1 Sam. 25: 18-35.
Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta
ofrenda; pues Jehová de cierto hará casa estable a mi señor, por cuanto mi
señor pelea las batallas de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días.
(1 Sam. 25: 28).
Abigail se dirigió respetuosamente a David,
honrándolo y tratándolo con deferencia, y presento su caso elocuentemente y con
éxito. Aunque no excusó la insolencia de su esposo, rogó por su vida. También
dio muestras de ser no sólo juiciosa, sino piadosa, y que estaba al tanto de la
intervención divina en la vida de David. Declaró su firme fe, en el hecho de
que David era el ungido de Jehová (Manuscrito 17, 1891).
Abigail insinuó el curso que David debía seguir. Debía
librar las batallas del Señor. No debía procurar vengarse por los agravios
personales, aun cuando se le perseguía como a un traidor. . . Estas palabras
sólo pudieron brotar de los labios de una persona que participaba de la sabiduría
de lo Alto. La piedad de Abigail, como la fragancia de una flor, se expresaba
inconscientemente en su semblante, sus palabras y sus acciones. El Espíritu del
Hijo de Dios moraba en su alma. Su palabra, sazonada de gracia, y henchida de
bondad y de paz, derramaba una influencia celestial. Impulsos mejores se
apoderaron de David, y tembló al pensar en lo que pudiera haber resultado de su
propósito temerario. . .
Una vida cristiana consagrada derrama siempre luz,
consuelo y paz. Se caracteriza por la pureza,
el tino, la sencillez y el deseo de servir a los semejantes. Está dominada por
ese amor desinteresado que santifica la influencia. Está henchida del Espíritu
de Cristo, y doquiera vaya quien la posee deja una huella de luz.
Abigail era sabia para aconsejar y reprender. La
ira de David se disipó bajo el poder de su influencia y razonamiento. . .
Con corazón humilde recibió la reprensión. . . Le
dio las gracias y la bendijo por haberle aconsejado tan rectamente.
Son muchos los que, cuando se les reprende, se
creen dignos de alabanza si reciben el reproche sin impacientarse; pero ¡cuán
pocos aceptan la reprensión con gratitud de corazón, y bendicen a los que
tratan de evitarles que sigan un sendero malo! (Patriarcas y Profetas, págs.
724, 725). 170
AUDIO:
https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuozPJtDXwpVnSKXr1hJGB-
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