La
religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los
huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del
mundo. (Santiago 1:27).
¿Qué es la
religión pura? Cristo nos ha dicho que la religión
pura es el ejercicio de la compasión, la simpatía y el amor en el
hogar, en la iglesia y en el
mundo.
Esta es la clase
de religión que debe enseñarse a los niños, y que es genuina. Enséñenles que no han
de centrar sus,
pensamientos en sí mismos, sino que
dondequiera haya sufrimiento y necesidad
humanas, hay un campo para la
acción misionera...
Hay
muchos que preguntan, como el escriba: "¿Quién es mi prójimo?"
La respuesta nos llega
en las circunstancias que ocurrieron cerca de
Jericó, cuando el sacerdote y el levita pasaron de
largo y dejaron al pobre y
lastimado extraño para que fuera
atendido por el buen samaritano. Todo aquel que
padece necesidad es nuestro prójimo.
Todo hijo e hija
de Adán que ha perdido el rumbo, que ha sido entrampado por el
enemigo de las almas y sometido a la
esclavitud de malos hábitos que marchitan la virilidad
o la femineidad dadas por Dios, es mi prójimo...
¡Quién Diera
que los niños pudieran ser educados desde la cuna, en su niñez y juventud, para
comprender qué es la obra misionera que debe hacerse a su alrededor!
Sea El Hogar el lugar para
la instrucción religiosa. Sean Los Padres los portavoces
del Señor Dios de Israel para enseñarles
los preceptos del verdadero cristianismo, Y Sean Los Ejemplos de lo que los principios del amor pueden hacer de los
hombres y las mujeres.
Hemos De Pensar
Y Cuidar De Los Demás Que Necesitan Nuestro Amor, Ternura Y Cuidado.
Siempre Hemos De Recordar que somos representantes de Cristo, y que hemos de
compartir las bendiciones que nos otorga, No con los que nos las pueden devolver, sino con los que
apreciarán los dones que satisfarán sus necesidades temporales y espirituales.
Los
que dan fiestas con el propósito de ayudar a los que tienen muy poco placer, con el propósito de iluminar sus fatigadas vidas, con el propósito de aliviar su pobreza y
angustia, están
actuando en forma abnegada y en armonía con las instrucciones de Cristo. -Review and Herald, 12/11/1895.
Las buenas obras son el
fruto que Dios demanda que
llevemos: palabras
bondadosas, actos de benevolencia y de tierna
consideración por los pobres, los necesitados
y los afligidos.
Cuando el
corazón simpatiza con los
corazones cargados de desánimo y dolor, cuando la mano
da a los necesitados cuando se viste a los
desnudos, y el extraño recibe la bienvenida, un asiento en la sala y un lugar en el corazón, los ángeles se acercan y en el cielo resuenan melodías
como respuesta. Testimonies,
t. 21 pág. 25. RJ244/EGW/MHP 245
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