Líbrame…
oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia. (Salmo 51:14).
En cada escuela se necesita
grandemente la enseñanza del canto... Debiera manifestarse
mucho más interés en ello.
Los alumnos que han
aprendido a cantar, con voces melodiosas, dulces cantos evangélicos
de manera que sus palabras sean fácilmente comprendidas, pueden hacer mucho bien como
evangelistas cantores.
Encontrarán
muchas oportunidades de usar el talento que Dios les ha dado, llevando canciones y luz a muchos
lugares oscurecidos por el pecado, el dolor y la
aflicción, al cantar ante aquellos que pocas veces tienen el privilegio de recibir algún ministerio evangélico.
Vayan a los
caminos y a los vallados. Esfuércense por
alcanzar tanto a las clases altas como a las bajas. Entren en los hogares de los ricos y de los
pobres.
Al ir de casa en casa para cantar, pregunten: "¿Les gustaría que cantáramos? Nos agradaría ofrecerles unos
momentos de canto y tener unas palabras de oración para pedir a Dios que nos guarde". No serán muchos los que les impedirán la entrada.
-Manuscrito 67, de 1903.
Se fomentaba un espíritu
de devoción [en las escuelas de los profetas]... A los estudiantes... se les
enseñaba a orar, a aproximarse a su
Creador, a ejercer fe en El, a comprender y obedecer las
enseñanzas de su Espíritu.
Intelectos
santificados sacaban del tesoro
de Dios cosas nuevas y viejas, y el Espíritu de Dios se
manifestaba en profecías y cantos sagrados.
Se
empleaba la música con un propósito santo, para elevar los pensamientos hacia aquello que
es puro, noble y enaltecedor, y para despertar en el alma la devoción y la gratitud hacia Dios.
¡Cuánto
contraste hay entre la antigua costumbre y los usos que con frecuencia se le da
hoy a la música!
¡Cuántos son los que emplean este don especial para
ensalzares a sí mismos, en lugar de usarlo para glorificar a Dios!
El amor a la
música conduce a los incautos a participar con los
amantes de lo mundano en las reuniones
de placer adonde Dios prohibió a sus hijos que fueran. Así, lo que es una gran bendición cuando se
lo usa correctamente, se convierte en uno de
los medios más certeramente empleados
por Satanás para desviar la mente
del deber y de la
contemplación de las cosas eternas.
La música forma parte
del culto tributado a Dios en los atrios celestiales, y en nuestros
cánticos de alabanza debiéramos procurar aproximarnos tanto como sea posible a la armonía
de los coros celestiales.
La educación apropiada de la voz es un rasgo importante en la preparación general, y no debe descuidarse. El canto, como parte del servicio religioso, es tanto un acto de culto como lo es en la oración.
Patriarcas
y profetas, págs. 644, 645. RJ247/EGW/MHP 248
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