1 Rey. 19:19-21.
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es
fiel. (Luc. 16:10).
Dios había ordenado a Elías que ungiese a otro
hombre para que fuese profeta en su lugar. Le había dicho: "A Eliseo hijo
de Safat. . . ungirás para que sea profeta en lugar de ti"; y en
obediencia a la orden, Elías se fue en busca de Eliseo. . .
El padre de Eliseo era un agricultor rico, cuya
familia se contaba entre los que no habían doblado la rodilla ante Baal en un
tiempo de apostasía casi universal. En su casa se honraba a Dios, y la
obediencia a la fe del antiguo Israel era la norma de la vida diaria. En tal
ambiente habían transcurrido los primeros años de Eliseo. En la quietud de la
vida en el campo, bajo la enseñanza de Dios y de la naturaleza y gracias a la
disciplina del trabajo útil, adquirió hábitos de sencillez y de obediencia a
sus padres y a Dios que contribuyeron a hacerlo idóneo para el alto puesto que
había de ocupar más tarde.
Llegó el llamamiento profético a Eliseo mientras
que, con los criados de su padre, estaba arando en el campo. Se había dedicado
al trabajo que tenía más a mano. Poseía capacidad para ser dirigente entre los
hombres y la mansedumbre de quien está dispuesto a servir. Dotado de un
espíritu tranquilo y amable, era sin embargo enérgico y firme. Manifestaba
integridad y fidelidad, así como amor y temor de Dios; y en el humilde
cumplimiento del trabajo diario adquirió fuerza de propósito y nobleza de
carácter, mientras crecía constantemente en gracia y conocimiento. Al cooperar
con su padre en los deberes del hogar, aprendía a cooperar con Dios.
Por su fidelidad en las cosas pequeñas, Eliseo se
estaba preparando para cumplir otros cometidos mayores. Día tras día, por la
experiencia práctica, adquiría idoneidad para una obra más amplia y elevada. .
. Nadie puede saber lo que Dios se propone lograr con sus disciplinas; pero
todos pueden estar seguros de que la fidelidad en las cosas pequeñas es
evidencia de idoneidad para llevar responsabilidades mayores. Cada acto de la
vida es una revelación del carácter; y únicamente aquel que en los deberes
pequeños demuestra ser "obrero que no tiene de qué avergonzarse"
puede ser honrado por Dios con una invitación a prestar un servicio más elevado.
(PR, págs. 162, 163). 221
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVuaBfeL-S2CDJEXjK4GLNC5
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