mucho tiempo los extravíos de los hombres, y a todos les otorga la oportunidad de ver y abandonar sus pecados; pero aun cuando parecería que hace prosperar a los que menosprecian su voluntad y pasan por alto sus advertencias, pondrá oportuna y seguramente de manifiesto la insensatez de ellos (Patriarcas y Profetas, págs. 677, 678). 155

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jueves, 27 de mayo de 2021

27. “EL VERDADERO REY” (SAMUEL Y SAÚL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 14: 24-46.

Cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. (1 Sam. 14: 24).

La orden de no comer fue motivada por una ambición egoísta, y demostraba que el rey era indiferente a las necesidades de su pueblo cuando ellas contrariaban su deseo de ensalzamiento propio. Y al confirmar esta prohibición mediante un juramento solemne, demostró Saúl que era profano a la vez que temerario. Las palabras mismas de la maldición atestiguan que el celo de Saúl era en favor suyo, y no para la gloria de Dios. Declaró que su propósito no era "que el Señor fuese vengado de sus enemigos", sino "que haya tomado venganza de mis enemigos". . .

Durante la batalla, Jonatán, que nada sabía del mandamiento del rey, lo violó inadvertidamente al comer un poco de miel mientras pasaba por el bosque. Saúl lo supo por la noche. Había declarado que la violación de su edicto sería castigada con la muerte. Aunque Jonatán no se había hecho culpable de un pecado voluntario, a pesar de que Dios le había preservado la vida milagrosamente y había obrado la liberación por medio de él, el rey declaró que la sentencia debía ejecutarse. Perdonar la vida a su hijo habría sido de parte de Saúl reconocer tácitamente que había pecado al hacer un voto tan temerario. Habría humillado su orgullo personal. "Así me haga Dios -fue la terrible sentencia- y así me añada, que sin duda morirás, Jonatán". . .

Hacia poco que, en Gilgal, Saúl había pretendido oficiar como sacerdote, contrariando el mandamiento de Dios. Cuando Samuel le reprendió, se obstinó en justificarse. Ahora que se había desobedecido a su propio mandato, a pesar de que era un desacierto y había sido violado por ignorancia, el rey y padre sentenció a muerte a su propio hijo.

El pueblo se negó a permitir que la sentencia fuese ejecutada. Desafiando la ira del rey, declaró: "¿Ha pues de morir Jonatán, el que ha hecho esta salud grande en Israel?  No será así. Vive Jehová que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha obrado hoy con Dios". El orgulloso monarca no se atrevió a menospreciar este veredicto unánime, y así se salvó la vida de Jonatán (Patriarcas y Profetas, págs. 676, 677). 154

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miércoles, 26 de mayo de 2021

26. “LA HORA DEL VALOR” (SAMUEL Y SAÚL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW

1 Sam. 14: 1-17.

Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos. (1 Sam. 14: 6).

A causa del pecado de presunción cometido por Saúl al prestar su sacrificio, el Señor no quiso darle el honor de vencer a los filisteos. Jonatán, el hijo del rey, hombre que temía al Señor, fue escogido como el instrumento que había de liberar a Israel. Movido por un impulso divino, propuso a su escudero que hicieran un ataque secreto contra el campamento del enemigo. . .

Juntos se retiraron secretamente del campamento, no fuese que sus propósitos encontraran oposición. Después de orar con fervor al Guía de sus padres, convinieron en una señal por medio de la cual determinarían su modo de proceder. . . Al aproximarse al fuerte filisteo, fueron vistos por sus enemigos, quienes exclamaron en tono insultante: "He aquí los hebreos, que salen de las cavernas en que se habían escondido", y los desafiaron diciéndoles: "Subid a nosotros, y os haremos saber una cosa", con lo cual querían decir que castigarían a los dos israelitas por su atrevimiento. 

Este reto era la señal que Jonatán y su compañero habían convenido en aceptar como testimonio de que el Señor daría éxito a su empresa. Desapareciendo entonces de la vista de los filisteos, y escogiendo un sendero secreto y difícil, los guerreros se dirigieron a la cumbre de una peña que había sido considerada inaccesible, y que no estaba muy resguardada. Penetraron así en el campamento del enemigo, y mataron a los centinelas, que, abrumados por la sorpresa y el temor, no ofrecieron resistencia alguna.

Los ángeles del cielo escudaron a Jonatán y a su acompañante; pelearon a su lado, y los filisteos sucumbieron delante de ellos (Patriarcas y Profetas, págs. 674, 675).

Estos dos hombres dieron evidencia de que estaban actuando bajo la influencia y el mandato de Alguien superior a un general humano. De acuerdo con las apariencias externas, esta aventura era temeraria, y contraria a todas las reglas militares. 

Pero el acto de Jonatán no se llevó a cabo a base de arrojo humano. No dependía de lo que él con su escudero pudieran hacer; era el instrumento que Dios empleó en favor de su pueblo Israel (Hijos e Hijas de Dios, pág. 210). 153

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martes, 25 de mayo de 2021

25. “HALLADO FALTO” (SAMUEL Y SAÚL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 13. 1-16.

Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. (1 Sam. 13:10).

Dios había ordenado que sólo los que habían sido consagrados para el servicio divino podían presentarle los sacrificios. Pero Saúl mandó: "Traedme holocaustos y sacrificios pacíficos", y así como estaba, equipado con su armadura y sus armas de guerra, se acercó al altar y ofreció el sacrificio delante de Dios. . . Si Saúl hubiera cumplido las condiciones bajo las cuales se prometió la ayuda divina, el Señor habría librado maravillosamente a Israel mediante los pocos que permanecieran fieles al rey. Pero Saúl estaba tan satisfecho de sí mismo y de su obra, que fue al encuentro del profeta como quien merecía alabanza y no desaprobación (Patriarcas y Profetas, págs. 671, 672).

Saúl trató de justificar su propia conducta y culpó al profeta en vez de condenarse a sí mismo. Hoy hay muchos que siguen una conducta similar. Como Saúl, están ciegos ante sus errores. Cuando el Señor quiere corregirlos, reciben el reproche como un insulto y encuentran fallas en el que trae el mensaje divino.

Si Saúl hubiese estado ansioso de ver y confesar su error, esta amarga experiencia hubiera sido una salvaguardia para el futuro. Hubiera evitado las faltas que posteriormente atrajeron la reprobación divina. Pero como le parecía que se lo estaba condenando injustamente, con toda seguridad estaría dispuesto a cometer otra vez el mismo pecado.

El Señor quiere que su pueblo, bajo todas las circunstancias, manifieste una confianza absoluta en él. Aunque no podamos siempre comprender las formas de actuar de su providencia, debiéramos esperar con paciencia y humildad hasta que él vea conveniente aclarárnoslas (SDA Bible Commentary, tomo 2, págs. 1014, 1015).

La transgresión de Saúl mostró que era indigno de que se le confiaran responsabilidades sagradas. . . Si hubiera soportado pacientemente la prueba divina, se le hubiera confirmado la corona a él y a su casa. 

De hecho, precisamente para eso Samuel había venido a Gilgal. Pero Saúl había sido pesado en la balanza y hallado falto. Debía ser quitado para dejar el lugar a alguien que considerara como sagrados el honor y la autoridad divinos (Id., pág. 1015). 152

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lunes, 24 de mayo de 2021

24. “ADELANTÁNDOSE A DIOS” (SAMUEL Y SAÚL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 13: 1-16.

Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. (1 Sam. 13: 8).

Hasta el segundo año del reinado de Saúl no se hizo esfuerzo alguno por subyugar a los filisteos. El primer golpe fue dado por Jonatán, el hijo del rey, que atacó y venció la fortaleza de Gabaa. Los filisteos exasperados por la derrota que habían sufrido, se dispusieron a atacar con celeridad a Israel. Saúl mandó entonces proclamar la guerra. . .

Antes que hubiera expirado el plazo señalado por el profeta, se impacientó por la tardanza, y se dejó desalentar por las circunstancias difíciles que le rodeaban. . . Había llegado la hora de la prueba para Saúl. 

Debía él demostrar si quería o no depender de Dios y esperar con paciencia en conformidad con su mandamiento, revelando así si era hombre en quien Dios podía confiar como soberano de su pueblo en estrecheces, o si iba a vacilar y revelarse indigno de la sagrada responsabilidad que había recaído en él (Patriarcas y Profetas, págs. 669- 671).

Al retener a Samuel, Dios se proponía que el corazón de Saúl se mostrase tal cual era, para que los demás pudieran saber lo que haría en una emergencia. Se lo estaba sometiendo a una prueba, pero Saúl no obedeció las órdenes. Pensó que no tenía importancia [que fuera Samuel u otro] quien se acercaba a Dios, o la forma de hacerlo, y lleno de energía y complacencia propia, se adelantó para realizar el oficio sagrado.

El Señor tiene sus instrumentos designados; si éstos no son reconocidos y respetados por los que están relacionados con su obra, si los hombres se sienten libres de ignorar los requerimientos de Dios, no deben ser dejados en posiciones de responsabilidad. Ellos no escucharían consejos, ni las órdenes de Dios dadas mediante sus instrumentos escogidos. Como Saúl, se apresurarían a realizar una obra que nunca les fue asignada, y los errores que cometerían al seguir su propio juicio humano colocarían al Israel de Dios fuera del alcance de la revelación de su Dirigente (SDA Bible Commentary, tomo 2, pág. 1014). 151

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domingo, 23 de mayo de 2021

23. “LAS CUALIDADES NO FALTAN” (SAMUEL Y SAÚL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 9: 1, 2.

Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él. (1 Sam. 9: 2).

Las cualidades personales del futuro monarca eran tales que halagaban el orgullo que había impulsado el corazón del pueblo a desear un rey. . . De porte noble y digno, en la flor de la vida, bien parecido y alto, parecía nacido para mandar. 

Sin embargo, a pesar de estos atractivos exteriores, Saúl carecía de las cualidades superiores que constituyen la verdadera sabiduría. No había aprendido en su juventud a dominar sus pasiones impetuosas y temerarias; jamás había sentido el poder renovador de la gracia divina (Patriarcas y Profetas, págs. 659, 660).

El Señor no dejó que Saúl fuera colocado en una posición de responsabilidad sin la iluminación divina. Iba a desempeñar nuevos deberes, y el Espíritu del Señor vino sobre él. El resultado fue que se convirtió en un hombre nuevo. 

El Señor dio a Saúl un nuevo espíritu, otros pensamientos, otras metas y deseos distintos de los que había tenido previamente. Esta iluminación, con el conocimiento espiritual de Dios, que lo colocaba en situación ventajosa, debía sujetar su voluntad a la voluntad de Jehová (SDA Bible Commentary, tomo 2, pág. 1013).

Saúl tenía mente e influencia capaces de gobernar un reino, si sus facultades hubiesen estado sometidas al dominio de Dios, pero los mismos dones que lo capacitaban para hacer el bien podían ser usados por Satanás al ser rendidos a su poder, y le permitirían ejercer amplia influencia para el mal. [Saúl] podía ser más cabalmente vengativo, perjudicial y decidido en perseguir sus designios impíos que otros hombres, a causa de las superiores facultades mentales y efectivas que le habían sido entregadas por Dios (Ibid.).

Confiando en su propia fuerza y juicio, Saúl actuaría impulsivamente, cometiendo graves errores.  Pero si permanecía humilde, tratando constantemente de ser guiado por la sabiduría divina, y avanzando a medida que la providencia de Dios abría el camino, podría cumplir los deberes de su alto cargo con éxito y honor. 

Bajo la influencia de la gracia divina, toda buena cualidad se hubiera fortalecido, mientras los rasgos malos progresivamente hubieran perdido su poder. Esta es la obra que el Señor promete hacer por los que se consagran a él (Id., págs. 1016, 1017). 150

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sábado, 22 de mayo de 2021

22. “LA ELECCIÓN DEL PUEBLO” (SAMUEL Y SAÚL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 9: 1, 2, 15-10: 1.

Ahora, pues, he aquí el rey que habéis elegido, el cual pedisteis. (1 Sam. 12: 13).

En Saúl Dios había dado a los israelitas un rey según el corazón de ellos. . . Bien parecido, de estatura noble y de porte principesco, tenía una apariencia en un todo de acuerdo con el concepto que ellos tenían de la dignidad real; y su valor personal y su pericia en la dirección de los ejércitos eran las cualidades que ellos consideraban como las mejor calculadas para obtener el respeto y el honor de otras naciones.

Les interesaba muy poco que su rey tuviera las cualidades superiores que eran las únicas capaces de habilitarle para gobernar con justicia y equidad. No pidieron un hombre que tuviera verdadera nobleza de carácter, y que amara y temiera a Dios. No buscaron el consejo de Dios acerca de las cualidades que su gobernante debía tener para que ellos pudieran conservar su carácter distintivo y santo como pueblo escogido del Señor.

No buscaron el camino de Dios, sino el propio. Por lo tanto, Dios les dio un rey como lo querían, uno cuyo carácter reflejaba el de ellos mismos. El corazón de ellos no se sometía a Dios, y su rey tampoco era subyugado por la gracia divina. Bajo el gobierno de este rey, iban a obtener la experiencia necesaria para que pudieran ver su error, y volver a ser leales a Dios.

Sin embargo, habiendo el Señor encargado a Saúl la responsabilidad del reino, no le abandonó ni le dejó solo. Hizo que el Espíritu Santo se posara en Saúl para que le revelara su propia debilidad y su necesidad de la gracia divina; y si Saúl hubiera fiado en Dios, el Señor habría estado con él.  Mientras la voluntad de Saúl fue dominada por la voluntad de Dios, mientras cedió a la disciplina de su Espíritu, Dios pudo coronar sus esfuerzos de éxito.

Pero cuando Saúl escogió obrar independientemente de Dios, el Señor no pudo ya ser su guía, y se vio obligado a hacerle a un lado.

Entonces llamó a su trono a un "varón según su corazón" (1 Sam. 13: 14), no a uno que no tuviera faltas en su carácter, sino a uno que, en vez de confiar en sí mismo, dependería de Dios, y sería guiado por su Espíritu; que, cuando pecara, se sometería a la reprensión y la corrección (Patriarcas y Profetas, págs. 689, 690). 149

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viernes, 21 de mayo de 2021

17. MINISTERIO DE SAMUEL (ENLACES)

18. “LAS GENERACIONES UNIDAS”

https://piopablohuamanjulca.blogspot.com/2021/05/18-las-generaciones-unidas-el.html

19. “REAVIVAMIENTO”

https://piopablohuamanjulca.blogspot.com/2021/05/19-reavivamiento-el-ministerio-de.html

20. “COMO TODAS LAS NACIONES”

https://piopablohuamanjulca.blogspot.com/2021/05/20-como-todas-las-naciones-el.html

21. “NINGUNA DISCULPA QUE HACER”

https://piopablohuamanjulca.blogspot.com/2021/05/21-ninguna-disculpa-que-hacer-el.html

AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVthz1LUwlEutEq2CT7cW3WG

 

21. “NINGUNA DISCULPA QUE HACER” (EL MINISTERIO DE SAMUEL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 12.

Y él les dijo: Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis hallado cosa alguna en mi mano. (1 Sam. 12: 5).

El anhelo insatisfecho de poder y ostentación mundanos es tan difícil de curar ahora como en los días de Samuel.

Los cristianos se esfuerzan por construir como construye el mundo, vestirse como se viste el mundo, imitar las costumbres y prácticas de los que adoran solamente al dios de este mundo. Las instrucciones de la Palabra de Dios, los consejos y amonestaciones de sus siervos, y aun las advertencias enviadas directamente desde su trono, parecen impotentes para vencer esta indigna ambición. 

Cuando el corazón está alejado de Dios, casi cualquier pretexto es suficiente para justificar un desconocimiento de su autoridad (SDA Bible Commentary, tomo 2, pág. 1013).

Rara vez se aprecia a los hombres más útiles. Con frecuencia los que han trabajado más activa y abnegadamente por su prójimo y que han sido instrumentos para obtener los mayores resultados, reciben como pago ingratitud y desdén. Cuando estos hombres se ven dejados a un lado y sus consejos desdeñados y despreciados, pueden sentir que están soportando una gran injusticia.  Pero aprendan del ejemplo de Samuel a no justificarse o vindicarse por sí mismos, a menos que el Espíritu de Dios los impulse claramente a un curso de acción tal (Ibid.).

El honor tributado al que concluye su obra es de mucho más valor que el aplauso y las congratulaciones que reciben los que apenas están comenzando sus deberes y que aún deben ser probados (Id., pág. 1014).

¿Cuántos hombres que hayan ocupado una posición de responsabilidad como la de ser jueces, pueden decir al jubilarse, refiriéndose a su integridad: "Quién de vosotros me convence de pecado? ¿Quién puede probar que me he apartado de la justicia para aceptar sobornos? Nunca he manchado mi reputación de hombre que hace juicio y justicia". ¿Quién hoy en día puede decir lo que dijo Samuel cuando se estaba despidiendo del pueblo de Israel, porque estaban decididos a tener un rey?. . . ¡Valiente, noble juez!  Pero es algo triste que un hombre completamente íntegro deba humillarse a hacer él mismo su propia defensa (Id., pág. 1014). 148

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jueves, 20 de mayo de 2021

20. “COMO TODAS LAS NACIONES” (EL MINISTERIO DE SAMUEL) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

1 Sam. 8.

No, sino que habrá rey sobre nosotros; y nosotros seremos también como todas las naciones. (1 Sam. 8: 19, 20).

Los hebreos exigieron un rey a Samuel, como lo tenían todas las naciones a su alrededor. Al preferir un monarca despótico al gobierno sabio y benigno del mismo Dios, mediante la jurisdicción de sus profetas, mostraron una gran falta de fe en Dios y de confianza en su providencia para levantarles gobernantes que los dirigieran y gobernaran. Al ser los hijos de Israel el pueblo peculiar de Dios, tenían una forma de gobierno esencialmente diferente del de todas las naciones que los rodeaban. 

Dios les había dado estatutos y leyes, había elegido a sus gobernantes, y el pueblo debía obedecer en el Señor a esos dirigentes. Se debía consultar al Señor en todos los casos de dificultad o gran perplejidad. Exigir un rey significaba una separación rebelde de Dios, su guía especial. Él sabía que un rey no sería lo mejor para su pueblo escogido. . . Si tenían un rey de corazón altivo y enemistado con Dios, los alejaría del Señor, haciendo que se rebelaran en contra de él. El Señor sabía que nadie podía, sin exaltarse, ocupar el puesto de rey y recibir los honores generalmente dados a un rey. [Los israelitas] pensaban que sus caminos eran correctos a sus ojos, mientras que al mismo tiempo estaban pecando contra Dios (Spiritual Gifts, tomo 4, págs. 65, 66).

Dios había separado a los israelitas de todas las demás gentes, para hacer de ellos su propio tesoro. Pero ellos, despreciando este alto honor desearon ansiosamente imitar el ejemplo de los paganos.

Y aún hoy subsiste entre los profesos hijos de Dios el deseo de amoldarse a las prácticas y costumbres mundanas. Cuando se apartan del Señor, se vuelven codiciosos de las ganancias y los honores del mundo.

Los cristianos están constantemente tratando de imitar las prácticas de los que adoran al dios de este mundo. Muchos alegan que al unirse con los mundanos y amoldarse a sus costumbres se verán en situación de ejercer una influencia poderosa sobre los impíos. Pero todos los que se conducen así se separan con ello de la Fuente de toda fortaleza. Haciéndose amigos del mundo, son enemigos de Dios (Patriarcas y Profetas. 657, 658). 147

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