miércoles, 31 de marzo de 2021

31. “DOS MANOS PARA DIOS” (BEZALEEL Y AHOLIAB) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 31: 1-11.

Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. (2 Cor. 6: 1).

El Señor dio una lección importante a su pueblo de todas las épocas cuando, en el monte, dio instrucciones a Moisés acerca de la edificación del tabernáculo. Se requirió en esa obra perfección en todo detalle. Moisés era eficiente en todo el saber de los egipcios; tenía un conocimiento de Dios, y sus propósitos le habían sido revelados en visión; pero no sabía grabar ni bordar. Israel había estado sujeto a servidumbre todos los días que pasó en Egipto; aunque había entre ellos hombres ingeniosos, no habían sido instruidos en las artes singulares que eran necesarias para la edificación del tabernáculo. Sabían hacer ladrillos, pero no labrar el oro o la plata. ¿Cómo había de realizarse el trabajo? . . .

Entonces Dios mismo le explicó cómo debía hacerse el trabajo. Designó por nombre a las personas que deseaba que hicieran ciertas labores. Bezaleel tenía que ser el arquitecto. Era hombre de la tribu de Judá, a la cual Dios se deleitaba en honrar. . . "Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan: y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado" (CM, 48, 49).

Entre la multitud había egipcios, que habían actuado como inspectores de ese trabajo y sabían muy bien cómo debía ser hecho. Pero la obra no dependía de ellos. El Señor se unió a agentes humanos, dándoles sabiduría para trabajar habilidosamente (1SDA CB 1108).

La habilidad en las artes comunes es un don de Dios. El provee el don y también la sabiduría para usar el don correctamente (Carta 60, 1907).

A fin de que el tabernáculo terrenal pudiese representar al celestial, debía ser perfecto en todas sus partes, y en todo minucioso detalle, como el modelo de los cielos. Así también ha de suceder con el carácter de los que serán finalmente aceptados a la vista del cielo (Consejos para los Maestros, pág. 49).

Que los obreros manuales que están hoy al servicio de Dios oren a él por sabiduría y discernimiento profundo para que puedan hacer su trabajo perfectamente (1SDACB 108). 97

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martes, 30 de marzo de 2021

30. “LAS MANOS HACIA EL CIELO” (MOISÉS, AARÓN Y HUR) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 17: 8-16.

Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. (1 Tim. 2: 8).

A causa de la desobediencia del pueblo de Israel y de su alejamiento de Dios, se le permitió frecuentar lugares apartados donde sufrió la adversidad: Se les permitió a sus enemigos hacerles la guerra y humillarlos para conducirlos a buscar a Dios en su tribulación y dolor... Cuando Israel fue atacado por los amalecitas, Moisés ordenó a Josué que peleara con sus enemigos (Testimonies, tomo 2, págs. 106, 107).

Moisés, Aarón y Hur se situaron en una colina que dominaba el campo de batalla. Con los brazos extendidos hacia el cielo, y con la vara de Dios en su diestra, Moisés oró por el éxito de los ejércitos de Israel. Mientras proseguía la batalla, se notó que siempre que sus manos estaban levantadas, Israel triunfaba; pero cuando las bajaba, el enemigo prevalecía. Cuando Moisés se fatigó, Aarón y Hur sostuvieron sus manos hasta que, al ponerse el sol, el enemigo huyó.

Al sostener Aarón y Hur las manos de Moisés, mostraron al pueblo que su deber era apoyarlo en su ardua labor mientras recibía las palabras de Dios para transmitírselas a ellos. Y lo que hizo Moisés también fue muy significativo, pues les demostró que su destino estaba en las manos de Dios; mientras el pueblo confiara en el Señor, él combatiría por ellos y dominaría a sus enemigos; pero cuando no se apoyaran en él, cuando confiaran en su propia fortaleza, entonces serían aún más débiles que los que no tenían el conocimiento de Dios, y sus enemigos triunfarían sobre ellos. Como los hebreos triunfaban cuando Moisés elevaba las manos al cielo e intercedía por ellos, así también triunfará el Israel de Dios cuando mediante la fe se apoye en la fortaleza de su poderoso Ayudador. No obstante, el poder divino ha de combinarse con el esfuerzo humano. Moisés no creyó que Dios vencería a sus enemigos mientras Israel permaneciese inactivo. Mientras el gran jefe imploraba al Señor, Josué y sus valientes soldados estaban haciendo cuanto podían para rechazar a los enemigos de Israel y de Dios (Patriarcas y Profetas, págs. 305, 306). 96

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lunes, 29 de marzo de 2021

29. “QUEJÁNDOSE NUEVAMENTE” (ISRAEL) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 16: 1-21.

Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto. (Exo. 16: 2).

Muchos recuerdan a los israelitas de antaño, y se maravillan de su incredulidad y murmuración, creyendo que ellos no habrían sido tan ingratos; pero cuando se prueba su fe, aun en las menores dificultades, no manifiestan más fe o paciencia que los antiguos israelitas (Patriarcas y Profetas, pág. 299).

El Señor les había prometido ser su Dios, hacerlos su pueblo, y guiarlos a una tierra grande y buena; pero siempre estaban dispuestos a desmayar ante cada obstáculo que encontraban en su marcha hacia aquel lugar. . .

Olvidaron su amarga servidumbre en Egipto. Olvidaron las bondades y el poder que Dios había manifestado en su favor al liberarlos de la esclavitud. Olvidaron cómo sus hijos se habían salvado cuando el ángel exterminador dio muerte a todos los primogénitos de Egipto. Olvidaron la gran demostración del poder divino en el mar Rojo. Olvidaron que mientras ellos habían cruzado con felicidad el sendero abierto especialmente para ellos, los ejércitos enemigos, al intentar perseguirlos, se habían hundido en las aguas del mar.

Veían y sentían tan sólo las incomodidades y pruebas que estaban soportando, y en lugar de decir: "Dios ha hecho grandes cosas con nosotros, ya que habiendo sido esclavos, nos hace una nación grande", hablaban de las durezas del camino, y se preguntaban cuándo terminaría su tedioso peregrinaje.

La historia de la vida de Israel en el desierto fue escrita para beneficio del Israel de Dios hasta el fin del tiempo. El relato de cómo trató Dios a los peregrinos en todas sus idas y venidas por el desierto, en su exposición al hambre, a la sed y al cansancio, y en las destacadas manifestaciones de su poder para aliviarlos, está lleno de advertencias e instrucciones para su pueblo de todas las edades. Las variadas experiencias de los hebreos eran una escuela destinada a prepararlos para su prometido hogar en Canaán. Dios quiere que su pueblo de estos días repase con corazón humilde y espíritu dócil las pruebas a través de las cuales el Israel antiguo tuvo que pasar, para que le ayuden en su preparación para la Canaán celestial (Id., págs. 298, 299). 95

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domingo, 28 de marzo de 2021

28. “EL CÁNTICO DE MOISÉS Y DEL CORDERO” (MOISÉS-ISRAEL) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 15.

Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este es mi Dios y lo alabaré; Dios de mi padre y lo enalteceré. (Exo. 15: 2).

Una sola noche les había traído completa liberación del más terrible peligro. Aquella vasta y desamparada muchedumbre de esclavos no acostumbrados a la batalla, de mujeres, niños y ganado, que tenían el mar frente a ellos y los poderosos ejércitos de Egipto a sus espaldas, habían visto una senda abierta a través de las aguas, y sus enemigos derrotados en el momento en que esperaban el triunfo. Jehová solo los había libertado, y a él, elevaron con fervor sus corazones agradecidos. Sus emociones encontraron expresión en cantos de alabanza. El Espíritu de Dios se posó sobre Moisés, el cual dirigió al pueblo en un triunfante himno de acción de gracias, el más antiguo y uno de los más sublimes que el hombre conoce. . .

Ese canto no pertenece sólo al pueblo judío. Indica la futura destrucción de todos los enemigos de la justicia, y señala la victoria final del Israel de Dios. El profeta de Patmos vio la multitud vestida de blanco, "los que habían alcanzado la victoria", que estaban sobre "un mar de vidrio mezclado con fuego", "teniendo las arpas de Dios". "Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero" (Apoc. 15: 2, 3) . . .

Al libertar nuestras almas de la esclavitud del pecado, Dios ha obrado para nosotros una liberación todavía mayor que la de los hebreos ante el mar Rojo. Como la hueste hebrea, nosotros debemos alabar al Señor con nuestro corazón, nuestra alma, y nuestra voz por "sus maravillas para con los hijos de los hombres" (Sal. 107: 8). Los que meditan en las grandes misericordias de Dios, y no olvidan sus dones menores, se llenan de felicidad y cantan en sus corazones al Señor. Las bendiciones diarias que recibimos de la mano de Dios, y sobre todo, la muerte de Jesús para poner la felicidad y el cielo a nuestro alcance, debieran ser objeto de constante gratitud. . .

Todos los habitantes del cielo se unen para alabar a Dios. Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que podamos cantarlo cuando nos unamos a sus huestes resplandecientes (Patriarcas y Profetas, págs. 292-294). 94

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sábado, 27 de marzo de 2021

27. “UN SENDERO SEGURO” (EL CRUCE DEL MAR ROJO) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 14.

Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? di a los hijos de Israel que marchen. (Exo. 14: 15).

En su providencia Dios mandó a los hebreos que se detuvieran frente a la montaña junto al mar, a fin de manifestar su poder al liberarlos y humillar señaladamente el orgullo de sus opresores. Hubiera podido salvarlos de cualquier otra forma, pero escogió este procedimiento para acrisolar la fe del pueblo y fortalecer su confianza en él. El pueblo estaba cansado y atemorizado; sin embargo, si hubieran retrocedido cuando Moisés les ordenó avanzar, Dios no les habría abierto el camino. Fue por la fe como "pasaron el mar Bermejo como por tierra seca" (Heb. 11: 29). Al avanzar hasta el agua misma, demostraron creer la palabra de Dios dicha por Moisés. Hicieron todo lo que estaba a su alcance, y entonces el Poderoso de Israel dividió la mar para abrir sendero para sus pies.

En esto se enseña una gran lección para todos los tiempos. A menudo la vida cristiana está acosada de peligros, y se hace difícil cumplir el deber. La imaginación concibe la ruina inminente delante, y la esclavitud o la muerte detrás. No obstante la voz de Dios dice claramente: "Avanza". Debemos obedecer este mandato aunque nuestros ojos no puedan penetrar las tinieblas, y aunque sintamos las olas frías a nuestros pies. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán jamás ante un espíritu que se detiene y duda. Los que postergan la obediencia hasta que toda sombra de incertidumbre desaparezca y no haya ningún riesgo de fracaso o derrota no obedecerán nunca.  La incredulidad nos susurra: "Esperemos que se quiten los obstáculos y podamos ver claramente nuestro camino"; pero la fe nos impele valientemente a avanzar esperándolo todo y creyéndolo todo.

La nube que fue una muralla de tinieblas para los egipcios, fue para los hebreos un gran torrente de luz, que iluminó todo el campamento, derramando claridad sobre su sendero. Así las obras de la Providencia acarrean a los incrédulos tinieblas y desesperación, mientras que para el alma creyente están llenas de luz y paz. El sendero por el cual Dios dirige nuestros pasos puede pasar por el desierto o por el mar, pero es un sendero seguro (Patriarcas y Profetas, págs. 294, 295). 93

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viernes, 26 de marzo de 2021

26. “NUBE Y FUEGO” (EN EL DESIERTO) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 13: 20-23.

Extendió una nube por cubierta, y fuego para alumbrar la noche.  (Sal. 105: 39).

Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino; y de noche en una columna de fuego para alumbrarles. . . El estandarte de su invisible caudillo estaba siempre con ellos.  Durante el día la nube dirigía su camino, o se extendía como un dosel sobre la hueste.  Servía de protección contra el calcinante sol, y con su sombra y humedad daba grata frescura en el abrasado y sediento desierto.  A la noche se convertía en una columna de fuego, que iluminaba el campamento, y les aseguraba constantemente que la divina presencia estaba con ellos.

En uno de los pasajes más hermosos y consoladores de la profecía de Isaías, se hace referencia a la columna de nube y de fuego para indicar cómo custodiará Dios a su pueblo en la gran lucha final con los poderes del mal: "Y criará Jehová sobre toda la morada del monte de Sión y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas: porque sobre toda gloria habrá cobertura.  Y habrá sombrajo para sombra contra el calor del día, para acogida y escondedero contra el turbión y contra el aguacero" (Isa. 4: 5, 6) (Patriarcas y Profetas, págs. 287, 288).

En el tiempo de prueba que nos espera, Dios pondrá garantía de seguridad sobre todos aquellos que hayan guardado la palabra de su paciencia.  Cristo dirá a sus fieles:"Anda, pueblo mío, éntrate en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la ira" (Isa. 26: 20).  El León de Judá, tan temible para los que rechazan su gracia, será el Cordero de Dios para los obedientes y fieles. La columna de nube que significa ira y terror para el transgresor de la ley de Dios, será luz, misericordia y liberación para los que hayan guardado sus mandamientos.  El fuerte brazo que hiera a los rebeldes, será fuerte para librar a los leales.  Cada fiel será ciertamente recogido.  "Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro" (Mat. 24: 31) (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 11). 92

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jueves, 25 de marzo de 2021

25. ¡AL FIN LIBRE! (MOISÉS-ISRAEL) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 12: 29-42.

Sacó a su pueblo con gozo; con júbilo a sus escogidos. (Sal. 105:43).

Con los lomos ceñidos, las sandalias calzadas, y el bordón en la mano, el pueblo de Israel permanecía en silencio reverente, y sin embargo expectante, aguardando que el mandato real les ordenara ponerse en marcha. Antes de llegar la mañana, ya estaban en camino. . . Aquel día completó la historia revelada a Abraham en visión profética siglos antes: "Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y servirá a los de allí, y serán por ellos afligidos cuatrocientos años. Mas también a la gente a quien servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con grande riqueza" (Patriarcas y Profetas, págs. 286, 287).

Al sacar a Israel de Egipto, Dios manifestó nuevamente su poder y misericordia. Las obras maravillosas realizadas al librarlos del cautiverio y la forma en que los trató en su viaje por el desierto, no fueron únicamente para el beneficio de Israel. Habían de ser una lección objetiva para las naciones circunvecinas. El Señor se reveló a sí mismo como un Dios que estaba por encima de toda autoridad y grandeza humanas. Las señales y maravillas que realizó en favor de su pueblo mostraban su poder sobre la naturaleza y sobre los más encumbrados adoradores de ella.

Dios pasó por la orgullosa tierra de Egipto así como pasará por la tierra en los últimos días. Con fuego y tempestad, terremoto y muerte, el gran YO SOY redimió a su pueblo. Lo sacó de la tierra de esclavitud. Lo guió a través de "un desierto grande y espantoso, de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed" (Deut. 8: 15). Les sacó agua de "la roca del pedernal" y los alimentó con "trigo de los cielos" (Sal. 78: 24). 

"Porque -como le dijo a Moisés- la parte de Jehová es su pueblo; Jacob la cuerda de su heredad. Hallólo en tierra de desierto, y en desierto horrible y yermo; trájolo alrededor, instruyólo, guardólo como la niña de su ojo. Como el águila despierta su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas: Jehová solo le guió, que no hubo con él dios ajeno" (Deut. 32: 9-12). Así los sacó para él, para que pudieran morar bajo la sombra del Altísimo (Palabras de Vida del Gran Maestro, págs. 269, 270). 91

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miércoles, 24 de marzo de 2021

24. “ENDURECIMIENTO DEL CORAZÓN” (ANTE FARAÓN) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 7-11.

Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y este no dejó ir a los hijos de Israel. (Exo. 10: 20).

¿Cómo endurece el Señor los corazones de los hombres? De la misma manera en que fue endurecido el corazón de Faraón. Dios envió a este rey un mensaje de advertencia y misericordia, pero él se negó a reconocer al Dios del cielo y no quiso obedecer sus mandamientos. Preguntó: "¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz?"

El Señor le dio evidencia de su poder realizando señales y milagros delante de él. El gran YO SOY familiarizó a Faraón con sus obras maravillosas, mostrándole que era el gobernante de cielo y tierra, pero el rey eligió desafiar al Dios del cielo. No consintió en humillar su empecinado corazón ni aun delante del Rey de reyes, para poder recibir la luz; estaba determinado a seguir su propio camino, llevando hasta lo último su rebelión. Eligió hacer su propia voluntad, y puso a un lado el mandato de Dios, y la misma evidencia de que Jehová estaba sobre todos los dioses de las naciones, sobre todos los sabios y magos, sólo sirvió para cegar su mente y endurecer su corazón.

Si Faraón hubiera aceptado la evidencia del poder de Dios dada en la primera plaga, se hubiera ahorrado todos los juicios que siguieron.  Pero su marcada tozudez pedía aún mayores demostraciones del poder de Dios, y las plagas cayeron una tras otra hasta que finalmente fue llamado a mirar el rostro sin vida de su propio primogénito y de los de su raza, mientras que los hijos de Israel, a quienes él tenía como esclavos, no sufrieron daño de las plagas, ni fueron tocados por el ángel destructor. Dios mostró sobre quiénes descansaba su favor, quiénes constituían su pueblo (Carta 31, 1891).

Cada evidencia adicional del poder de Dios que el monarca egipcio resistía, lo conducía a desafiar a Dios con más fuerza y persistencia. . .  Este caso es una ilustración clara del pecado contra el Espíritu Santo.  "Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará".  Gradualmente el Señor retiró su Espíritu.  Al quitar su poder refrenador, el rey quedó a merced del peor de los tiranos: el yo (SDA Bible Commentary, tomo 1, pág. 1100). 90

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martes, 23 de marzo de 2021

23. ¿QUIEN ES JEHOVÁ? (ANTE FARAÓN) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 7-11.

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare eso también segará. (Gál. 6: 7).

Faraón sembró obstinación, y cosechó obstinación. El mismo puso esa semilla en el suelo. De parte de Dios no había más necesidad de interferir con algún nuevo poder en su crecimiento de la necesidad que hay de que interfiera en el crecimiento de un grano de maíz.  Todo lo que se requiere es dejar que la semilla germine y crezca dando fruto según su especie. La cosecha revela la clase de semilla que se ha sembrado (SDA Bible Commentary, tomo 1, 1100).

Faraón vio al Espíritu de Dios obrando poderosamente; vio los milagros realizados por el Señor mediante su siervo; pero rehusó obedecer la orden de Dios. El rey rebelde había preguntado orgullosamente: "¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? . . ." [Exo. 5: 2]. Y a medida que los juicios de Dios caían con más poder sobre él, más persistía en su necia resistencia. Al rechazar la luz del cielo, su corazón se endureció y se hizo insensible. La providencia de Dios estaba revelando su poder, y estas manifestaciones, al no ser aceptadas, eran el medio de endurecer el corazón de Faraón hacia una luz mayor. Los que exaltan sus propias ideas por sobre la voluntad claramente especificada de Dios, están diciendo como lo hizo Faraón: "¿Quién es Jehová para que yo oiga su voz?". Cada rechazo de la luz endurece el corazón y oscurece el entendimiento y de esta manera los hombres encuentran más y más difícil distinguir entre lo correcto y lo incorrecto y se vuelven más audaces en resistir la voluntad de Dios (Ibid.).

El que cedió una vez a la tentación cederá con más facilidad la segunda vez. Toda repetición del pecado aminora la fuerza para resistir, ciega los ojos y ahoga la convicción. Toda simiente de complacencia propia que se siembre dará fruto. Dios no obra milagros para impedir la cosecha. . . El que manifiesta una temeridad incrédula e indiferencia hacia la verdad divina, no cosecha sino lo que sembró. Es así como las multitudes escuchan con obstinada indiferencia las verdades que una vez conmovieron sus almas.  Sembraron descuido y resistencia a la verdad, y eso es lo que recogen (Patriarcas y Profetas, pág. 274). 89

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lunes, 22 de marzo de 2021

22. “DIOS LO ENVIÓ” (MOISÉS) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 3: 7-16.

Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. (Exo. 3:10).

La época de la liberación de Israel había llegado. Pero el propósito de Dios había de cumplirse de tal manera que mostrara la insignificancia del orgullo humano. El libertador había de ir adelante como humilde pastor con sólo un cayado en la mano; pero Dios haría de ese cayado el símbolo de su poder. . .

El mandato divino halló a Moisés sin confianza en sí mismo, tardo para hablar y tímido. Estaba abrumado con el sentimiento de su incapacidad para ser el portavoz de Dios ante Israel. Pero una vez aceptada la tarea, la emprendió de todo corazón, poniendo toda su confianza en el Señor. . .

Dios bendijo su pronta obediencia, y llegó a ser elocuente, confiado, sereno y apto para la mayor obra jamás dada a hombre alguno. Este es un ejemplo de lo que hace Dios para fortalecer el carácter de los que confían plenamente en él, y sin reserva alguna cumplen sus mandatos.

El hombre obtiene poder y eficiencia cuando acepta las responsabilidades que Dios deposita en él, y procura con toda su alma la manera de capacitarse para cumplirlas bien.

Por humilde que sea su posición o por limitada que sea su habilidad, el tal logrará verdadera grandeza si, confiando en la fortaleza divina, procura realizar su obra con fidelidad. . .

Mientras se alejaba de Madián, Moisés tuvo una terrible y sorprendente manifestación del desagrado del Señor. Se le apareció un ángel en forma amenazadora, como si fuera a destruirle inmediatamente. No le dio ninguna explicación; pero Moisés recordó que. . . había dejado de cumplir el rito de la circuncisión en su hijo menor. . . En su misión ante Faraón, Moisés iba a exponerse a un gran peligro; su vida podría conservarse solo mediante la protección de los santos ángeles. Pero no estaría seguro mientras tuviera un deber conocido sin cumplir, pues los ángeles de Dios no podrían escudarle.

En el tiempo de la angustia que vendrá inmediatamente antes de la venida de Cristo, los justos serán resguardados por el ministerio de los santos ángeles; pero no habrá seguridad para el transgresor de la ley de Dios. Los ángeles no podrán entonces proteger a los que estén menospreciando uno de los preceptos divinos (Patriarcas y Profetas 256, 260, 261). 88

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domingo, 21 de marzo de 2021

21. “APRENDIENDO Y DESAPRENDIENDO” (MOISÉS) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Exo. 2:15-3:1.

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Sant. 1: 5).

Moisés pasó cuarenta años en los desiertos de Madián, como pastor de ovejas. Aparentemente apartado para siempre de la misión de su vida, recibió la disciplina esencial para su realización (La Educación, pág. 59).

Moisés había aprendido muchas cosas que debía olvidar. Las influencias que le habían rodeado en Egipto, el amor a su madre adoptiva, su propia elevada posición como nieto del rey, el libertinaje que reinaba por doquiera, el refinamiento, la sutileza y el misticismo de una falsa religión, el esplendor del culto idólatra, la solemne grandeza de la arquitectura y de la escultura; todo esto había dejado una profunda impresión en su mente entonces en desarrollo, y hasta cierto punto había amoldado sus hábitos y su carácter.

El tiempo, el cambio de ambiente y la comunión con Dios podían hacer desaparecer estas impresiones. Exigiría de parte de Moisés mismo casi una lucha a muerte renunciar al error y aceptar la verdad; pero Dios sería su ayudador cuando el conflicto fuese demasiado severo para sus fuerzas humanas...

Para recibir ayuda de Dios, el hombre debe reconocer su debilidad y deficiencia; debe esforzarse por realizar el gran cambio que ha de verificarse en él. . . Muchos no llegan a la posición que podrían ocupar porque esperan que Dios haga por ellos lo que él les ha dado poder para hacer por sí mismos. . .

Enclaustrado dentro de los baluartes que formaban las montañas, Moisés estaba solo con Dios. Los magníficos templos de Egipto ya no le impresionaban con su falsedad y superstición. En la solemne grandeza de las colinas sempiternas percibía la majestad del Altísimo, y por contraste, comprendía cuán impotentes e insignificantes eran los dioses de Egipto. Por doquiera veía escrito el nombre del Creador. Moisés parecía encontrarse ante su presencia, eclipsado por su poder. Allí fueron barridos su orgullo y su confianza propia. En la austera sencillez de su vida del desierto, desaparecieron los resultados de la comodidad y el lujo de Egipto. Moisés llegó a ser paciente, reverente y humilde, "muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra" (Núm. 12: 3), y sin embargo, era fuerte en su fe en el poderoso Dios de Jacob (Patriarcas y Profetas, págs. 234, 255). 87

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sábado, 20 de marzo de 2021

20. “VIENDO AL INVISIBLE” (MOISÉS) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.  (Heb. 11: 27).

Moisés tenía un profundo sentido de la presencia personal de Dios. No miraba solamente a través de los siglos esperando que Cristo se manifestase en la carne, sino que veía a Cristo de una manera especial acompañando a los hijos de Israel en todos sus viajes. Dios era real para él, siempre presente en sus pensamientos. Cuando se le interpretaba erróneamente, cuando estaba llamado a arrostrar peligros y soportar insultos por amor de Cristo, los sufría sin represalias. Moisés creía en Dios, como en Aquel a quien necesitaba, y quien le ayudaría por causa de su necesidad. Dios era para él un auxilio presente.

Mucha de la fe que vemos es meramente nominal; escasea la fe verdadera, confiada y perseverante. Moisés realizó en su propia experiencia la promesa de que Dios será galardonador de aquellos que le buscan diligentemente. Tenía respeto por la recompensa del galardón. En esto hay otro punto de la fe que deseamos estudiar: Dios recompensará al hombre de fe y obediencia.  Si esta fe penetra en la experiencia de la vida, habilitará a cada uno de los que temen y aman a Dios para soportar pruebas. Moisés estaba lleno de confianza en Dios, porque tenía una fe que se apropiaba sus promesas. Necesitaba ayuda, oraba por ella, se aferraba a ella por la fe, y entretejía en su experiencia la creencia de que Dios le cuidaba. Creía que Dios regía su vida en particular. Veía y reconocía a Dios en todo detalle de su vida, y sentía que estaba bajo el ojo del que lo ve todo, que pesa los motivos y prueba el corazón.

Miraba a Dios, y confiaba en que él le daría fuerza para vencer toda tentación. . . La presencia de Dios bastaba para hacerle atravesar las situaciones más penosas en las cuales un hombre pudiera ser colocado.

Moisés no pensaba simplemente en Dios; le veía. Dios era la constante visión que había delante de él; nunca perdía de vista su rostro. Veía a Jesús como su Salvador, y creía que los méritos del Salvador le serían imputados. Esta fe no era para Moisés una suposición; era una realidad. Esa es la clase de fe que necesitamos: la fe que soportará la prueba. ¡Oh cuántas veces cedemos a la tentación porque no mantenemos nuestros ojos puestos en Jesús! (Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 267, 268). 86

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viernes, 19 de marzo de 2021

19. “DE MAS VALOR” (MOISÉS) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. (Heb. 11: 26).

Moisés había estudiado. Estaba compenetrado de toda la ciencia de los egipcios, pero éste no era el único requisito que necesitaba para prepararse para su obra.  Por la providencia de Dios, debía aprender a tener paciencia, a dominar sus pasiones. En la escuela de la abnegación y de las privaciones iba a recibir una educación que le resultaría de sumo provecho. Estas pruebas lo prepararían para dispensar un cuidado paternal a todos los que necesitasen su ayuda. Ningún conocimiento, estudio o erudición podía reemplazar esa experiencia de las pruebas para alguien que debía velar por las almas como quien tiene que rendir cuenta. Al realizar el trabajo de un humilde pastor, al olvidarse de sí mismo e interesarse por el rebaño puesto a su cuidado, iba a prepararse para la obra más exaltada dada alguna vez a los mortales, la de ser pastor de las ovejas del prado de Jehová.

Los que temen a Dios en el mundo deben estar en comunión con él. Cristo es el educador más perfecto que alguna vez conoció el mundo. Para Moisés fue más valioso recibir su sabiduría y conocimiento que todas las enseñanzas de los egipcios. . .

La fe de Moisés lo condujo a contemplar las cosas invisibles, eternas. Dejó las espléndidas atracciones de la vida de la corte porque allí estaba el pecado. Abandonó lo aparentemente bueno que estaba a su alcance y que lo conducía solamente a la ruina y a la destrucción. Para él tenían valor las atracciones reales, eternas. Los sacrificios hechos por Moisés no eran realmente sacrificios. Perdía un bien aparente, presente, halagüeño, para obtener el bien seguro, de lo alto, inmortal.

Moisés soportó el vituperio de Cristo, considerándolo de más valor que todas las riquezas de Egipto. Creyó lo que Dios le había dicho y no pudo ser desviado de su integridad por ninguno de los vituperios del mundo. Caminó por la tierra como libre hombre de Dios. . . Miró a las cosas invisibles y no vaciló. Sentía la atracción de la recompensa, y así puede suceder con nosotros. Era amigo de Dios (Testimonies, tomo 4, págs. 343, 345). 85

AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuUCOpUfXzaq8n4wQXmyR80

 

jueves, 18 de marzo de 2021

18. “LA UNIVERSIDAD DE DIOS” (MOISÉS) III. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. (1 Cor. 3:19).

En sus esfuerzos por prepararse para ser colaboradores de Dios, frecuentemente los hombres se colocan en situaciones que los inhabilitan para ser moldeados y plasmados como el Señor quisiera. De esta forma, como sucedió con Moisés, no se les encuentra la semejanza divina. Al someterse a la disciplina de Dios, Moisés se convirtió en un vaso santificado a través del cual pudo trabajar el Señor. No vaciló en cambiar su camino por el camino del Señor, aunque llevara por senderos extraños, aún no trillados…

No fueron las enseñanzas de las escuelas de Egipto las que capacitaron a Moisés para triunfar sobre sus enemigos, sino una fe permanente, una fe firme, una fe que no fallaba frente a las más angustiosas circunstancias. . . Moisés actuaba como viendo al invisible.

Dios no busca hombres de educación perfecta. . . El Señor quiere hombres que aprecien el privilegio de ser obreros suyos, que lo honren con una obediencia absoluta a sus requerimientos sin tener en cuenta teorías previamente inculcadas.

Muchos que buscan eficiencia para la elevada obra de Dios perfeccionando su educación en las escuelas de los hombres, encontrarán que han fallado en aprender las lecciones más importantes que el Señor quiere enseñarles. Al descuidar someterse a los llamados del Espíritu Santo, al no vivir en obediencia a todos los requerimientos de Dios, su eficiencia espiritual se ha debilitado. . .

Al ausentarse de la escuela de Cristo, han olvidado el sonido de la voz del Maestro, y él no puede dirigir su rumbo. Los hombres pueden adquirir todo el conocimiento que un maestro humano imparta; pero Dios requiere de ellos una sabiduría aún mayor. Como Moisés, deben aprender mansedumbre, humildad de corazón, y desconfianza de sí mismos. Nuestro propio Salvador, soportando la prueba por la humanidad, reconoció que por sí solo no podía hacer nada.  Debemos también aprender que no hay fuerza en la humanidad sola. El hombre llega a ser eficiente solamente cuando es hecho participante de la naturaleza divina (Fundamentals of Christian Education, págs. 345-347). 84

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