Todos tus mandamientos son justicia. (Salmo 119:172).
El Espíritu de Dios nos guiará en la senda de los mandamientos; porque la promesa es que "cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad" (Juan 16:13).
Debiéramos probar los espíritus con la norma de la Palabra de Dios, porque hay muchos espíritus en el mundo. "¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido" (Isaías 8:20)...
Dios requiere de cada uno de nosotros una responsabilidad individual, y nos pide que lo sirvamos por principio, que lo escojamos por nosotros mismos...
Dios no considera livianamente la transgresión de su ley. "La paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23). Las consecuencias de la desobediencia prueban que la naturaleza del pecado está en enemistad con el bienestar del gobierno de Dios y el bien de sus criaturas.
Dios es un Dios celoso que visita los pecados de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que le aborrecen.
Los resultados de la transgresión siguen a aquellos que persisten en hacer el mal; pero muestra misericordia sobre millares de los que le aman y guardan sus mandamientos.
Los que se arrepienten y vuelven a su servicio encuentran el favor del Señor;
y El perdona todas sus iniquidades y sana todas sus dolencias.
En asuntos terrenales, el siervo que busca más cuidadosamente cumplir los requerimientos de su trabajo y cumplir la voluntad de su Señor, es el más altamente apreciado.
Un caballero deseaba cierta vez emplear a un cochero de confianza. Varios hombres acudieron en respuesta a su pedido. A cada uno le preguntó cuán cerca podía pasar del borde de cierto precipicio sin volcar el carruaje. Uno tras otro respondieron que podían acercarse hasta una distancia muy peligrosa; pero por fin uno contestó que se mantendría tan lejos como fuera posible de una empresa tan peligrosa. Este fue empleado para cubrir el cargo.
¿Debiera un hombre apreciar más a un buen siervo de lo que puede hacerlo nuestro Padre celestial?
Nuestra preocupación no
debiera ser cuán lejos podemos apartarnos de los mandamientos de Dios, y
presumir de la misericordia del Legislador, y todavía hacernos la ilusión de
que estamos dentro de los límites de la tolerancia divina.
Nuestro interés debiera ser mantenernos tan lejos como sea posible de la transgresión. Debiéramos determinarnos a estar del lado de Cristo y de nuestro Padre celestial, y no correr riesgos por una obstinada presunción...
Debiéramos magnificar los preceptos del Cielo por nuestras palabras y acciones. El que honra la ley será honrado por ella en el juicio.
Review and Herald, 22/06/1911. RJ44/EGW/MHP 45
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=BcrEJo2GQjo&list=PLtrFh-HO7ogBtO1y_kpJ-zNY9K3ORiYqm&index=7&pp=sAQB
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