Exo. 4: 14-16, 27-31.
Envió a su siervo Moisés, y a Aarón, al cual
escogió. (Sal. 105: 26).
Aarón era un hombre de disposición afable, a quien Dios eligió para estar junto a Moisés y hablar en su lugar. . . Dios Podría haber elegido a Aarón como líder; pero el que conoce los corazones y comprende el carácter humano, sabía que Aarón era débil y no tenía el valor moral para ponerse de parte de la justicia bajo cualquier circunstancia, sin tomar en cuenta las consecuencias. El deseo de Aarón de ganar la buena voluntad de la gente, algunas veces lo llevó a cometer graves errores. . .
Esa misma falta de firmeza en lo correcto dentro de su
familia, causó la muerte de dos de sus hijos. . . Nadab y Abiú no tuvieron
reverencia al mandato de Dios de usar fuego sagrado para quemar incienso en el
incensario delante de él...
Aquí tenemos el resultado de una disciplina
descuidada. Como los hijos de Aarón no habían sido enseñados a respetar y
reverenciar las órdenes de su padre, como no respetaban la autoridad paterna,
no comprenden la necesidad de ser estrictos en su obediencia a los requisitos
de Dios. . . Contra la expresa orden de Dios, lo deshonraron ofreciéndole fuego
común en vez del sagrado. Dios los
castigó con su ira; salió fuego de su presencia y los destruyó.
Aarón soportó su inmenso dolor con paciencia y
humilde sumisión. La pena y una agonía profunda lastimaban su alma. Era
culpable del descuido de su deber. Era sacerdote del Dios alto, para hacer
expiación por los pecados del pueblo. Era sacerdote de su familia, y sin
embargo se había inclinado a pasar por alto la insensatez de sus hijos. Había
descuidado su deber de disciplinarios y educarlos en la obediencia, la
abnegación y la reverencia por la autoridad paterna. Por sus sentimientos de indulgencia
equivocada, falló en moldear sus caracteres en la reverencia por las cosas
eternas. Aarón no vio, así como muchos padres cristianos hoy día tampoco ven,
que con su amor equivocado y su indulgencia hacia las culpas de sus hijos, los
enfrentaría con el seguro desagrado de Dios. Su blanda reprensión, sin un
ejercicio firme de la restricción paterna, y su benignidad imprudente hacia sus
hijos, eran actos de extrema crueldad (Testimonies, tomo 3, págs. 293-295). 103
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuUCOpUfXzaq8n4wQXmyR80
No hay comentarios.:
Publicar un comentario