sábado, 8 de mayo de 2021

08. “ÉSTE ES EL SECRETO” (SANSÓN Y DALILA) V. CONFLICTO Y VALOR (EGW).

Juec. 16: 15-23.

Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él. (Juec. 16: 20).

Día tras día Dalila le fue instando con sus palabras hasta "que su alma fue reducida a mortal angustia". Sin embargo, una fuerza sutil le sujetaba al lado de ella. Vencido por último, Sansón le dio a conocer el secreto: "Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y seré debilitado, y como todos los hombres". En seguida envió Dalila un mensajero a los señores de los filisteos, para instarles a venir sin tardanza alguna. 

Mientras el guerrero dormía, se le cortaron las espesas trenzas de la cabeza. Luego, como lo había hecho tres veces antes, ella gritó: "Sansón, los filisteos sobre ti!" Despertándose repentinamente, quiso hacer uso de su fuerza como en otras ocasiones, y destruirlos; pero sus brazos impotentes se negaron a obedecerle, y entonces se dio cuenta de "que Jehová ya se había de él apartado". Cuando se lo hubo rapado, Dalila empezó a molestarle y a causarle dolor para probar su fuerza; pues los filisteos no se atrevían a aproximársele hasta que estuvieran plenamente convencidos de que su fuerza había desaparecido. Entonces le prendieron, y habiéndole sacado los ojos, lo llevaron a Gaza. Allí quedó atado con cadenas y grillos en la cárcel y condenado a trabajos forzados.

¡Cuán grande era el cambio para el que había sido juez y campeón de Israel, al verse ahora débil, ciego, encarcelado, rebajado a los menesteres más viles! Poco a poco había violado las condiciones de su sagrada vocación. Dios había tenido mucha paciencia con él; pero cuando se entregó de tal manera al poder del pecado que traicionó su secreto, el Señor se apartó de él y le abandonó. No había virtud alguna en sus cabellos largos, sino que eran una señal de su lealtad a Dios; y cuando sacrificó ese símbolo para satisfacer su pasión, perdió también las bendiciones que representaba (Patriarcas y Profetas, págs. 610, 611).

Si la cabeza de Sansón hubiese sido rapada sin culpa de su parte, su fuerza hubiera permanecido. Pero su conducta había mostrado tanto desprecio por el favor y la autoridad de Dios que era como si él mismo desdeñosamente se hubiese cortado las guedejas de la cabeza. Por eso Dios dejó que soportara los resultados de su propio extravío (SDA Bible Commentary, tomo 2, pág. 1007). 135

AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVvB82R0AOwjMNfRTLYsv9JL


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