domingo, 31 de octubre de 2021

31. “PEDRO MIRÓ ATRÁS” X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Mat. 14:23-33.

¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mat. 14:31).

Mirando a Jesús, Pedro andaba con seguridad; pero cuando con satisfacción propia, miró hacia atrás, a sus compañeros que estaban en el barco, sus ojos se apartaron del Salvador. El viento era borrascoso. Las olas se elevaban a gran altura. . .

Durante un instante, Cristo quedó oculto de su vista, y su fe le abandonó. Empezó a hundirse. Pero mientras las ondas hablaban con la muerte, Pedro elevó sus ojos de las airadas aguas y fijándolos en Jesús, exclamó: "Señor, sálvame". Inmediatamente Jesús asió la mano extendida, diciéndole: "Oh hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?"

Andando lado a lado, y teniendo Pedro su mano en la de su Maestro, entraron juntos en el barco. Pero Pedro estaba ahora subyugado y callado. No tenía motivos para alabarse más que sus compañeros, porque por la incredulidad y el ensalzamiento propio, casi había perdido la vida. Cuando apartó sus ojos de Jesús, perdió pie y se hundía en medio de las ondas.

Cuando la dificultad nos sobreviene, con cuánta frecuencia somos como Pedro. Miramos las olas en vez de mantener nuestros ojos fijos en el Salvador. Nuestros pies resbalan, y las orgullosas aguas sumergen nuestras almas.

Jesús no le había pedido a Pedro que fuera a él para perecer; él no nos invita a seguirle para luego abandonarnos. . . En este incidente sobre el mar, deseaba revelar a Pedro su propia debilidad, para mostrarle que su seguridad estaba en depender constantemente del poder divino.

En medio de las tormentas de la tentación, podía andar seguramente tan solo si, desconfiando totalmente de sí mismo, fiaba en el Salvador. En el punto en que Pedro se creía fuerte, era donde era débil; y hasta que pudo discernir su debilidad no pudo darse cuenta de cuánto necesitaba depender de Cristo. Si él hubiese aprendido la lección que Jesús trataba de enseñarle en aquel incidente sobre el mar, no habría fracasado cuando le vino la gran prueba.

Día tras día, Dios instruye a sus hijos. Por las circunstancias de la vida diaria, los está preparando para desempeñar su parte en aquel escenario más amplio que su providencia les ha designado. Es el resultado de la prueba diaria lo que determina su victoria o su derrota en la gran crisis de la vida (DTG. 344, 345). 311

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sábado, 30 de octubre de 2021

30. “CRISTO VE NUESTRAS POSIBILIDADES” (MARÍA) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Luc. 7:36-50.

Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. (Luc. 7:47).

María había sido considerada como una gran pecadora, pero Cristo conocía las circunstancias que habían formado su vida. Él hubiera podido extinguir toda chispa de esperanza en su alma, pero no lo hizo. Era él quien la había librado de la desesperación y la ruina. Siete veces ella había oído la reprensión que Cristo hiciera a los demonios que dirigían su corazón y mente. Había oído su intenso clamor al Padre en su favor. Sabía cuán ofensivo es el pecado para su inmaculada pureza, y con su poder ella había vencido.

Cuando a la vista humana su caso parecía desesperado, Cristo vio en María aptitudes para lo bueno. Vio los rasgos mejores de su carácter. El plan de la redención ha investido a la humanidad con grandes posibilidades, y en María estas posibilidades debían realizarse.

Por su gracia, ella llegó a ser participante de la naturaleza divina. Aquella que había caído, y cuya mente había sido habitación de demonios, fue puesta en estrecho compañerismo y ministerio con el Salvador.

Fue María la que se sentaba a sus pies y aprendía de él.

Fue María la que derramó sobre su cabeza el precioso ungüento, y bañó sus pies con sus lágrimas.

María estuvo junto a la cruz y le siguió hasta el sepulcro.

María fue la primera en ir a la tumba después de su resurrección.

Fue María la primera que proclamó al Salvador resucitado.

Jesús conoce las circunstancias que rodean a cada alma. Tú puedes decir: Soy pecador, muy pecador. Puedes serlo; pero cuanto peor seas, tanto más necesitas a Jesús. Él no se aparta de ninguno que llora contrito. No dice a nadie todo lo que podría revelar, pero ordena a toda alma temblorosa que cobre aliento. Perdonará libremente a todo aquel que acuda a él en busca de perdón y restauración. . . 

Él está ahora junto al altar del incienso presentando las oraciones de aquellos que desean su ayuda. A las almas que se vuelven a él en procura de refugio, Jesús las eleva por encima de las acusaciones y contiendas de las lenguas. Ningún hombre ni ángel malo puede acusar a estas almas. Cristo las une a su propia naturaleza divino humana. Ellas están de pie junto al gran Expiador del pecado, en la luz que procede del trono de Dios (DTG 521, 522). 310

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viernes, 29 de octubre de 2021

29. “EL CORAZÓN DE SIMÓN ES CAMBIADO” X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Luc. 7:36-50.

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. (Mat. 7:1,2).

Simón, el huésped, había sentido la influencia de la crítica de Judas respecto al don de María, y se había sorprendido por la conducta de Jesús. Su orgullo de fariseo se había ofendido. Sabía que muchos de sus huéspedes estaban mirando a Cristo con desconfianza y desagrado. Dijo entre sí: "Este, si fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora".

Al curarlo a Simón de la lepra, Cristo lo había salvado de una muerte viviente. Pero ahora Simón se preguntaba si el Salvador era profeta. . . Jesús no sabe nada en cuanto a esta mujer que es tan liberal en sus demostraciones, pensaba él, de lo contrario no permitiría que le tocase. . .

Como Natán con David, Cristo ocultó el objeto de su ataque bajo el velo de una parábola. Cargó a su huésped con la responsabilidad de pronunciar sentencia contra sí mismo. Simón había arrastrado al pecado a la mujer a quien ahora despreciaba. Ella había sido muy perjudicada por él. . .

Pero Simón se sentía más justo que María, y Jesús deseaba que viese cuán grande era realmente su culpa. Deseaba mostrarle que su pecado superaba al de María en la medida en que la deuda de quinientos denarios excedía a la de cincuenta. . .

La frialdad y el descuido de Simón para con el Salvador demostraban cuán poco apreciaba la merced que había recibido. Pensaba que honraba a Jesús invitándole a su casa. Pero ahora se vio a sí mismo como era en realidad. . . Su religión había sido un manto farisaico. . . Mientras María era una pecadora perdonada, él era un pecador no perdonado. La severa norma de justicia que había deseado aplicar contra María le condenaba a él.

Simón fue conmovido por la bondad de Jesús al no censurarle abiertamente delante de los huéspedes. Él no había sido tratado como deseaba que María lo fuese. . . Una denuncia severa hubiera endurecido el corazón de Simón contra el arrepentimiento, pero una paciente admonición le convenció de su error. Vio la magnitud de la deuda que tenía para con su Señor. Su orgullo fue humillado, se arrepintió, y el orgulloso fariseo llegó a ser un humilde y abnegado discípulo (DTG 519-521). 309

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jueves, 28 de octubre de 2021

28. “NADA ES DEMASIADO COSTOSO” (MARÍA) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Luc. 7: 36-50. 

Porque el amor de Cristo nos constriñe. (2 Cor. 5:14).

Cristo se deleitó en el ardiente deseo de María de hacer bien a su Señor. Aceptó la abundancia del afecto puro mientras que sus discípulos no lo comprendieron ni quisieron comprenderlo.

El deseo que María tenía de prestar este servicio a su Señor era de más valor para Cristo que todo el ungüento precioso del mundo, porque expresaba el aprecio de ella por el Redentor del mundo. El amor de Cristo la constreñía. Llenaba su alma la sin par excelencia del carácter de Cristo. Aquel ungüento era un símbolo del corazón de la donante.  Era la demostración exterior de un amor alimentado por las corrientes celestiales hasta que desbordaba.

El acto de María era precisamente la lección que necesitaba los discípulos para mostrarle que la expresión de su amor a Cristo le alegraría. Él había sido todo para ellos, y no comprendían que pronto serían privados de su presencia, que pronto no podrían ofrecerle prueba alguna de gratitud por su grande amor. La soledad de Cristo, separado de las cortes celestiales, viviendo la vida de los seres humanos, nunca fue comprendida ni apreciada por sus discípulos como debiera haberlo sido. . .

Su comprensión posterior les dio una verdadera idea de las muchas cosas que hubieran podido hacer para expresar a Jesús el amor y la gratitud de sus corazones. . . Cuando ya no estaba con ellos. . . empezaron a ver como hubieran podido hacerle atenciones que hubieran infundido alegría a su corazón. Ya no cargaron de reproches a María, sino a sí mismos. ¡Oh, si hubiesen podido recoger sus censuras, su presentación del pobre como más digno del don que Cristo! Sintieron el reproche agudamente cuando quitaron de la cruz el cuerpo magullado de su Señor.

La misma necesidad es evidente en nuestro mundo hoy. Son pocos los que aprecian todo lo que Cristo es para ellos. Si lo hicieran expresarían el gran amor de María, ofrendarían libremente el ungüento, y no lo considerarían un derroche. 

Nada tendrían por demasiado costoso para darlo a Cristo, ningún acto de abnegación o sacrificio personal les parecería demasiado grande para soportarlo por amor a él (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 517, 518). 308

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miércoles, 27 de octubre de 2021

27. “AUN SUBSISTE LA FRAGANCIA” (MARÍA Y MARTHA) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Mar. 14: 1-11.

De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella. (Mar. 14:9).

El don fragante que María había pensado prodigar al cuerpo muerto del Salvador, lo derramó sobre él en vida. En el entierro, su dulzura sólo hubiera llenado la tumba, pero ahora llenó su corazón con la seguridad de su fe y amor. José de Arimatea y Nicodemo no ofrecieron su don de amor a Jesús durante su vida. Con lágrimas amargas, trajeron sus costosas especias para su cuerpo rígido e inconsciente. 

Las mujeres que llevaron sustancias aromáticas a la tumba hallaron que su diligencia era vana, porque él había resucitado. Pero María, al derramar su ofrenda sobre el Salvador, mientras él era consciente de su devoción, le ungió para la sepultura. Y cuando él penetró en las tinieblas de su gran prueba, llevó consigo el recuerdo de aquel acto, anticipo del amor que le tributarían para siempre aquellos que redimiera.

Muchos son los que ofrendan sus dones preciosos a los muertos. . . La ternura, el aprecio y la devoción son prodigados al que no ve ni oye. Si esas palabras se hubiesen dicho cuando el espíritu fatigado las necesitaba mucho; cuando el oído podía oír y el corazón sentir, ¡cuán preciosa habría sido su fragancia! . . .

Cristo le dijo a María el significado de su acción. . . -dijo él-, "para sepultarme lo ha hecho". De la manera en que el alabastro fue quebrado y se llenó la casa entera con su fragancia, así Cristo había de morir, su cuerpo había de ser quebrantado; pero él había de resucitar de la tumba y la fragancia de su vida llenaría la tierra. . .

Mirando en lo futuro, el Salvador habló con certeza concerniente a su Evangelio. Iba a predicarse en todo el mundo. Y hasta donde el Evangelio se extendiese, el don de María exhalaría su fragancia y los corazones serían bendecidos por su acción espontánea. Se levantarían y caerían los reinos; los nombres de los monarcas y conquistadores serían olvidados; pero la acción de esta mujer sería inmortalizada en las páginas de la historia sagrada. Hasta que el tiempo no fuera más, aquel vaso de alabastro contaría la historia del abundante amor de Dios para con la especie caída (DTG. 514, 515). 307

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martes, 26 de octubre de 2021

26. “UNA OFRENDA DE AMOR” (MARÍA Y MARTHA) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Mat. 26:3-13; Juan. 12:1-8.

Esta ha hecho lo que podía. (Mar. 14:8).

Simón de Betania era considerado discípulo de Jesús. Era uno de los pocos fariseos que se habían unido abiertamente a los seguidores de Cristo. Reconocía a Jesús como maestro y esperaba que fuese el Mesías, pero no le había aceptado como Salvador. Su carácter no había sido transformado; sus principios no habían cambiado.

Simón había sido sanado de la lepra, y era esto lo que le había atraído a Jesús. Deseaba manifestar su gratitud, y en ocasión de la última visita de Cristo a Betania ofreció un festín al Salvador y a sus discípulos. . . A un lado del Salvador, estaba sentado a la mesa Simón. . . y al otro lado Lázaro. . . Marta servía, pero María escuchaba fervientemente cada palabra que salía de los labios de Jesús.

 En su misericordia, Jesús había perdonado sus pecados, había llamado de la tumba a su amado hermano, y el corazón de María estaba lleno de gratitud. Ella había oído hablar a Jesús de su próxima muerte, y en su profundo amor y tristeza había anhelado honrarle. A costa de gran sacrificio personal, había adquirido un vaso de alabastro de "nardo líquido de mucho precio" para ungir su cuerpo. Pero muchos declaraban que él estaba a punto de ser coronado rey. Su pena se convirtió en gozo y ansiaba ser la primera en honrar a su Señor. Quebrando el vaso de ungüento, derramó su contenido sobre la cabeza y los pies de Jesús, y llorando postrada le humedecía los pies con sus lágrimas y se los secaba con su larga y flotante cabellera. . . 

Judas consideró este acto con gran disgusto. . . Preguntó: "¿Por qué no se ha vendido este ungüento por trescientos denarios, y se dio a los pobres? . . .". El murmullo circuyó la mesa: "¿Por qué se pierde esto? . . .". María oyó las palabras de crítica. . . Estaba por ausentarse sin ser elogiada ni excusada, cuando oyó la voz de su Señor: "Dejadla; ¿por qué la fatigáis?" . . . Elevando su voz por encima del murmullo de censura, dijo: "Buena obra me ha hecho; que siempre tendréis los pobres con vosotros, y cuando quisierais les podréis hacer bien; mas a mí no siempre me tendréis. Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura" (DTG. 511-514). 306

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lunes, 25 de octubre de 2021

25. “AFANADA Y TURBADA” (MARÍA Y MARTHA) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Luc. 10:38-42.

Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. (Luc. 10:41,42). 

Mientras Cristo daba sus lecciones maravillosas, María se sentaba a sus pies, escuchándole con reverencia y devoción. En una ocasión, Marta, perpleja por el afán de preparar la comida, apeló a Cristo diciendo: "Señor, ¿no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola? Dile, pues, que me ayude". Esto sucedió en ocasión de la primera visita de Cristo a Betania. El Salvador y sus discípulos acababan de hacer un viaje penoso a pie desde Jericó. Marta anhelaba proveer a su comodidad, y en su ansiedad se olvidó de la cortesía debida a su huésped. . .

La "una cosa" que Marta necesitaba era un espíritu de calma y devoción, una ansiedad más profunda por el conocimiento referente a la vida futura e inmortal, y las gracias necesarias para el progreso espiritual. Necesitaba menos preocupación por las cosas pasajeras y más por las cosas que perduran para siempre.  

Jesús quiere enseñar a sus hijos a aprovechar toda oportunidad de obtener el conocimiento que los hará sabios para la salvación. la causa de Cristo necesita personas que trabajen con cuidado y energía.

Hay un amplio campo para las Martas en su celo por la obra religiosa activa. Pero deben sentarse primero con María a los pies de Jesús. Sean la diligencia, la presteza y la energía santificadas por la gracia de Cristo; y entonces la vida será un irresistible poder para el bien (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 483).

La razón por la cual los jóvenes, y aun los de edad madura, se ven tan fácilmente inducidos a la tentación y al pecado es porque no estudian la Palabra de Dios ni la meditan como debieran. La falta de fuerza de voluntad firme y resuelta, que se manifiesta en su vida y carácter resulta del descuido de la sagrada instrucción que da la Palabra de Dios. No hacen esfuerzos verdaderos por dirigir la mente hacia lo que le inspiraría pensamientos puros y santos y la apartaría de lo impuro y falso. Son muy pocos los que escogen la mejor parte, los que se sientan a los pies de Jesús, como lo hizo María, para aprender del divino Maestro. Pocos son los que atesoran las palabras de Cristo en su corazón, y que las ponen en práctica en la vida (MC 364). 305

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domingo, 24 de octubre de 2021

24. “ELLA DIO TODO LO QUE TENIA” (LA OFRENDA DE LA VIUDA) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. (Mar. 12:43,44).

Jesús estaba en el atrio donde se hallaban los cofres del tesoro, y miraba a los que venían para depositar sus donativos. Muchos de los ricos traían sumas elevadas, que presentaban con gran ostentación. Jesús los miraba tristemente, pero sin hacer comentario acerca de sus ingentes ofrendas.

Luego su rostro se iluminó al ver a una pobre viuda acercarse con vacilación, como temerosa de ser observada. . . Aprovechando su oportunidad, echó apresuradamente sus dos blancas y se dio vuelta para irse. Pero al hacerlo, notó que la mirada de Jesús se fijaba con fervor en ella.

El Salvador llamó a sí a sus discípulos, y les pidió que notasen la pobreza de la viuda. Entonces sus palabras de elogio cayeron en los oídos de ella. . . Lágrimas de gozo llenaron sus ojos al sentir que su acto era comprendido y apreciado. . . Jesús comprendía el motivo de ella.

Ella creía que el servicio del templo era ordenado por Dios, y anhelaba hacer cuanto pudiese para sostenerlo. Hizo lo que pudo, y su acto había de ser un monumento a su memoria para todos los tiempos, y su gozo en la eternidad. Su corazón acompañó a su donativo, cuyo valor se había de estimar, no por el de la moneda, sino por el amor hacia Dios y el interés en su obra que había impulsado la acción. . . Los ricos habían dado de su abundancia, muchos de ellos para ser vistos y honrados de los hombres.

Sus grandes donativos no los habían privado de ninguna comodidad, ni siquiera de algún lujo; no habían requerido sacrificio alguno y no podían compararse en valor con las blancas de la viuda. . .

El ejemplo de abnegación de esa mujer ha obrado y vuelto a obrar en miles de corazones en todo país, en toda época. Ha impresionado tanto a ricos como a pobres, y sus ofrendas han aumentado el valor de su donativo.

La bendición de Dios sobre las blancas de la viuda ha hecho de ellas una fuente de grandes resultados. Así también sucede con cada don entregado y todo acto realizado con un sincero deseo de glorificar a Dios. Está vinculado con los propósitos de la Omnipotencia. Nadie puede medir sus resultados para el bien (DTG 566-568). 304

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sábado, 23 de octubre de 2021

23. “EL JOVEN RICO Y DIOS” (EL X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Luc. 19:1-10.

Si el impío restituyera la prenda, devolviera lo que hubiera robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. (Eze. 33:15).

Tan pronto como Zaqueo se rindió a la influencia del Espíritu Santo, abandonó toda práctica contraria a la integridad.

Ningún arrepentimiento que no obre una reforma es genuino. La justicia de Cristo no es un manto para cubrir pecados que no han sido confesados ni abandonados. . .

Toda alma convertida querrá, como Zaqueo, señalar la entrada de Cristo en su corazón mediante el abandono de las prácticas injustas que caracterizaban su vida. A semejanza del príncipe de los publicanos, dará prueba de su sinceridad haciendo restitución. . .

Si hemos perjudicado a otros en cualquier transacción comercial injusta. . . deberíamos confesar nuestro agravio, y hacer restitución en la medida de lo posible. Es justo que devolvamos, no solamente lo que hemos tomado, sino todo lo que se habría ganado con ello si se lo hubiese usado correcta y sabiamente durante el tiempo que haya estado en nuestro poder.

El Salvador dijo a Zaqueo: "Hoy ha venido la salvación a esta casa". No solamente Zaqueo fue bendecido, sino toda su familia con él. . . Ellos habían sido expulsados de la sinagoga por el desprecio de los rabinos y adoradores; pero ahora su casa era la más favorecida de toda Jericó; acogían bajo su propio techo al divino Maestro y oían por sí mismos las palabras de vida.

Cuando Cristo es recibido como Salvador personal, la salvación viene al alma. Zaqueo no había recibido a Jesús meramente como a un forastero, sino como al que moraba en el templo del alma (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 509, 510).

Cuando el joven y rico príncipe se había alejado de Jesús, los discípulos se habían maravillado de las palabras de su Maestro: "¡Cuán difícil es entrar en el reino de Dios, los que confían en las riquezas!" 

Ellos habían exclamado el uno al otro: "¿Y quién podrá salvarse?" Ahora tenían una demostración de la veracidad de las palabras de Cristo: "Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios". Vieron cómo, por la gracia de Dios, un rico podría entrar en el reino (Id., pág. 508). 303 

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viernes, 22 de octubre de 2021

22. “EL RESTAURADOR” (ZAQUEO) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Luc. 19:1-10.

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. (Luc. 19:10).

"El principal de los publicanos", Zaqueo, era judío, pero detestado por sus compatriotas. Su posición y fortuna eran el premio de una profesión que ellos aborrecían y a la cual consideraban como sinónimo de injusticia y extorsión.

Sin Embargo, el acaudalado funcionario de aduana no era del todo el endurecido hombre de mundo que parecía ser. Bajo su apariencia de mundanalidad y orgullo, había un corazón susceptible a las influencias divinas.

Zaqueo había oído hablar de Jesús. . . En este jefe de los publicanos se había despertado un anhelo de vivir una vida mejor... Sintió que era pecador a la vista de Dios. Sin embargo, lo que había oído tocante a Jesús encendía la esperanza en su corazón.

El Arrepentimiento, La Reforma De La Vida, eran posibles aun para   él. . . Zaqueo comenzó inmediatamente a seguir la convicción que se había apoderado de él y a hacer restitución a quienes había perjudicado.

Ya había empezado a volver así sobre sus pasos, cuando se supo en Jericó que Jesús estaba entrando en la ciudad. Zaqueo resolvió verle. . . En presencia de la multitud, "Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, lo vuelvo con el cuatro tanto. Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa. (DTG. 506-508).

Hay quienes han tenido muy escasas oportunidades, y han transitado por los caminos del error porque no conocían ningún camino mejor, a los cuales les llegarán los rayos de la luz. Como vinieron a Zaqueo las palabras de Cristo: "Hoy es necesario que pose en tu casa", así vendrá a ellos la palabra; y se descubrirá que aquellos a quienes se suponía pecadores endurecidos tienen un corazón tan tierno como el de un niño porque Cristo se ha dignado tenerlos en cuenta.

Muchos se volverán de los más groseros errores y pecados, y tomarán el lugar de otros que han tenido oportunidades y privilegios pero que no los han apreciado. Serán considerados los elegidos de Dios, escogidos y preciosos; y cuando Cristo venga en su reino, estarán junto a su trono (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 220). 302

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jueves, 21 de octubre de 2021

21. “FRACASÓ EN EL EXAMEN” (EL JOVEN RICO) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Mar. 10:17-27.

Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. (Mar. 10:21).

Cristo miró al rostro del joven como si leyera su vida y escudriñara su carácter. Le amaba y anhelaba darle la paz, la gracia y el gozo que cambiarían materialmente su carácter. . .

Con qué anhelo ferviente, con qué ansia del alma, miró el Salvador al joven, esperando que cediese a la invitación del Espíritu de Dios. . . El príncipe discernió prestamente todo lo que entrañaban las palabras de Cristo, y se entristeció. . .

Renunciar al visible tesoro terrenal por el invisible y celestial era un riesgo demasiado grande. Rechazó el ofrecimiento de la vida eterna y se fue, y desde entonces el mundo había de recibir su culto.

Millares están pasando por esta prueba y pesan a Cristo contra el mundo; y muchos eligen el mundo. Como el joven príncipe, se apartan del Salvador diciendo en su corazón: No quiero que este hombre me dirija. . .

TODOS deben considerar lo que significa desear el cielo, y sin embargo apartarse de él por causa de las condiciones impuestas.

PENSEMOS en lo que significa decir no a Cristo. El príncipe dijo: No, yo no puedo darte todo. ¿Decimos nosotros lo mismo? . . .

LOS BIENES del príncipe le habían sido confiados para que se demostrase fiel mayordomo; tenía que administrar estos bienes para beneficio de los menesterosos.

TAMBIÉN ahora confía Dios recursos a los hombres, así como talentos y oportunidades, a fin de que sean sus agentes para ayudar a los pobres y dolientes. El que emplea como Dios quiere los bienes que le han sido confiados llega a ser colaborador con el Salvador. . .

A los que, como el joven príncipe, ocupan altos puestos de confianza y tienen grandes posesiones, puede parecer un sacrificio demasiado grande el renunciar a todo a fin de seguir a Cristo. Pero ésta es la regla de conducta para todos los que quieran llegar a ser sus discípulos. No puede aceptarse algo que sea menos que la obediencia. La entrega del yo es la sustancia de las enseñanzas de Cristo (DTG. 477-481). 301

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miércoles, 20 de octubre de 2021

20. ¿QUE ME FALTA? (EL JOVEN RICO) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? (Luc. 18:18).

Al joven que preguntó a Jesús qué debía hacer para poder tener la vida eterna, se le contestó: "Guarda los mandamientos" (Testimonies, tomo 4, pág. 219).

El carácter de Dios está expresado en su ley; y para que estés en armonía con Dios, los principios de su ley deben ser la misma fuente de cada acción tuya. . .

A las palabras: "Guarda los mandamientos", el joven respondió: "¿Cuáles?". . . Cristo estaba hablando de la ley dada desde el Sinaí. Mencionó varios mandamientos de la segunda tabla del Decálogo. . . El joven respondió sin vacilación: "Todo esto guardé desde mi juventud: ¿Qué más me falta?"

Su concepción de la ley era externa y superficial. juzgado por una norma humana, él había conservado un carácter intachable. En alto grado, su vida externa había estado libre de culpa; ciertamente pensaba que su obediencia había sido sin defecto. Sin embargo, tenía un secreto temor de que no estuviera todo bien entre su alma y Dios. Esto fue lo que lo indujo a preguntar: "¿Qué más me falta?"

"Si Quieres Ser Perfecto -dícele Jesús-, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Y oyendo el mancebo esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones".

El que se ama a sí mismo es un transgresor de la ley. Jesús deseaba revelarle esto al joven, y le dio una prueba que pondría de manifiesto el egoísmo de su corazón. le mostró la mancha de su carácter. El joven no deseaba mayor iluminación. Había acariciado un ídolo en el alma; el mundo era su dios.

Profesaba haber guardado los mandamientos, pero carecía del principio que es el mismo espíritu y la vida de todos ellos. No tenía un verdadero amor a Dios o al hombre. Esto significaba la carencia de algo que lo calificaría para entrar en el reino de los cielos. En su amor a sí mismo y a las ganancias mundanales estaba en desacuerdo con los principios del cielo (Palabras de Vida del Gran Maestro, págs. 322-325). 300

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martes, 19 de octubre de 2021

19. “LA FE TIENE QUE SER PERSONAL” (LA MUJER CON FLUJO) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Luc. 8:41-48.

Porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. (Mat. 9:21).

Era una pobre mujer la que pronunció estas palabras, una mujer que por espacio de doce años venía padeciendo una enfermedad que le amargaba la vida. Había gastado ya todos sus recursos en médicos y medicinas, y estaba desahuciada. Pero al oír hablar del gran Médico, renacióle la esperanza. . . Ella había procurado en vano una y otra vez acercarse a él (El Ministerio de Curación, pág. 38).

Había empezado a desesperarse, cuando, mientras él se abría paso por entre la multitud, llegó cerca de donde ella se encontraba. . . Pero entre la confusión no podía hablarle, ni lograr más que vislumbrar de paso su figura. Con temor de perder su única oportunidad de alivio, se adelantó con esfuerzo, diciéndose: "Si tocare tan solamente su vestido, seré salva".  Y mientras él pasaba, ella extendió la mano y alcanzó a tocar apenas el borde de su manto; pero en aquel momento supo que había quedado sana. En aquel toque se concentró la fe de su vida, e instantáneamente su dolor y debilidad fueron reemplazados por el vigor de la perfecta salud.

Con corazón agradecido, trató entonces de retirarse de la muchedumbre; pero de repente Jesús se detuvo. . . El Salvador podía distinguir el toque de la fe del contacto casual de la muchedumbre desprevenida.

Una confianza tal no debía pasar sin comentario. . . Hallando que era vano tratar de ocultarse, ella se adelantó temblorosa, y se echó a los pies de Jesús. Con lágrimas de agradecimiento, relató la historia de sus sufrimientos y cómo había hallado alivio. Jesús le dijo amablemente: "Hija, tu fe te ha salvado: ve en paz". El no dio oportunidad a que la superstición proclamase que había una virtud sanadora en el mero acto de tocar sus vestidos. No era mediante el contacto exterior con él, sino por medio de la fe que se aferraba a su poder divino, como se había realizado la curación. . .

Así es también en las cosas espirituales. El hablar de religión de una manera casual, el orar sin hambre del alma ni fe viviente, no vale nada. Una fe nominal en Cristo, que le acepta simplemente como Salvador del mundo, no puede traer sanidad al alma. . . No es suficiente creer acerca de Cristo; debemos creer en él; la única fe que nos beneficiará es la que le acepta a él como Salvador personal; que nos pone en posesión de sus méritos (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 311- 313).299

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lunes, 18 de octubre de 2021

18. “DIOS ODIA LAS CASTAS” (MUJER SIRO FENICIA) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Mat. 15:21-28.

Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. (Rom. 10:12,13). 

"He aquí una mujer cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada del demonio". Los habitantes de esta región pertenecían a la antigua raza cananea. Eran idólatras, despreciados y odiados por los judíos. A esta clase pertenecía la mujer que ahora había venido a Jesús. Era pagana. . .

Cristo no respondió inmediatamente a la petición de la mujer. Recibió a esta representante de una raza despreciada como la habrían recibido los judíos. . . La mujer presentaba su caso con instancia y creciente fervor, postrándose a los pies de Cristo y clamando: "Señor, socórreme". . .

Se entrega en seguida a la divina influencia de Cristo y tiene fe implícita en su capacidad de concederle el favor pedido. Ruega que se le den las migajas que caen de la mesa del Maestro. Si puede tener el privilegio de un perro, está dispuesta a ser considerada como tal. No tiene prejuicio nacional ni religioso, ni orgullo alguno que influya en su conducta, y reconoce inmediatamente a Jesús como el Redentor y como capaz de hacer todo lo que ella le pide.

El Salvador está satisfecho. Ha probado su fe en él. . . Volviéndose hacia ella con una mirada de compasión y amor, dice: "Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres". Desde aquella hora su hija quedó sana. El demonio no la atormentó más. . .

Con fe, la mujer de Fenicia se lanzó contra las barreras que habían sido acumuladas entre judíos y gentiles. A pesar del desaliento, sin prestar atención a las apariencias que podrían haberla inducido a dudar, confió en el amor del Salvador. Así es como Cristo desea que confiemos en él. Las bendiciones de la salvación son para cada alma. Nada, a no ser su propia elección, puede impedir a algún hombre que llegue a tener parte en la promesa hecha en Cristo por el Evangelio.

Las castas son algo aborrecible para Dios. El desconoce cuanto tenga ese carácter. A su vista las almas de todos los hombres tienen igual valor (DTG 365-370).  

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domingo, 17 de octubre de 2021

17. "YO NO SOY DIGNO" (EL CENTURIÓN) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Mat. 8:5-13.

De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. (Mat. 8:10).

El centurión no puso en duda el poder del Salvador. . .

No había visto al Salvador, pero los informes que había oído le habían inspirado fe. . . En la enseñanza de Cristo, según le había sido explicada, hallaba lo que satisfacía la necesidad del alma. Todo lo que había de espiritual en él respondía a las palabras del Salvador. Pero se sentía indigno de presentarse ante Jesús, y rogó a los ancianos judíos que le pidiesen que sanase a su siervo (DTG 282).

Estando camino de la casa del centurión, Jesús recibió de éste el mensaje: "Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado". Sin embargo, el Salvador siguió adelante y el centurión acudió en persona a completar el mensaje, diciendo: "Ni aun me tuve por digno de venir a ti", "mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará, Porque también yo soy hombre bajo de potestad, y tengo bajo de mí soldados: y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace". . . 

Cristo dijo: "Como creíste te sea hecho. Y su mozo fue sano en el mismo momento".

Los ancianos habían recomendado al centurión a Cristo por causa del favor que él había hecho a la "nación" de ellos. "Es digno", decían, porque "nos edificó una sinagoga". Pero el centurión decía de sí mismo: "No soy digno" (El Ministerio de Curación, págs. 41, 42).

Su corazón había sido conmovido por la gracia de Cristo. Veía su propia indignidad; pero no temió pedir ayuda. No confiaba en su propia bondad; su argumento era su gran necesidad. Su fe echó mano de Cristo en su verdadero carácter. 

No creyó en él meramente como en un taumaturgo, sino como en el Amigo y Salvador de la humanidad.

Así es como cada pecador puede venir a Cristo. . . Renunciando a toda dependencia de nosotros mismos, podemos mirar la cruz del Calvario y decir: "Ningún otro asilo hay, indefenso acudo a ti" (El Deseado de Todas las Gentes, págs. 283, 284). 297 

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sábado, 16 de octubre de 2021

16. “DE LA DUDA A LA FE” (EL OFICIAL ROMANO) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Juan 4: 46-54.

Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. (Juan 4:48).

Como un fulgor de luz, las palabras que dirigió el Salvador al noble desnudaron su corazón. Vio que eran egoístas los motivos que le habían impulsado a buscar a Jesús. Vio el verdadero carácter de su fe vacilante. Con profunda angustia comprendió que su duda podría costar la vida de su hijo.  Sabía que se hallaba en presencia de un Ser que podía leer los pensamientos, para quien todo era posible, y con verdadera agonía suplicó: "Señor, desciende antes que mi hijo muera". Su fe se aferró a Cristo como Jacob trabó del ángel cuando luchaba con él y exclamó: "No te dejaré, si no me bendices".

Y como Jacob, prevaleció. El Salvador no puede apartarse del alma que se aferra a él invocando su gran necesidad. "Ve -le dijo-, tu hijo vive". El noble salió de la presencia de Jesús con una paz y un gozo que nunca había conocido antes. No sólo creía que su hijo sanaría, sino que creía en Cristo como su Redentor. . .

Como el padre afligido, somos con frecuencia inducidos a buscar a Jesús por el deseo de algún beneficio terrenal; y hacemos depender nuestra confianza en su amor de que nos sea otorgado lo pedido. El Salvador anhela darnos una bendición mayor que la que solicitamos; y dilata la respuesta a nuestra petición a fin de poder mostrarnos el mal que hay en nuestro corazón y nuestra profunda necesidad de su gracia. Desea que renunciemos al egoísmo que nos induce a buscarle. Confesando nuestra impotencia y acerba necesidad, debemos confiarnos completamente a su amor.

El noble quería ver el cumplimiento de su oración antes de creer; pero tuvo que aceptar el aserto de Jesús de que su petición había sido oída, y el beneficio otorgado. También nosotros tenemos que aprender esta lección (DTG 168-170).

Es inminente el día cuando Satanás. . . presentará numerosos milagros para confirmar la fe de todos aquellos que están buscando esta clase de evidencia. ¡Cuán terrible será la situación de los que cierran sus ojos a la luz de la verdad y piden milagros para ser confirmados en el engaño! (Evangelismo, pág. 594). 296

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viernes, 15 de octubre de 2021

15. “CONFRONTACIÓN EN EL POZO DE JACOB” (LA SAMARITANA) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Juan 4: 4-42.

Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en el una fuente de agua que salte para vida eterna. (Juan 4:14).

Cuando Jesús se sentó para descansar junto al pozo de Jacob, venía de Judea, donde su ministerio había producido poco fruto. . . Se sentía débil y cansado, pero no descuidó la oportunidad de hablar a una mujer sola, aunque era una extraña, enemiga de Israel y vivía en pecado (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 165).

Mientras la mujer hablaba con Jesús, le impresionaron sus palabras. . . Comprendió la sed de su alma, que las aguas del pozo de Sicar no podrían nunca satisfacer. Nada de todo lo que había conocido antes, le había hecho sentir así su gran necesidad. Jesús la había convencido de que leía los secretos de su vida; sin embargo, se daba cuenta de que era un amigo que la compadecía y la amaba.

Aunque la misma pureza de su presencia condenaba el pecado de ella, no había pronunciado acusación alguna, sino que le había hablado de su gracia, que podía renovar el alma. . .

Dejando su cántaro, volvió a la ciudad para llevar el mensaje a otros. . . Con corazón rebosante de alegría, se apresuró a impartir a otros la preciosa luz que había recibido. "Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizá es éste el Cristo?" dijo a los hombres de la ciudad. Sus palabras conmovieron los corazones. Había en su rostro una nueva expresión, un cambio en todo su aspecto. 

Se interesaron por ver a Jesús. . .

Tan pronto como halló al Salvador, la mujer samaritana trajo otros a él. Demostró ser una misionera más eficaz que los propios discípulos. Ellos. . . tenían sus pensamientos fijos en una gran obra futura, y no vieron que en derredor de si había una mies que segar. Pero por medio de la mujer a quien ellos despreciaron, toda una ciudad llegó a oír del Salvador. . .

Esta mujer representa la obra de una fe práctica en Cristo. Cada verdadero discípulo nace en el reino de Dios como misionero. El que bebe del agua viva, llega a ser una fuente de vida. El que recibe llega a ser un dador (Id., págs. 160-162,166). 295

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jueves, 14 de octubre de 2021

14. “NUEVO NACIMIENTO” (NICODEMO) X. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Juan 3:1-21.

Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. (Juan 3:21).

Nicodemo había venido al Señor pensando entrar en discusión con él, pero Jesús descubrió los principios fundamentales de la verdad. Dijo a Nicodemo: No necesitas conocimiento teórico tanto como regeneración espiritual. No necesitas que se satisfaga tu curiosidad, sino tener un corazón nuevo. . .

Veía [Nicodemo] que la más rígida obediencia a la simple letra de la ley tal como se aplicaba a la vida externa, no podía dar a nadie derecho a entrar en el reino de los cielos. En la estima de los hombres, su vida había sido justa y honorable; pero en la presencia de Cristo, sentía que su corazón era impuro y su vida profana. . .

Mientras el Salvador le explicaba lo concerniente al nuevo nacimiento, sintió el anhelo de que ese cambio se realizase en él... Jesús contestó la pregunta que no llegó a ser formulada: "Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado; para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna". . .

Nicodemo recibió la lección y se la llevó consigo, Escudriñó las Escrituras de una manera nueva, no para discutir una teoría, sino para recibir vida para el alma. Empezó a ver el reino de los cielos cuando se sometió a la dirección del Espíritu Santo. . .

Por un tiempo, Nicodemo no reconoció públicamente a Cristo, pero estudió su vida y meditó sus enseñanzas. En los concilios del Sanedrín, estorbó repetidas veces los planes que los sacerdotes hacían para destruirle. . .

Después de la ascensión del Señor, cuando los discípulos fueron dispersados por la persecución, Nicodemo se adelantó osadamente. Dedicó sus riquezas a sostener la tierna iglesia que los judíos esperaban ver desaparecer a la muerte de Cristo.

En tiempos de peligro, el que había sido tan cauteloso y lleno de dudas, se manifestó tan firme como una roca, estimulando la fe de los discípulos y proporcionándoles recursos con que llevar adelante la obra del Evangelio.

Aquellos que en otro tiempo le habían tributado reverencia, le despreciaron y persiguieron. Quedó pobre en los bienes de este mundo, pero no le faltó la fe que había tenido su comienzo en aquella conferencia nocturna con Jesús (DTG 142,146-148). 294

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