Hech. 4:32; 5:11.
Entonces todos los que estaban
sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el
rostro de un ángel. (Hech. 6:15).
Esteban, el más destacado de los siete diáconos, era varón de profunda piedad y gran fe. . . Era muy activo en la causa de Cristo y proclamaba osadamente su fe.
Eruditos
rabinos y doctores de la ley entablaron con él discusiones públicas, confiados
en obtener fácil victoria. Pero "no podían resistir a la sabiduría y al
espíritu con que hablaba". . .
Al ver los sacerdotes y
magistrados el poder que acompañaba a la predicación de Esteban, le cobraron
acerbo odio. . . Echaron mano de Esteban y lo llevaron ante el consejo del
Sanedrín para juzgarlo. . .
Saulo de Tarso estaba
presente y tomó muy activa parte contra Esteban, aportando todo el peso de su
elocuencia y la lógica de los rabinos a fin de convencer a las gentes de que
Esteban predicaba falsas y perniciosas doctrinas.
Pero Saulo encontró en
Esteban un varón que comprendía plenamente los designios de Dios en la difusión
del Evangelio por las demás naciones. . . El preso leyó su destino en los
crueles rostros que le cercaban, pero no se inmutó. No temía la muerte ni le
aterrorizaban los furiosos sacerdotes ni las excitadas turbas. Perdió de vista
el espectáculo que se ofrecía a sus ojos, se le entreabrieron las puertas del
cielo, y vio la gloria de los atrios de Dios y a Cristo que se levantaba de su
trono como para sostener a su siervo (Los Hechos de los Apóstoles, págs.
80-83).
En todo tiempo los
mensajeros elegidos de Dios fueron víctimas de insultos y persecución; no
obstante, el conocimiento de Dios se difundió por medio de sus aflicciones. . .
Cuando apedrearon al elocuente y noble Esteban por instigación del Sanedrín, no hubo pérdida para la causa del Evangelio. La luz del cielo que glorificó su rostro, la compasión divina que se expresó en su última oración, llegaron a ser como una flecha aguda de convicción para el miembro intolerante del Sanedrín que le observaba, y Saulo, el fariseo perseguidor, se transformó en el instrumento escogido para llevar el nombre de Cristo a los gentiles, a los reyes y al pueblo de Israel.
(El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 33. 332
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtrbL52hGjPNaJMDGwACpWZ
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