viernes, 23 de abril de 2021

23. “EL PECADO DE UN HOMBRE” (ACÁN) IV. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Jos. 6: 17-19; 7.

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora. (Heb. 13: 5).

Acán había albergado la codicia y el engaño en su corazón, hasta que sus percepciones del pecado se oscurecieron, y fue víctima fácil de la tentación. Los que se aventuran a acariciar una vez un pecado conocido caerán más fácilmente la segunda vez. La primera transgresión abre el camino al tentador, quien gradualmente destruye toda resistencia y toma posesión completa de la ciudadela del alma.

Acán había escuchado las advertencias frecuentemente repetidas contra el pecado de la codicia. La ley de Dios, clara y positiva, había prohibido el robo y todo engaño, pero él continuó acariciando el pecado. Como no fue descubierto y reprendido abiertamente, se hizo más osado; las advertencias tuvieron cada vez menos efecto en él, hasta que su alma estuvo sujetada por cadenas de oscuridad (SDA Bible Commentary, tomo 2, pág. 997).

Por el pecado de un hombre, vergüenza, derrota y muerte cayeron sobre Israel. Se les retiró la protección que había cubierto sus cabezas en el tiempo de la batalla. Los diversos pecados que profesos cristianos acarician y practican traen el enojo de Dios sobre la iglesia...

La influencia que más debe temer la iglesia no es la de los opositores abiertos, infieles y blasfemos, sino la de los miembros profesos de Cristo que son inconsecuentes. Estos son los que impiden la llegada de las bendiciones del Dios de Israel y traen debilidad a la iglesia, una mancha que no es fácil de quitar.

El cristianismo no es sólo para ser lucido el sábado y desplegado en el templo; es para cada día de la semana y para cada lugar. Sus exigencias deben reconocerse en el taller, en el hogar, y en las transacciones comerciales con los hermanos y con el mundo. . . 

Es mejor morir que pecar; mejor padecer necesidad que defraudar; mejor tener hambre que mentir. Que todos los que sean tentados enfrenten a Satanás con las palabras: "Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien" (Sal. 128: 1, 2) (4T 493, 495).

AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuTjgOEJPr_i4LkG5qpGMMO

 

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