Gén. 12: 1-9.
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. (Heb. 11: 8).
Abraham se había criado en un ambiente de superstición y paganismo. Aun la familia de su padre, en la cual se había conservado el conocimiento de Dios, estaba cediendo a las seductoras influencias que la rodeaban, "y servían a dioses extraños" (Jos. 24: 2), en vez de servir a Jehová...
El mensaje de Dios a Abrahán era: "Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré"... A fin de que Dios pudiese capacitarlo para su gran obra como depositario de los sagrados oráculos, Abraham debía separarse de los compañeros de su niñez... La obediencia incondicional de Abraham es una de las más notables evidencias de fe de toda la Sagrada Escritura...
No fue una prueba ligera la que soportó Abraham, ni tampoco era pequeño el sacrificio que se requirió de él. Había fuertes vínculos que le ataban a su tierra, a sus parientes y a su hogar. Pero no vaciló en obedecer al llamamiento. Nada preguntó en cuanto a la tierra prometida. No averiguó si era feraz y el clima saludable, si los campos ofrecían paisajes agradables, o si habría oportunidad para acumular riquezas. Dios había hablado, y su siervo debía obedecer; el lugar más feliz de la tierra para él era donde Dios quería que estuviese.
Muchos continúan siendo probados como lo fue Abraham... Se les puede pedir que abandonen una carrera que promete riquezas y honores, que dejen afables y provechosas amistades, y que se separen de sus parientes, para entrar en lo que parezca ser sólo un sendero de abnegación, trabajos y sacrificios.
Dios tiene una obra para ellos... ¿Quién está listo para renunciar a los planes que ha abrigado y a las relaciones familiares en cuanto le llame la Providencia? ¿Quién aceptará nuevas obligaciones y entrará en campos inexplorados...?
El que haga esto tiene la fe de Abraham, y compartirá con él el "sobremanera alto y eterno peso de gloria", con el cual no se puede comparar "lo que en este tiempo se padece" (2 Cor. 4:17; Rom. 8:18) (Patriarcas y Profetas, págs. 117-119). 45
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