1
Sam. 17: 38-58.
Entonces
dijo David al filisteo. . . yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los
ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. (1
Sam. 17: 45).
Goliat
insultó a David y lo maldijo en nombre de sus dioses. Sentía que era un insulto a su dignidad que
un imberbe mancebo, sin llevar siquiera armadura, le enfrentara. . . David no
se irritó al ser tenido en menos, ni tembló ante sus terribles amenazas, sino
que replicó: "Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a
ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de
Israel, a quien tú has provocado" (Testimonies, tomo 3, pág. 219).
Este
discurso, pronunciado con voz clara y musical, resonó por los aires, y lo
oyeron distintamente los millares que escuchaban, convocados para la guerra. La
ira de Goliat llegó al extremo. Furiosamente, empujó hacia atrás el yelmo que
le protegía la frente, y corrió para vengarse de su adversario. El hijo de Isaí
se estaba preparando para recibir a su enemigo. "Y aconteció que, como el
filisteo se levantó para ir y llegarse contra David, David se dio prisa y
corrió al combate contra el filisteo. Y metiendo David su mano en el saco, tomó
de allí una piedra, y tirósela con la honda, e hirió al filisteo en la frente:
y la piedra quedó hincada en la frente, y cayó en tierra sobre su rostro".
El
asombro cundió entre las filas de los dos ejércitos. Habían estado seguros de
que David perecería; pero cuando la piedra cruzó el aire zumbando y dio de
lleno en el blanco, vieron al poderoso guerrero temblar y extender las manos,
como herido de una ceguera repentina. El gigante se tambaleó y como una encina
herida cayó al suelo. David no se demoró un solo instante. Se lanzó sobre el
postrado filisteo y asió con las dos manos la pesada espada de Goliat. Un
momento antes el gigante se había jactado de que con ella separaría la cabeza
de los hombros del joven, y daría su cuerpo a las aves del cielo. Ahora el arma
se elevó en el aire, y la cabeza del jactancioso rodó apartándose del tronco, y
un grito de triunfo subió del campamento de Israel (Patriarcas y Profetas,
págs. 701, 702). 165
AUDIO:
https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuozPJtDXwpVnSKXr1hJGB-
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