Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová
y de Gedeón! Jueces 7:20.
*Cuando Dios visito a su pueblo y llamó a Gedeón. Y este futuro líder estaba ensimismado en sus asuntos, y preocupado de como burlar al enemigo y salvar su cosecha; el fruto del esfuerzo familiar.
Estaba resentido con Dios, su fe herido por perdidas familiares, y muerte de sus hermanos, en la guerra con los Madianitas y toda su pandilla de saqueadores.
Y la consecuente prueba del vellón. Y como Dios, lo llevó paso a paso por todo lo que había pasado Gedeón. Y por eso condescendió en sus pedidos. Porque era la única forma en que pudiera recuperar la fe. Y luego de esta experiencia. Gedeón estaba sano en su fe, y salió a cumplir y obedecer la palabra de Dios.
VEAMOS LA HISTORIA EN DETALLE.
Basado en Jueces 7:1-25
ASÍ ANIMADO, GEDEÓN sacó sus fuerzas a pelear con los invasores. "Y todos los Madianitas, y Amalecitas, y orientales, se juntaron a una, y pasando asentaron campo en el valle de Jezreel." La hueste que iba al mando de Gedeón no pasaba de treinta y dos mil hombres; pero mientras estaba el inmenso ejército enemigo desplegado delante de él, le dirigió el Señor las siguientes palabras: "El pueblo que está contigo es mucho para que yo dé a los Madianitas en su mano: porque no se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.
HAZ PUES AHORA PREGONAR, que lo oiga el pueblo, diciendo: El que teme y se estremece, madrugue y vuélvase desde el monte de Galaad." Los que no estaban dispuestos a arrostrar peligros y penurias, o cuyos intereses mundanos desviaban su corazón de la obra de Dios, no fortalecían en modo alguno a los ejércitos de Israel. Su presencia no podía ser sino causa de debilidad.
Se había hecho ley en Israel que antes de que el ejército 592 saliera a la batalla, se le hiciese la siguiente proclamación: "¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, porque quizá no muera en la batalla, y otro alguno la estrene. ¿Y quién ha plantado viña, y no ha hecho común uso de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, porque quizá no muera en la batalla, y otro alguno la goce. ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, porque quizá no muera en la batalla, y alguno otro la tome." Y además los oficiales debían decir al pueblo: "¿Quién es hombre medroso y tierno de corazón? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como su corazón." (Deut. 20: 5-8.)
MULTITUD TEMEROSA E INCRÉDULA SECUELA DE LA DESTRUCCIÓN DE LA FE DE ISRAEL POR LA IDOLATRÍA
-Debido a que el número de sus soldados era muy pequeño en comparación con los del enemigo, Gedeón se había abstenido de hacer la proclamación de costumbre. Se llenó de asombro al oír que su ejército era demasiado grande. Pero el Señor veía el orgullo y la incredulidad que había en el corazón de su pueblo. Incitado por las conmovedoras exhortaciones de Gedeón, se había alistado de buena gana; pero muchos se llenaron de temor al ver las multitudes de los madianitas. No obstante, si Israel hubiera triunfado, aquellos mismos miedosos se habrían atribuido la gloria en vez de adjudicarle la victoria a Dios.
EL ZARANDEO SERVIRÍA PARA ELIMINAR A LOS QUE SE HABÍAN MANCHADO CON LA IDOLATRÍA, Y PARA APARTAR A LOS HOMBRES DE VALOR Y FE, CUYA CONFIANZA EN DIOS NO HABÍA SIDO VICIADA POR EL CULTO Y LAS PRÁCTICAS DE LA IDOLATRÍA.
Gedeón obedeció las instrucciones del Señor, y con el corazón oprimido vio marcharse para sus hogares a veintidós mil hombres, o sea más de las dos terceras partes de su ejército. Nuevamente oyó la voz de Dios decirle: "Aun es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí yo te los probaré; y del que yo te dijere: Vaya este contigo, vaya contigo: más de cualquiera que yo te dijera: Este no vaya contigo, el tal no vaya."
El pueblo, esperando atacar inmediatamente al enemigo, fue conducido a la orilla del agua. Algunos tomaron apresuradamente un poco de agua en la mano, y la sorbieron mientras caminaban; pero casi todos se hincaron, y bebieron a sus anchas de la superficie del arroyo. Aquellos que tomaron el agua 593 en la mano no fueron sino trescientos entre diez mil; no obstante, fueron elegidos, y al resto se le permitió volver a sus hogares.
El carácter se prueba a menudo por los medios más sencillos. Los que en un momento de peligro se empeñaban en suplir sus propias necesidades, no eran hombres en quien es se podía confiar en una emergencia.
El Señor no tiene en su obra cabida para los indolentes y para los que suelen complacer el apetito.
Escogió a los hombres que no permitieron que sus propias necesidades les hicieran demorar el cumplimiento del deber. No sólo poseían valor y dominio de si mismos los trescientos hombres elegidos, sino que eran también hombres de fe. No los había contaminado la idolatría. Dios podía dirigirlos, y por su medio librar a Israel.
El éxito no depende del número. Tanto puede Dios libertar por medio de pocos como de muchos. No le honra tanto el gran número como el carácter de quienes le sirven.
Los israelitas se apostaron en la cumbre de una colina que dominaba el valle donde acampaban los invasores. "Y Madián, y Amalec, y todos los orientales, estaban tendidos en el valle como langostas en muchedumbre, y sus camellos eran innumerables, como la arena que está a la ribera de la mar en multitud."
UNA MUESTRA DE ANIMO
DE LA MISERICORDIA DIVINA.
*No es lo mismo enfrentarse 32 mil israelitas ante más de 135000 madianitas y el resto.
Estos eran cerca de 5 madianitas ante un israelita.
Que enfrentarse 300 contra 135000.
Eso eran 450 madianitas ante un solo israelita.
Nadie enfrentaría a un ejército así, en sus cinco sentidos.
Y Dios lo sabía y planeó, la siguiente estrategia, para animar a su siervo. Y por otra parte Gedeón estaba preocupado y era natural.
Y GEDEÓN TEMBLÓ cuando pensó en la lid del día siguiente. Pero Dios le habló durante las horas de la noche, y mandándole bajar con Fara, su asistente, al campamento de los madianitas, le dio a entender que allí oiría algo que le alentaría. Fue, y mientras esperaba en la obscuridad y el silencio de la noche, oyó a un soldado relatar un sueño a su compañero: "He aquí yo soñé un sueño: que veía un pan de cebada que rodaba hasta el campo de Madián, y llegaba a las tiendas, y las hería de tal manera que caían, y las trastornaba de arriba abajo, y las tiendas caían." El otro le contestó en palabras que conmovieron el corazón de aquel oyente invisible: "Esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joas, varón de 594 Israel: Dios ha entregado en sus manos a los Madianitas con todo el campo." PP
* CUANDO GEDEÓN OYÓ EL RELATO DEL SUEÑO Y SU INTERPRETACIÓN, ADORÓ… Vers. 15.
“Muy a menudo los que reciben una bendición especial de Dios se olvidan de rendirle la gratitud que le deben. Gedeón podría haber razonado que, en vista de la urgencia de la tarea por realizarse y de la necesidad de proseguir inmediatamente, podría postergar su culto de alabanza hasta después de la victoria. Pero tales postergaciones muchas veces llevan a descuidar por completo la alabanza de Dios.
En su culto, Gedeón quizá confesó su sentimiento de profunda indignidad. Había dado muestra de humildad cuando se refirió a sí mismo como "menor en la casa de mi padre" (cap. 6: 15). En este momento reafirmó esa actitud. Entre otros atributos de Gedeón, ésta fue una característica que lo capacitó en forma especial para realizar su misión. Dios puede usar a tales hombres en su obra. A ellos les puede confiar grandes éxitos, pues sabe que no se atribuirán la gloria. El orgullo y la autosuficiencia incapacitan al hombre para realizar la obra de Dios. CBA
LOS MÉTODOS DE DIOS, SON SIMPLES
Y SENCILLOS.
ENTONCES GEDEÓN RECONOCIÓ LA VOZ DE DIOS que le hablaba por medio de aquellos forasteros madianitas. Volviéndose al sitio donde estaban los pocos hombres que mandaba, les dijo: "Levantaos, que Jehová ha entregado el campo de Madián en vuestras manos."
Por indicación divina, le fue sugerido un plan de ataque y lo puso inmediatamente en ejecución, Los trescientos hombres fueron divididos en tres compañías. A cada hombre se le dio una trompeta y una antorcha escondida en un cántaro de barro. Los hombres se distribuyeron en tal forma que llegaran al campamento madianita de distintas direcciones. En medio de la noche, al toque del cuerno de guerra de Gedeón, las tres compañías tocaron sus trompetas; y luego, rompiendo sus cántaros, sacaron a relucir las antorchas encendidas y se precipitaron contra el enemigo lanzando el terrible grito de guerra:
"¡La espada de Jehová y de Gedeón!"
PARA CUALQUIERA EL MIEDO ES EL ENEMIGO MÁS MORTAL. Y EL MIEDO HIZO QUE ÉSTE EJERCITO NUMEROSO FUERA DERROTADO…
El ejército que dormía se despertó de repente. Por todos lados, se veía la luz de las antorchas encendidas. En toda dirección se oía el sonido de las trompetas, y el clamor de los asaltantes. Creyéndose a la merced de una fuerza abrumadora, los madianitas se volvieron presa del pánico. Con frenéticos gritos de alarma, huían para salvar la vida, y tomando a sus propios compañeros como enemigos se mataban unos a otros.
Cuando cundieron las nuevas de la victoria, volvieron miles de los hombres de Israel que habían sido despachados a sus hogares, y participaron en la persecución del enemigo que huía. Los madianitas se dirigían hacia el Jordán, con la esperanza de llegar a su territorio, allende el río. Gedeón envió mensajeros a los de la tribu de Efraín, para incitarlos a que interceptaran el paso a los fugitivos en los vados meridionales. Entretanto, con sus trescientos hombres, "cansados, pero siguiendo el alcance de los fugitivos" (Jue 8: 4, V.M.),
Gedeón cruzó el río, en busca de los que ya habían ganado la ribera opuesta. Los dos príncipes, Zeba y Zalmuna, quienes encabezaban 595 toda la hueste, y habían escapado con un ejército de quince mil hombres, fueron alcanzados por Gedeón, quien dispersó completamente su fuerza, y capturó a sus jefes y les dio muerte.
En esta derrota decisiva, no menos de ciento veinte mil de los invasores perecieron. Fue quebrantado el dominio de los madianitas, de modo que nunca más pudieron guerrear contra Israel.
Cundió rápidamente por todas partes la noticia de que nuevamente el Dios de Israel había peleado por su pueblo. Fue indescriptible el terror que experimentaron las naciones vecinas al saber cuán sencillos habían sido los medios que prevalecieron contra el poderío de un pueblo audaz y belicoso.
EL JEFE A QUIEN DIOS HABÍA ESCOGIDO para derrotar a los madianitas no ocupaba un puesto eminente en Israel. No era príncipe, ni sacerdote, ni levita. Se consideraba como el menor en la casa de su padre, pero Dios vio en él a un hombre valiente y sincero. No confiaba en si mismo, y estaba dispuesto a seguir la dirección del Señor.
Dios no escoge siempre, para su obra, a los hombres de talentos más destacados sino a los que mejor puede utilizar. "Delante de la honra está la humildad." (Prov. 15: 33.)
El Señor puede obrar más eficazmente por medio de los que mejor comprenden su propia insuficiencia, y quieran confiar en él como su jefe y la fuente de su poder. Los hará fuertes mediante la unión de su debilidad con su propio poder, y sabios al relacionar la ignorancia de ellos con su sabiduría.
SI SU PUEBLO CULTIVARA la verdadera humildad, el Señor podría hacer mucho más en su favor; pero son muy pocos aquellos a quienes se les puede confiar alguna responsabilidad importante o darles éxito sin que confíen demasiado en sí mismos y se olviden de que dependen en absoluto de Dios.
Este es el motivo por el cual, al escoger los instrumentos para su obra, el Señor pasa por alto a los que el mundo honra como grandes, talentosos y brillantes.
Con demasiada frecuencia son orgullosos y presumidos. Se creen competentes para actuar sin consejo de Dios.
EL SIMPLE ACTO DE TOCAR LA TROMPETA, de parte del ejército 596 de Josué alrededor de Jericó y de parte del pequeño grupo de Gedeón entre las huestes de Madián, resultó eficaz, Por El Poder De Dios, para anonadar el poderío de sus enemigos.
El sistema más completo que los hombres hayan concebido jamás, si está privado del poder y de la sabiduría de Dios, resultará en un fracaso, mientras que tendrán éxito los métodos menos promisorios cuando sean divinamente ordenados, y ejecutados con humildad y fe.
La confianza en Dios y la obediencia a su voluntad, son tan esenciales para el cristiano en la guerra espiritual como lo fueron para Gedeón y Josué en sus batallas contra los cananeos.
Mediante las repetidas manifestaciones de su poder en favor de Israel, Dios quería inducirle a tener fe en él, a buscar con confianza su ayuda en toda emergencia.
Está igualmente dispuesto a obrar en cooperación con los esfuerzos de su pueblo hoy Y A LOGRAR GRANDES COSAS POR MEDIO DE INSTRUMENTOS DÉBILES.
Todo el cielo espera que pidamos sabiduría y fortaleza. Dios "es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos." (Efes. 3: 20). PP
*Esta historia es algo inusual en su forma. Ya que hay otros casos como la toma de Jericó, en que se usaron formas parecidas. Pero la estrategia que uso Gedeón por mandato divino. Es único.
¡Cómo con solo 300 hombres, una trompeta, un cántaro y una antorcha! Pudieron vencer a un ejército de más de 135,000 personas.
¡Cómo con solo 300 hombres, una trompeta, un cántaro y una antorcha! Pudieron vencer a un ejército de más de 135,000 personas.
Y además como logró unificar las fuerzas de Israel en uno para hacer frente a esta contingencia.
Lo importante de todo esto es que, confiar en Dios; trae unidad.
Lo importante de todo esto es que, confiar en Dios; trae unidad.
“Un pueblo desunido; es muestra de un pueblo en apostasía”
Ministerio Hno. Pio
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