Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría… Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. (Proverbios 3:13,17).
Este mundo no consiste sólo en tristeza y miseria.
"Dios es amor" está escrito en cada capullo que se abre, en los pétalos de toda flor y en cada tallo de hierba.
Aunque la maldición del pecado ha hecho que la tierra produzca espinas y cardos, hay flores en los cardos, y las espinas son ocultadas por las rosas.
Todas las cosas de la naturaleza atestiguan el cuidado tierno y paternal de nuestro Dios, y su deseo de hacer felices a sus hijos.
Sus prohibiciones y mandamientos no se destinan solamente a mostrar su autoridad, sino que en todo lo que hace, procura el bienestar de sus hijos.
No exige que ellos renuncien a nada que les convendría guardar.
La opinión prevaleciente en algunas clases de la sociedad, de que la religión no favorece el logro de la salud o de la felicidad en esta vida, es uno de los errores más perniciosos. La Sagrada Escritura dice: "El temor de Jehová es para vida, y con él vivirá lleno de reposo el hombre" (Proverbios 19:23).
"¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela" (Salmo 34:12-14).
Las palabras de la sabiduría "son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo" (Proverbios 4:22).
La verdadera religión pone al hombre en armonía con las leyes de Dios, físicas, mentales y morales.
Enseña el dominio de sí mismo, la serenidad y la templanza.
La religión ennoblece el intelecto, purifica el gusto y santifica el juicio.
Hace al alma participante de la pureza del cielo.
La fe en el amor de Dios y en su providencia soberana alivia las cargas de ansiedad y cuidado.
Llena de regocijo y de contento el corazón de los encumbrados y los humildes.
La religión tiende directamente a fomentar la salud, alargar la vida y realzar nuestro goce de todas sus bendiciones. Abre al alma una fuente inagotable de felicidad.
¡Ojalá que todos aquellos que no han escogido a Cristo se dieran cuenta de que Él tiene algo que ofrecerles que es mucho mejor de lo que ellos buscan!...
Hay una estrecha relación entre la mente y el cuerpo, y para alcanzar un alto nivel de dotes morales e intelectuales, debemos acatar las leyes que gobiernan nuestro ser físico.
Para alcanzar un carácter fuerte y bien equilibrado, deben ejercitarse y desarrollarse nuestras fuerzas, tanto mentales como corporales.
¿Qué estudio puede ser más importante...
que el de este maravilloso organismo que Dios nos ha encomendado y de las leyes
por las cuales ha de conservarse en salud?
-Patriarcas y profetas, págs. 649, 650. RJ145/EGW/MHP 146
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=UyM994oE66Y&list=PLtrFh-HO7ogCN7TYCzWFldOpHDCN8XOF7&index=19&pp=sAQB
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