2 Crón. 12.
Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la
ley de Jehová y todo Israel con él. (2 Crón. 12:1).
El despilfarro cometido por Salomón durante su
apostasía le había inducido a imponer al pueblo contribuciones gravosas y a
exigirle muchos servicios. . . Si Roboam y sus inexpertos consejeros hubiesen
comprendido la voluntad divina con referencia a Israel, habrían escuchado al
pueblo cuando pidió reformas decididas en la administración del gobierno. Pero
durante la hora oportuna, en la asamblea de Siquem, no razonaron de la causa al
efecto. . .
La pluma inspirada nos ha dejado la triste
constancia de que el sucesor de Salomón no ejerció una influencia enérgica en
favor de la lealtad a Jehová. A pesar de ser por naturaleza de una voluntad
fuerte y egoísta, lleno de fe en sí mismo y propenso a la idolatría, si hubiese
puesto toda su confianza en Dios habría adquirido fuerza de carácter, fe
constante y sumisión a los requerimientos divinos. Pero con el transcurso del
tiempo, el rey puso su confianza en el poder de su cargo y en las fortalezas
que había creado. Poco a poco fue cediendo a las debilidades que había
heredado, hasta poner su influencia por completo del lado de la idolatría. . .
¡Cuán tristes y rebosantes de significado son las palabras "y con él todo Israel"!
El pueblo al cual Dios había
escogido para que se destacase como luz de las naciones circundantes, se
apartaba de la Fuente de su fuerza y procuraba ser como las naciones que le
rodeaban. Así como con Salomón, sucedió con Roboam: la influencia del mal
ejemplo extravió a muchos.
Y lo mismo sucede hoy en mayor o menor grado con todo aquel que se dedica a hacer el mal: no se limita al tal la influencia del mal proceder. Nadie vive para sí. Nadie perece solo en su iniquidad. Toda vida es una luz que alumbra y alegra la senda ajena, o una influencia sombría y desoladora que lleva hacia la desesperación y la ruina.
Conducimos a otros
hacia arriba, a la felicidad y la vida inmortal, o hacia abajo, a la tristeza y
a la muerte eterna. Y si por nuestras acciones fortalecemos o ponemos en
actividad las potencias que tienen para el mal los que nos rodean, compartimos
su pecado (Profetas y Reyes, págs. 65, 66, 68, 69). 202
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVukDTje2DM2TCaxoRZtAmIP
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