Y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable. (Proverbios 24:4).
Según la ley de Dios, la fuerza para la mente y el alma, lo mismo que para el cuerpo, se adquiere por medio del esfuerzo.
El desarrollo se obtiene por medio del ejercicio.
De acuerdo con esta ley, Dios ha provisto en su Palabra los medios necesarios para el desarrollo mental y espiritual.
La Biblia contiene todos los principios que los hombres necesitan comprender, a fin de prepararse para esta vida o para la venidera.
Estos principios pueden ser comprendidos por todos.
Nadie que tenga disposición para apreciar su enseñanza puede leer un solo pasaje de la Biblia sin obtener de él algún pensamiento útil.
Pero la enseñanza más valiosa de la Biblia no se obtiene por medio de un estudio ocasional o aislado.
Su gran sistema de verdad no se presenta de tal manera que pueda descubrirlo el lector apresurado o descuidado...
Las verdades que forman el gran todo deben ser buscadas y reunidas "un poquito allí, otro poquito allá" (Isaías 28:10).
Una vez buscadas y reunidas, corresponderán perfectamente unas a otras.
Cada evangelio es un complemento de los demás; cada profecía, una explicación de la otra; cada verdad, el desarrollo de otra verdad.
El Evangelio explica los símbolos del sistema judaico.
Cada principio de la Palabra de Dios tiene su lugar; cada hecho, su relación.
Y la estructura completa, tanto en su propósito como en su ejecución, da testimonio de su Autor.
Sólo el Ser infinito pudo concebir y dar forma a esa estructura.
Al buscar las diferentes partes y al estudiar su relación, entran en actividad las facultades superiores de la mente humana.
Nadie puede emprender ese estudio sin que se desarrolle su mente.
Y el valor intelectual del estudio de la Biblia no consiste solamente en investigar la verdad y descubrir su estructura íntima, sino también en el esfuerzo requerido para abarcar los temas presentados.
La mente ocupada solamente con asuntos vulgares se empequeñece y debilita. Si nunca se empeña en comprender verdades grandes y de vasto alcance, después de un tiempo pierde la facultad de crecer.
Como salvaguardia contra esa degeneración, y como estímulo para el desarrollo, nada puede igualar al estudio de la Palabra de Dios.
Como medio de educación intelectual, la Biblia es más eficaz que cualquier otro libro o que todos los demás libros juntos...
Ningún otro estudio puede impartir poder mental como el que imparte el esfuerzo que se realiza para abarcar las estupendas verdades de la revelación.
La mente que en esa forma se pone en
contacto con los pensamientos del Ser infinito no puede sino desarrollarse y
fortalecerse. -La educación, págs. 123, 124. RJ154/EGW/MHP 155
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=kfKHNTzob3E&list=PLtrFh-HO7ogCN7TYCzWFldOpHDCN8XOF7&index=28&pp=sAQB
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