Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad. (Éxodo 34:6).
El Señor pronto ha de venir. Los ángeles están reteniendo los cuatro vientos para que el pueblo de Dios pueda hacer la obra que por tanto tiempo descuidaron. No estamos ni medio despiertos a lo que podría hacerse en nuestro mundo...
Ir de casa en casa es una forma en que se puede alcanzar con mucho éxito a las almas. Pero no es la única manera que Dios ha provisto para el adelanto de su obra.
Debe hacerse una proclamación decidida de la verdad. Con respecto a esta forma de trabajo he recibido instrucciones de decir a nuestro pueblo: Tengan cuidado.
Al presentar el mensaje, no ataquen en forma directa a las otras iglesias... Cuidemos nuestras palabras. No sigan nuestros ministros sus propios impulsos al denunciar y exponer el misterio de iniquidad. Sobre estos temas a menudo el silencio es elocuencia.
Muchos son engañados. Hablen la verdad con palabras y tono de amor. Exalten a Cristo. Manténganse, en la afirmación de la verdad.
Nunca abandonen el camino recto que Dios ha señalado con el propósito de atacar a alguien.
Ese ataque puede hacer mucho mal y nada de bien. Puede apagar la convicción en muchas mentes. Permitan que la verdad muestre las inconsistencias de los que están en el error.
No se puede esperar que la gente vea de inmediato la ventaja de la verdad sobre el error que habían acariciado.
La mejor manera de exponer las falacias del error es presentar las evidencias en favor de la verdad. Esta es la mayor reprensión que se puede dar al error: dispersar las tinieblas que cubren las mentes con el reflejo de la brillante luz del Sol de justicia.
Tal vez tenga la oportunidad de hablar a otras iglesias. Aproveche estas oportunidades, recordando las palabras del Salvador. "Sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas" (Mateo 10:16).
No despierten la malignidad del enemigo presentando discursos de denuncia. Haciéndolo cerrarían las puertas a la entrada de la verdad. Deben presentarse mensajes claros, pero eviten producir antagonismo. Refrénense todas las expresiones duras.
Hay muchas almas que salvar. En palabra y hechos sean ustedes sabios para la salvación, y presenten a Cristo a todos aquellos con quienes entren en contacto.
Permitan que todos vean que tienen los pies calzados con el apresto del Evangelio de la paz y la buena voluntad para con los hombres.
Maravillosos serán los resultados que veremos si entramos en la obra imbuidos con el Espíritu de Cristo. Si llevamos adelante la Palabra con justicia, misericordia y amor, recibiremos ayuda cuando la necesitemos. La verdad triunfará y conquistará la victoria.
Pacific Union Recorder, 23 de octubre de 1902. RJ232/EGW/MHP 233
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