13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; YO HE CUMPLIDO la palabra de Jehová. 14 Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? 1 Samuel 15.
DESDE QUE LOS FILISTEOS FUERON DERROTADOS EN MICHMAS, Saúl había guerreado contra Moab, Ammón y Edom, como también contra los amalecitas y los filisteos; y dondequiera que dirigiera sus armas, ganaba nuevas victorias. Al recibir la orden de ir contra los amalecitas, en seguida proclamó la guerra. A su autoridad de rey se agregó la del profeta, y al ser convocados para la batalla, todos los hombres de Israel acudieron a su estandarte.
Esta expedición no se había de emprender con un objeto de engrandecimiento personal; los israelitas no habían de recibir ni el honor de la conquista ni los despojos de sus enemigos. Debían emprender aquella guerra únicamente como un acto de obediencia a Dios, con el propósito de ejecutar el juicio de él contra los amalecitas. Dios quería que todas las naciones contemplaran la suerte funesta de aquel pueblo que había desafiado su soberanía, y que notaran cómo era destruido por el pueblo mismo que habían menospreciado.
"Y Saúl hirió a Amalec, desde Havila hasta llegar a Shur, que está a la frontera de Egipto. Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, mas a todo el pueblo mató a filo de espada. Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas, y al ganado mayor, a los gruesos y a los carneros, y a todo lo bueno: que no lo quisieron destruir: mas todo lo que era vil y flaco destruyeron."
LA VICTORIA contra los amalecitas fue la más brillante que Saúl jamás ganara, Y SIRVIÓ para reanimar el orgullo de su corazón, que era su mayor peligro. EL EDICTO divino que condenaba 682 a los enemigos de Dios a la destrucción total, no fue sino parcialmente cumplido. Con la ambición de realzar el honor de su regreso triunfal con la presencia de un cautivo real, Saúl se aventuró a imitar las costumbres de las naciones vecinas, y por eso, salvó a Agag, el feroz y belicoso rey de los amalecitas. El pueblo se reservó lo mejor de los rebaños, manadas y bestias de carga, DISCULPANDO su pecado con la excusa de que guardaba el ganado para ofrecerlo como sacrificio al Señor. Pero su objeto era usar estos animales meramente como substitutos, para economizar su propio ganado.
A Saúl se le había sometido ahora a la prueba final. Su presuntuoso desprecio de la voluntad de Dios, al revelar su resolución de gobernar como monarca independiente, demostró que no se le podía confiar el poder real como vicegerente del Señor. PP
· Desde ahora en adelante la vida de Saúl seria cada vez más caótica. Sin la presencia del Espíritu Divino guaindo como cuando inicio su reinado. A pesar de que Dios lo había desechado como Rey, como persona, Dios aun lo amaba. Pero su condición fue de mal en peor. Qué ejemplo para todos. Que nos enseña que no debemos jugar con la gracia divina. Dios es paciente, pero tiene límites y es cuando actúa y no se vuelve hasta ejecutar su obra extraña. Castigar. Isa. 28:21. Ministerio Hno. Pio
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