1 Sam. 14: 36-46.
Porque con el juicio con que juzgáis, seréis
juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. (Mat. 7: 2).
Saúl no pudo menos que reconocer que su hijo le era
preferido tanto por el pueblo como por el Señor. La salvación de Jonatán
constituyó un reproche severo para la temeridad del rey. Presintió que sus
maldiciones recaerían sobre su propia cabeza. No prosiguió ya la guerra contra
los filisteos, sino que regresó a su pueblo, melancólico y descontento.
Los que están más dispuestos a excusarse o
justificarse en el pecado son a menudo los más severos para juzgar y condenar a
los demás. Muchos, como Saúl, atraen
sobre sí el desagrado de Dios, pero rechazan los consejos y menosprecian las
reprensiones. Aun cuando están convencidos de que el Señor no está con ellos,
se niegan a ver en sí mismos la causa de su dificultad. Albergan un espíritu
orgulloso y jactancioso, mientras se entregan a juzgar y reconvenir cruel y
severamente a otros que son mejores que ellos...
A menudo los que procuran ensalzarse se ven puestos
en situaciones que revelan su carácter. Así pasó en el caso de Saúl. Su conducta
convenció al pueblo de que apreciaba el honor y la autoridad reales más que la
justicia, la misericordia o la benevolencia. Así fue inducido a ver el error
que había cometido al rechazar la forma de gobierno que Dios le había dado. El
pueblo había renunciado al profeta piadoso, cuyas oraciones habían traído
grandes bendiciones, por un rey que en su celo ciego había impetrado una
maldición sobre ellos.
Si los hombres de Israel no hubieran intervenido
para salvar la vida de Jonatán, su libertador habría perecido por decreto del
rey. ¡Con qué dudas y vacilaciones debe haber seguido aquel pueblo desde
entonces la dirección de Saúl! ¡Cuán amargo les habrá sido pensar que había
sido colocado en el trono por decisión de ellos mismos! El Señor soporta por mucho tiempo los
extravíos de los hombres, y a todos les otorga la oportunidad de ver y
abandonar sus pecados; pero aun cuando parecería que hace prosperar a los que
menosprecian su voluntad y pasan por alto sus advertencias, pondrá oportuna y
seguramente de manifiesto la insensatez de ellos (Patriarcas y Profetas, págs.
677, 678). 155
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVvHzeTZHeg9LuyEsTpEZcLf
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