Gén. 32: 24-30.
Porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido. (Gén. 32:28).
SI JACOB no se hubiese arrepentido antes por su pecado consistente en tratar de conseguir la primogenitura mediante un engaño, Dios no habría podido oír su oración ni conservarle bondadosamente la vida. Así será en el tiempo de angustia. SI EL PUEBLO DE DIOS tuviera pecados inconfesos que aparecieran ante ellos cuando los torturen el temor y la angustia, serían abrumados; la desesperación anularía su fe, y no podrían tener confianza en Dios para pedirle su liberación.
PERO aunque tengan un profundo sentido de su indignidad, no tendrán pecados ocultos que revelar. Sus pecados habrán sido borrados por la sangre expiatoria de Cristo, y no los podrán recordar. . .
TODOS los que traten de ocultar o excusar sus pecados, y permitan que permanezcan en los libros del cielo inconfesos y sin perdón, serán vencidos por Satanás. CUANTO más elevada sea su profesión, y cuanto más honorable sea la posición que ocupen, tanto más grave será su conducta ante los ojos de Dios, y tanto más seguro será el triunfo del gran adversario.
SIN EMBARGO, la historia de Jacob es una promesa de que Dios no desechará a los que fueron arrastrados al pecado, pero que se han vuelto al Señor con verdadero arrepentimiento.
POR LA ENTREGA de sí mismo y por su confiada fe, Jacob alcanzó lo que no había podido alcanzar con su propia fuerza. ASÍ EL SEÑOR ENSEÑÓ a su siervo que sólo el poder y la gracia de Dios podían darle las bendiciones que anhelaba.
ASÍ OCURRIRÁ con los que vivan en los últimos días. Cuando los peligros los rodeen, y la desesperación se apodere de su alma, deberán depender únicamente de los méritos de la expiación. . .. Nadie perecerá jamás mientras haga esto. . .
JACOB PREVALECIÓ, porque fue perseverante y decidido. . . Este es el tiempo en que debemos aprender la lección de la oración que prevalece y de la fe inquebrantable.
LAS MAYORES VICTORIAS de la iglesia de Cristo o del cristiano no son las que se ganan mediante el talento o la educación, la riqueza o el favor de los hombres. SON LAS VICTORIAS que se alcanzan en la cámara de audiencia con Dios, cuando la fe fervorosa y agonizante se ase del poderoso brazo de la omnipotencia (Patriarcas y Profetas, págs. 200-202). 70
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