Juec. 16: 24-31.
Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor
Jehová, acuérdate ahora de mí. (Juec. 16: 28).
En el sufrimiento y la humillación, mientras era
juguete de los filisteos, Sansón aprendió más que nunca antes acerca de sus
debilidades; y sus aflicciones le llevaron al arrepentimiento. A medida que el
pelo crecía, le volvía gradualmente su fuerza; pero sus enemigos,
considerándole como un prisionero encadenado e impotente, no sentían aprensión
alguna.
Los filisteos atribuían su victoria a sus dioses; y
regocijándose, desafiaban al Dios de Israel. Se decidió hacer una fiesta en
honor de Dagón el dios pez, "protector del mar". De todos los pueblos
y campos de la llanura filistea, se congregaron la gente y sus señores.
Muchedumbre de adoradores llenaban el gran templo y
las galerías alrededor del techo. Era una ocasión de festividad y regocijo.
Resaltó la pompa de los sacrificios, seguidos de música y banqueteo. Entonces,
como trofeo culminante del poder de Dagón, se hizo traer a Sansón. Grandes
gritos de regocijo saludaron su aparición. El pueblo y los príncipes se
burlaron de su condición miserable y adoraron al dios que había vencido
"al destruidor de nuestra tierra". Después de un rato, como si estuviese
cansado, Sansón pidió permiso para descansar apoyándose contra las dos columnas
centrales que sostenían el techo del templo. Elevó entonces en silencio la
siguiente oración: "Señor Jehová, acuérdate de mí, y esfuérzame, te ruego,
solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los
filisteos".
Con estas palabras abrazó las columnas con sus
poderosos brazos; y diciendo: "Muera yo con los filisteos", se
inclinó; y cayó el techo, matando de un solo golpe a toda la vasta multitud que
estaba allí. "Y fueron muchos más los que de ellos mató muriendo, que los
que había muerto en su vida". El ídolo y sus adoradores, los sacerdotes y
los campesinos, los guerreros y los nobles, quedaron sepultados juntos debajo
de las ruinas del templo de Dagón. Y entre ellos estaba el cuerpo gigantesco de
aquel a quien Dios había escogido para que libertase a su pueblo (Patriarcas y
Profetas, págs. 611, 612).
La contienda, en vez de ser entre Sansón y los filisteos, era ahora entre Jehová y Dagón, y de esta forma el Señor hizo valer su poder omnipotente y su autoridad suprema. (SDA Bible Commentary, tomo 2, págs. 1007, 1008). 137
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVvB82R0AOwjMNfRTLYsv9JL
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