Y Renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4:23,24).
Los hábitos erróneos deben ser vencidos.
Deben formarse hábitos correctos.
Bajo la disciplina del más grande Maestro que el mundo ha conocido, los cristianos deben avanzar y ascender hacia la perfección.
Este es el mandato de Dios, y nadie debería decir: No puedo hacerlo.
Debería decir, en cambio: Dios requiere de mí que sea perfecto, y El me dará la fortaleza para superar todo lo que se interpone en el camino de la perfección.
Él es la fuente de toda sabiduría, de todo poder...
Los cristianos han de ser portaluces, diciendo a todos con quienes entran en contacto: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29).
Han de ser ejemplos de piedad, representando a Cristo en palabras, en espíritu, en acción. Sus acciones han de ser una copia de las acciones del Salvador.
Han de mostrar así la superioridad de los principios de Cristo sobre los principios del mundo.
Han de obrar en un plano de acción más elevado que el de quienes no son cristianos. Han de introducir la ennoblecedora influencia del Evangelio en cada fase de la vida.
Su pureza y utilidad han de ser una fuente de luminosidad para los demás.
El mundo ha establecido normas que se ajustan a las inclinaciones de corazones no santificados, pero ésta no es la norma de los que aman a Cristo.
El Redentor los ha escogido del mundo, y les ha dejado su vida impecable como modelo. Quiere que ellos se eleven por encima de toda vulgaridad de palabras o acción...
"Ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado... Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo" (1Pedro 1:13,15,16).
Estas palabras han de ser creídas y practicadas.
Los cristianos han de ser superiores en sabiduría, en conocimiento, en habilidad, porque creen en Dios y en su poder.
El Señor desea que alcancen el peldaño más alto de la escalera, para que puedan glorificarlo.
Él tiene tesoros de sabiduría de los cuales ellos se pueden proveer...
El verdadero cristiano obtiene una experiencia que lleva a la santidad.
La luz de la verdad alumbra su entendimiento.
Un destello de amor por el Redentor disipa la nube que se ha interpuesto entre su alma y Dios. La voluntad de Dios, pura, elevada y santificada, llega a ser su voluntad. Su rostro manifiesta la luz del cielo.
Su cuerpo es un templo apropiado para el
Espíritu Santo. La santidad adorna su carácter. Dios puede comulgar con él; porque alma y
cuerpo están en armonía con los principios del cielo. -Signs of the Times, 17 de julio de 1901. RJ156/EGW/MHP
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AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=18qwdjA5rf0&list=PLtrFh-HO7ogCN7TYCzWFldOpHDCN8XOF7&index=30&pp=sAQB
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