Dan 1:1-15.
A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento
e inteligencia en todas las letras y ciencias. (Dan. 1:17).
Daniel y sus compañeros gozaban de los beneficios
de una educación y un adiestramiento correctos recibidos en sus primeros años,
pero estas ventajas solas no habrían bastado para hacer de ellos lo que fueron.
Llegó el tiempo en que debían actuar por sí mismos, cuando su futuro dependía
de su propio curso de acción. Resolvieron ser fieles a las lecciones que
recibieron en la infancia (MJ 241).
¡Qué vocación la de estos nobles hebreos! Al
despedirse del hogar de su infancia, difícilmente soñaron con el elevado
destino que les esperaba. Su naturaleza fiel y firme se entregó a la dirección
divina para que Dios pudiese cumplir su propósito por medio de ellos (La
Educación, págs. 53, 54).
Daniel y sus compañeros fueron aparentemente más
favorecidos en su juventud por la suerte, en Babilonia, que José en los
primeros años de su vida en Egipto; sin embargo, fueron sometidos a pruebas de carácter
apenas menos severas. De su hogar relativamente sencillo de Judea, estos
jóvenes de linaje real fueron transportados a la ciudad más magnífica, a la
corte del más grande monarca, y fueron escogidos para ser educados para el
servicio especial del rey. En esa corte corrompida y lujosa estaban rodeados de
fuertes tentaciones. . .
La orden de que se les sirviera la comida de la
mesa real, era una expresión del favor del rey, y del interés que tenía por su
bienestar. Pero como una porción era
ofrecida a los ídolos, la comida de la mesa del rey era consagrada a la
idolatría; y si los jóvenes participaban de ella, se iba a considerar que
rendían homenaje a los dioses falsos (Id., págs. 51, 52).
La historia de Daniel y sus jóvenes compañeros ha
sido registrada en las páginas de la Palabra inspirada para beneficio de los
jóvenes de todas las épocas posteriores. Mediante la crónica de su fidelidad a
los principios de la temperancia, Dios habla hoy a los jóvenes de ambos sexos,
mandándoles que reúnan los preciosos rayos de luz que él les ha dado en cuanto
al asunto de la temperancia cristiana y se coloquen en la debida relación para
con las leyes de la salud (Mensajes para los jóvenes, pág. 241). 247
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtyiFbCUjqP-sdMrCM7rVaT
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