2 Cor. 14.
Y clamó Asa a Jehová su Dios, y dijo: Oh
Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no
tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios
nuestro; Porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército.
Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre. (2 Crón.
14:11).
La fe de Asa se vio muy probada cuando
"Zera etíope con un ejército de mil millares, y trescientos carros"
invadió su reino. En esa crisis, Asa no confió en las "ciudades
fuertes" que había construido en Judá, con muros dotados de "torres,
puertas, y barras", ni en los hombres "diestros". El rey
confiaba en Jehová de los ejércitos. . . Mientras disponía a sus fuerzas en
orden de batalla, solicitó la ayuda de Dios.
Los ejércitos oponentes se hallaban frente a
frente. Era un momento de prueba para los que servían al Señor. ¿Habían
confesado todo pecado? ¿Tenían los hombres de Judá plena confianza en que el poder
de Dios podía librarlos? En esto pensaban los caudillos. Desde todo punto de
vista humano, el gran ejército de Egipto habría de arrasar cuanto se le
opusiera. Pero en tiempo de paz, Asa no se había dedicado a las diversiones y
al placer, sino que se había preparado para cualquier emergencia. Tenía un
ejército adiestrado para el conflicto. Se había esforzado por inducir a su
pueblo a hacer la paz con Dios, y llegado el momento, su fe en Aquel en quien
confiaba no vaciló, aun cuando tenía menos soldados que el enemigo.
Habiendo buscado al Señor en los días de prosperidad,
el rey podía confiar en él en el día de la adversidad. Sus peticiones
demostraron que no desconocía el poder admirable de su Dios. . .
La de Asa es una oración que bien puede elevar
todo creyente cristiano. . . En el conflicto de la vida, debemos hacer frente a
los agentes malos que se han desplegado contra la justicia. Nuestra esperanza
no se concentra en el hombre, sino en el Dios vivo con la plena seguridad de la
fe, podemos contar con que él unirá su omnipotencia a los esfuerzos de los
instrumentos humanos, para gloria de su nombre. Revestidos de la armadura de su
justicia, podemos obtener la victoria contra todo enemigo (Profetas y Reyes, págs.
81, 82). 204
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVukDTje2DM2TCaxoRZtAmIP
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