domingo, 17 de diciembre de 2023

17. “EL AMOR A JESÚS DULCIFICA EL SUFRIMIENTO” (XII. REFLEJEMOS A JESÚS EN LAS PRUEBAS) EGW

Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. (2 Corintios 4:17).

Jesús no ofrece a sus discípulos la esperanza de obtener gloria y riquezas mundanales, ni vivir sin tribulaciones. Les presenta el privilegio de andar con su Maestro por senderos de abnegación y vituperio, porque el mundo no los conoce...

Es una confederación despiadada, los hombres y los ángeles malos se alinearon en orden de batalla contra el Príncipe de paz. Aunque la compasión divina se notaba en cada una de sus palabras y acciones, su diferencia del mundo provocó una hostilidad amarguísima...

Entre la justicia y el pecado, el amor y el odio, la verdad y el engaño, hay una lucha imposible de suprimir.

Cuando se presentan el amor de Cristo y la belleza de su santidad, se le restan súbditos al reino de Satanás, y esto incita al príncipe del mal a resistir...

Siempre que el hombre procure ponerse en armonía con Dios, sabrá que la afrenta de la cruz no ha cesado.

Principados, potestades y huestes espirituales de maldad en las regiones celestes, todos se alistan contra los que consienten en obedecer la ley del cielo. 

Por eso, en vez de producirles pesar, la persecución debe llenar de alegría a los discípulos de Cristo; porque es prueba de que siguen los pasos de su Maestro.

Aunque el Señor no prometió eximir a su pueblo de tribulación, le prometió algo mucho mejor, Le dijo: "Como tus días serán tus fuerzas" (Deuteronomio 33:25)...

Si somos llamados a entrar en el horno de fuego por amor de Jesús, El estará a nuestro lado, así como estuvo con los tres fieles en Babilonia. 

Los que aman a su Redentor se regocijarán por toda oportunidad de compartir con El la humillación y el oprobio. El amor que sienten hacia su Señor dulcifica el sufrimiento por su causa...

Siguen a Cristo a través de conflictos penosos; se niegan a sí mismos y sufren ásperas desilusiones; pero los dolores que experimentan les enseñan la culpabilidad y la desgracia del pecado, al que miran con aborrecimiento. 

Siendo participantes de los padecimientos de Cristo están destinados a compartir también su gloria.

En santa visión, el profeta vio el triunfo del pueblo de Dios.  Dice: "Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria... en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso" (Apocalipsis 15:2,3). 

El discurso maestro de Jesucristo, págs. 28-30. RJ357/EGW/MHP 358

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=HJciCHcTf94&list=PLtrFh-HO7ogBkhtBo09vsLB5g_V_yuOGg&index=17&pp=gAQBiAQBsAQB


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