domingo, 10 de diciembre de 2023

10. “DIOS ENSEÑA LA AUTODESCONFIANZA MEDIANTE LAS PRUEBAS” (XII. REFLEJEMOS A JESÚS EN LAS PRUEBAS) EGW

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. (Isaías 55:8).

El obrero de Dios a menudo considera las actividades de la vida como esenciales para el progreso de la obra. Se considera a sí mismo como necesario, y el yo se entremezcla en todo lo que dice y hace.

Entonces Dios se interpone, y conduce a su hijo lejos de lo terrenal, de lo que atrapa su atención, para que pueda contemplar la gloria de Dios.

El Señor dice: "Esta pobre alma me ha perdido de vista a mí y a mi suficiencia. Sus ojos no están puestos en su Señor. Debo derramar mi luz y mi poder vigorizador en su corazón, y así capacitarla para trabajar en el curso de acción correcto. Al ungir sus ojos con el colirio celestial lo prepararé para recibir la verdad".

El Señor considera necesario fortalecer el alma contra la suficiencia y la dependencia propias, con el propósito de que el obrero no mire sus fallas como virtudes y de este modo se arruine por la exaltación propia.

A veces, el Señor se abre paso hacia el alma mediante un proceso que es penoso para la humanidad; la obra de la purificación es una gran obra, y siempre demandará del hombre sufrimiento y prueba.

Pero él debe pasar por el horno de la prueba hasta que las llamas hayan consumido la escoria, y finalmente pueda reflejar la imagen divina.

Quienes siguen sus propias inclinaciones no son buenos jueces de lo que el Señor está haciendo, y están henchidos de descontento. Ven fracaso donde hay triunfo, y pérdida donde hay ganancia.

Como Jacob, están listos a exclamar: "Contra mí son todas estas cosas" (Génesis 42:36), cuando en realidad aquellas cosas por las que se quejan están operando para bien de ellos. "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos"...

Consideremos por un momento la experiencia de Pablo. El apóstol fue encarcelado y encadenado en el momento en que parecía que su labor era más necesaria para fortalecer la sufrida y perseguida iglesia. Pero éste fue el momento en que el Señor obró y las victorias que ganó fueron preciosas.

Cuando en apariencia Pablo podía hacer menos, la verdad encontró entrada en el palacio real. No fueron los sermones magistrales de Pablo delante de estos hombres notables, sino sus cadenas lo que llamó la atención de ellos.

Mediante su cautiverio el apóstol se transformó en un conquistador para Cristo. La paciencia y la humildad con las que él se sometió a su prolongado e injusto confinamiento impulsaron a estos hombres a pesar el carácter del apóstol.

Al enviar su último mensaje a sus amados en la fe, Pablo une a sus palabras los saludos de los santos de la casa de César, dirigidos a los santos de las otras ciudades. Signs of the Times, 21 de febrero de 1900. RJ350/EGW/MHP 351

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=gT6ZfFFsU8M&list=PLtrFh-HO7ogBkhtBo09vsLB5g_V_yuOGg&index=10&pp=gAQBiAQBsAQB


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