El
siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para
enseñar, sufrido. (2 Timoteo 2:24).
Los que están
verdaderamente conectados con
Dios no vivirán en disputa los unos con los otros.
El espíritu de
armonía, paz y amor, el Espíritu de
Dios obrando en sus corazones, creará armonía, amor y unidad.
Lo Contrario A Esto Obra en los hijos de
Satanás; hay en ellos una continua discordancia. Contiendas y envidias y celos son los elementos
imperantes.
La
característica del cristiano es la mansedumbre de Cristo. Benevolencia, bondad, misericordia y
amor se originan en la Sabiduría infinita, mientras que lo opuesto es el fruto profano de un corazón que
no está en armonía con Jesucristo...
¡Qué obra es ésta
-la educación de los hijos!...Si Los
Padres Hubieran Estudiado Más De Cristo
Y Menos Del Mundo, Si Se Hubieran Ocupado Menos De
Imitar Las Costumbres Y Modas De La Era
Presente, Y Hubiesen Dedicado
Tiempo Y Concienzudo Esfuerzo A
Modelar Las Mentes Y Los
Caracteres De Sus Hijos A Semejanza Del Modelo Divino, Entonces Podrían Enviarlos Con Integridad Moral A Ser Conducidos En Las
Ramas De La Educación A Fin De Que Se
Capaciten Para Cualquier Posición De Confianza...
La cosecha es
nuestra, para segar lo que hemos sembrado. Si siembran
envidia, desconfianza, celos, amor propio, amargura de
pensamiento y sentimientos, ciertamente recogerán esta cosecha. Será una siembra de contiendas mutuas, para cosechar lo mismo.
Si manifiestan bondad,
amor, tierna consideración por sus
alumnos, segarán lo mismo en
respuesta. Si los maestros son
severos, críticos, dominantes,
insensibles a los sentimientos de los demás, recibirán lo mismo en devolución.
Un hombre que desea
preservar su respeto
propio y su dignidad debe ser cuidadoso en no sacrificar el respeto y la dignidad de otros. Esta regla debería ser religiosamente observada con los estudiantes más torpes, los más jóvenes y los más alocados.
Lo que Dios hará con
estos jóvenes aparentemente poco
interesantes, ustedes no lo
saben. Dios ha aceptado y escogido, en el
pasado, justamente tales individuos para hacer
una gran obra por El.
La operación de su
Espíritu sobre el corazón ha obrado como
una batería eléctrica, impulsando las
facultades aparentemente adormecidas
a una acción vigorosa y perseverante.
El Señor vio en estas
piedras toscas, sin atractivo, primitivas, metal precioso que resistirá la prueba de la tormenta y la tempestad y las fieras ordalías del calor. Dios no mira lo que el hombre mira; Dios
no juzga como juzga el hombre -El escudriña el corazón...
Debe inculcarse a los
miembros más jóvenes de la familia
del Señor que son
creados a la imagen de su Hacedor, y que su espíritu debe representar al Espíritu de Cristo. Manuscrito 2, de 1881. RJ292/EGW/MHP 293
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