Neh. 6.
Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque
cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros. (Neh. 6:3).
Nehemías fue elegido por Dios porque estaba
ansioso de cooperar con el Señor como restaurador. . . Cuando vio que se
actuaba siguiendo malos principios, no se quedó como mero espectador consintiendo
mediante su silencio. No dejó que el pueblo llegara a la conclusión de que él
estaba de parte del mal. Se puso firme y decididamente del lado del bien (SDA
Bible Commentary, tomo 3, pág. 1136).
Toda estratagema que pueda sugerir el príncipe
de las tinieblas será empleada para inducir a los siervos de Dios a
confederarse con los agentes de Satanás. . . Como Nehemías, deben contestar
firmemente: "Yo hago una grande obra, y no puedo ir".
En plena seguridad, los que trabajan para Dios
pueden seguir adelante con su obra y dejar que sus esfuerzos refuten las
mentiras que la malicia invente para perjudicarles. Como los que construían los
muros de Jerusalén, deben negarse a permitir que las amenazas, las burlas o las
mentiras los distraigan de su obra. . .
A medida que se acerca el tiempo del fin, se
harán sentir con más poder las tentaciones a las cuales Satanás somete a los
que trabajen para Dios. Empleará agentes humanos para escarnecer a los que
edifiquen la muralla. Pero si los
constructores se rebajasen a hacer frente a los ataques de sus enemigos, ello
no podría sino retardar la obra.
Deben esforzarse por derrotar los propósitos
de sus adversarios; pero no deben permitir que cosa alguna los aparte de su trabajo.
La verdad es más fuerte que el error, y el bien prevalecerá sobre el mal. . . En
la resuelta devoción de Nehemías a la obra de Dios, y en su igualmente firme
confianza en Dios, residía la razón del fracaso que sufrieron sus enemigos al
tratar de atraerlo adonde lo tuviesen en su poder. El alma indolente cae
fácilmente presa de la tentación; pero en la vida que tenga nobles fines y un
propósito absorbente, el mal encuentra poco lugar donde asentar el pie. . .
El Señor ha provisto auxilio divino para todas
las emergencias a las cuales no pueden hacer frente nuestros recursos humanos. Nos
da el Espíritu Santo para ayudarnos en toda estrechez, para fortalecer nuestra
esperanza y seguridad, para iluminar nuestros espíritus y purificar nuestros
corazones. Provee oportunidades y medios para trabajar (Profetas y Reyes, págs.
487, 488). 269
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVswLr4ZSa1m-evMmN8QvZQo
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