EL SABIO DICE:
"Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte;
y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad". Prov. 16:32.
El hombre o la mujer que conserva el equilibrio mental cuando se siente tentado a ceder a la pasión, ocupa un lugar más elevado ante la vista de Dios y de los ángeles celestiales que el general más renombrado que alguna vez haya conducido a un ejército a la batalla y la victoria.
Un conocido emperador dijo en su lecho de muerte:
"Entre todas mis victorias, hay una sola que me proporciona gran consuelo en este momento, y esa es la victoria que he logrado sobre mi propio temperamento turbulento".
Alejandro y César encontraron más fácil subyugar al mundo que someterse a sí mismos. Después de vencer a una nación tras otra, cayeron -uno de ellos "víctima de la intemperancia, el otro de una loca ambición" (Good Health, noviembre de 1880).
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