Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. (Mateo 5:48).
El ideal del carácter cristiano es la semejanza con Cristo. Como el Hijo del hombre fue perfecto en su vida, los que le siguen han de ser perfectos en la suya.
Jesús fue hecho en todo semejante a sus hermanos. Se hizo carne, como somos carne. Tuvo hambre y sed y sintió cansancio. Fue sostenido por el alimento y refrigerado por el sueño.
Participó de la suerte del hombre, aunque era el inmaculado Hijo de Dios. Era Dios en la carne. Su carácter ha de ser el nuestro...
Cristo es la escalera que Jacob vio, cuya base descansada en la tierra y cuya cima llegaba a la puerta del cielo, hasta el mismo umbral de la gloria.
Si esa escalera no hubiese llegado a la tierra, y le hubiese faltado un solo peldaño, habríamos estado perdidos.
Pero Cristo nos alcanza donde estamos. Tomó nuestra naturaleza y venció, a fin de que nosotros, tomando su naturaleza, pudiésemos vencer.
Hecho "en semejanza de carne de pecado" (Romanos 8:3), vivió una vida sin pecado. Ahora, por su divinidad, echa manos del trono del cielo, mientras que por su humanidad llega hasta nosotros.
Él nos invita a obtener por la fe en Él la gloria del carácter de Dios. Por lo tanto, hemos de ser perfectos, como nuestro "Padre que está en los cielos es perfecto".
Jesús había demostrado en qué consiste la justicia, y había señalado a Dios como su fuente. Ahora encaró los deberes prácticos. Al dar limosna, al orar, al ayunar, dijo El, no deben hacer nada para atraer la atención o provocar alabanza.
Den con sinceridad, para beneficiar a los pobres que sufren. Al orar, póngase el alma en comunión con Dios. Al ayunar, no anden con la cabeza inclinada y el corazón lleno de pensamientos relativos al yo...
El que más completamente se entrega a Dios es el que le rendirá el servicio más aceptable.
Porque mediante la comunión con Dios, los hombres llegarán a colaborar con El en cuanto a presentar su carácter a la humanidad. El servicio prestado con sinceridad de corazón tiene gran recompensa. "Tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público".
Por La Vida que vivimos mediante la gracia de Cristo se forma el carácter. La belleza original empieza a ser restaurada en el alma. Los atributos del carácter de Cristo son impartidos, y la imagen del Ser divino empieza a resplandecer.
Los
rostros de los hombres y las mujeres que andan y trabajan con Dios expresan la
paz del cielo. Están rodeados por la atmósfera celestial. Para esas
almas, el reino de Dios empezó ya. Tienen el gozo de Cristo, el gozo de
beneficiar a la humanidad. Tienen la honra de ser aceptados para servir al
Maestro; se les ha confiado el cargo de hacer su obra en su nombre. El Deseado
de todas las gentes, págs. 278, 279. RJ16/EGW/MHP 17
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=Z8kzxGkakDc&list=PLtrFh-HO7ogAQRUFvkOyvYEFpjjoDg9Aq&index=11&pp=sAQB
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