No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará
en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en
los cielos. (Mat. 7:21).
No todos los que dicen trabajar por Cristo son
discípulos verdaderos. Entre los que llevan su nombre y se llaman sus obreros,
hay quienes no le representan por su carácter. . . Hasta la consumación de los
siglos habrá cizaña entre el trigo. . .
En su misericordia y longanimidad, Dios tiene paciencia con el impío, y aun con el de falso corazón. Entre los apóstoles escogidos por el Cristo, estaba Judas el traidor.
¿Deberá ser causa de sorpresa o de desaliento el que haya hoy hipócritas entre los obreros de Cristo?
Si
Aquel que lee en los corazones pudo soportar al que, como él sabía, iba a
entregarle, ¡Con Cuánta Paciencia Deberemos Nosotros También Soportar A Los Que
Yerran!
Y no todos, ni aun entre los que parecen ser los que más yerran,
son como Judas.
El impetuoso Pedro, tan violento y seguro de sí mismo, aparentaba a menudo ser inferior a Judas. El Salvador le reprendió más veces que al traidor.
Pero ¡qué vida de servicio y sacrificio fue la suya!
¡Cómo atestigua el poder de la gracia de Dios! (El Ministerio de Curación,
págs. 393, 394).
Cristo relacionó consigo a Judas y al
impulsivo Pedro, no porque Judas fuese codicioso y Pedro apasionado, sino para
que pudiesen aprender de él, su gran Maestro, y llegasen a ser como él,
abnegados, mansos y humildes de corazón.
El vio en ambos hombres buen material. Judas
poseía capacidad financiera, que habría sido valiosa para la iglesia si hubiese
recibido en su corazón las lecciones que Cristo daba al reprender todo egoísmo,
fraude y avaricia, aun en los asuntos pequeños de la vida (Joyas de los
Testimonios, tomo 1, pág. 566).
El mundo no tiene derecho a dudar de la verdad
del cristianismo porque en la iglesia haya miembros indignos, ni debieran los
cristianos descorazonarse a causa de esos falsos hermanos.
¿Qué ocurrió en la iglesia primitiva? Ananías
y Safira se unieron con los discípulos. Simón el mago fue bautizado. . . Judas
Iscariote figuró entre los apóstoles.
El Redentor no quiere perder un alma; su trato
con Judas fue registrado para mostrar su larga paciencia con la perversa
naturaleza humana; y nos ordena que seamos indulgentes como él lo fue (Palabras
de Vida del Gran Maestro, págs. 57, 58). 319
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtrbL52hGjPNaJMDGwACpWZ
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