Y también todos los que quieren vivir
piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución. (2 Tim. 3:12).
En la experiencia que adquirió el apóstol Juan
bajo la persecución, hay una lección de maravilloso poder y ánimo para el
cristiano. Dios no impide las conspiraciones de los hombres perversos, sino que
hace que sus ardides obren para bien a los que en la prueba y el conflicto
mantienen su fe y lealtad. . .
Es obra de la fe confiar en Dios en la hora
más oscura y sentir, a pesar de ser duramente probados y azotados por la
tempestad, que nuestro Padre empuña el timón. Sólo el ojo de la fe puede ver
más allá de las cosas presentes para estimar correctamente el valor de las
riquezas eternas.
Jesús no presentó a sus seguidores la
esperanza de alcanzar gloria y riquezas terrenas ni de vivir una vida libre de
pruebas. Al contrario, los llamó a seguirle en el camino de la abnegación y el
vituperio. El que vino para redimir al mundo fue resistido por las fuerzas
unidas del mal. . .
Así será con todos los que deseen vivir
píamente en Cristo Jesús. Persecuciones y vituperios esperan a todos los que
estén dominados por el espíritu de Cristo. . .
En todas las épocas Satanás persiguió al
pueblo de Dios. Torturó a sus hijos y los entregó a muerte, pero en su muerte
llegaron a ser vencedores. Testificaron del poder de Uno que es más fuerte que
Satanás.
HOMBRES PERVERSOS pueden
torturar y matar el cuerpo, pero no pueden destruir la vida que está escondida
con Cristo en Dios. Pueden encerrar a hombres y mujeres dentro de las paredes
de una cárcel, pero no pueden amarrar el espíritu.
En medio de la prueba y la persecución, la gloria el -carácter- de Dios se revela en sus escogidos. . . Siguen a Cristo en medio de penosos conflictos; soportan la abnegación y experimentan amargos chascos; pero así aprenden lo que es la culpa y miseria del pecado, y llegan a mirarlo con aborrecimiento.
Al ser participantes de los sufrimientos de Cristo,
pueden ver la gloria más allá de las tinieblas, y dirán: "Porque tengo por
cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria
venidera que en nosotros ha de ser manifestada" (Rom. 8:18) (Los Hechos de
los Apóstoles, págs. 459-461). 361
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVvQnidnl6ZCzniWTnmgWgMf
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