lunes, 22 de noviembre de 2021

22. “SOLO POR UN HOMBRE” (FELIPE Y EL ETÍOPE) XI. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Hech. 8:26-40.

Un ángel del señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. (Hech. 8:26,27).

Notemos cuánto esfuerzo se hizo por sólo un hombre, un etíope (8Testimonies pág. 57).

Este etíope era hombre de buena posición y amplia influencia. Dios vio que, una vez convertido, comunicaría a otros la luz recibida, y ejercería poderoso influjo en favor del evangelio. Los ángeles del Señor asistían a este hombre que buscaba luz, y le atraían al Salvador. Por el ministerio del Espíritu Santo, El señor lo puso en relación con quien podía conducirlo a la luz.

A Felipe se le mandó que fuese al encuentro del etíope y le explicase la profecía que iba leyendo. El Espíritu dijo; "llégate, y júntate a este carro" . . . El corazón del etíope se conmovió de interés cuando Felipe le explico las Escrituras, y al terminar el discípulo, el hombre se mostró dispuesto a aceptar la luz que se le daba. No alegó su alta posición mundana como excusa para rechazar el evangelio. . .

Este etíope simboliza una numerosa clase de personas que necesitan ser enseñada por misioneros como Felipe, esto es, por hombres que escuchen la voz de Dios y vayan adonde él los envíe. Muchos leen las escrituras sin comprender su verdadero sentido.

En todo el mundo, hay hombres y mujeres que miran fijamente al cielo, oraciones, lágrimas e interrogaciones brotan de las almas anhelosas de luz en suplica de gracia y de la recepción del Espíritu Santo. Muchos están en el umbral del reino esperando únicamente ser incorporados en él.

Un ángel guió a Felipe a uno que anhelaba luz y estaba dispuesto a recibir el evangelio. Hoy también los ángeles guiarán los pasos de aquellos obreros que consientan en que el Espíritu Santo santifique sus lenguas y refine y ennoblezca sus corazones (Los hechos de los apóstoles, págs. 88- 90).

El que mandó a Felipe al eunuco etíope; que envío a Pedro al centurión romano; y la pequeña israelita en auxilio de Naamán, el capitán sirio, también envía hoy, como representantes suyos a hombres, y mujeres y jóvenes, para que vayan a los que necesitan ayuda y dirección divinas (El ministerio de Curación, pág. 375). 333

AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtrbL52hGjPNaJMDGwACpWZ


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