2 Tim. 2.
Procura con diligencia
presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que
usa bien la palabra de verdad. (2 Tim. 2:15).
Pablo amaba a Timoteo, su "hijo en la fe" (1 Tim. 1:2).
El gran apóstol sondeaba a menudo al
discípulo más joven, preguntándole en cuanto a la historia bíblica; y al viajar
de lugar en lugar, le enseñaba cuidadosamente cómo trabajar con éxito (Los
Hechos de los Apóstoles, págs. 166,167).
El afecto entre Pablo y
Timoteo comenzó con la conversión de Timoteo; el lazo se había fortalecido a
medida que compartían las esperanzas, los peligros y los trabajos de la vida
misionera, hasta que parecían ser uno.
La disparidad de sus
edades y la diferencia de sus caracteres hicieron más ferviente su mutuo amor. El
espíritu ardiente, celoso e indomable de Pablo encontró reposo y ánimo en la
disposición apacible, complaciente y discreta de Timoteo.
El servicio fiel y el
amor tierno de su sufrido compañero alegraron más de una hora oscura de la vida
del apóstol. . . Todo lo que un hijo puede ser hacia un padre amado y respetado,
lo fue el joven Timoteo para el sufrido y solitario Pablo (7CBA 917).
Pablo amaba a Timoteo
porque Timoteo amaba a Dios. Su conocimiento inteligente de la piedad
experimental y de la verdad le daba distinción e influencia. La piedad y la
influencia de su vida hogareña no eran de baja categoría, sino puras, sensatas,
y no corrompidas por falsos sentimientos. . .
La Palabra de Dios era
la regla que guiaba a Timoteo. . . Su mente se espaciaba en las ideas del orden
más elevado posible. Quienes lo instruían en su hogar cooperaban con Dios al
educar a ese joven para soportar las cargas que le serían impuestas a temprana
edad (Id., pág. 918).
En su trabajo, Timoteo buscaba constantemente el consejo y la instrucción de Pablo.
No actuaba por
impulso, sino con reflexión y serenidad. . .
El Espíritu Santo
encontraba en él uno que podía ser amoldado y modelado como un templo para la morada
de la divina Presencia.
Las lecciones de la
Biblia, al entretejerse en la vida diaria, tienen una profunda y perdurable
influencia en el carácter. Estas lecciones las aprendía y practicaba Timoteo
(Los Hechos de los Apóstoles, pág. 167). 347
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuPpX6vP-uxa30H1-0TyxIr
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