Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo, sea manifestado. (1Pedro 1:13).
Se Avecina Una
Tormenta De Furia Incontenible. ¿Estamos Preparados Para Afrontarla?
No Necesitamos
Decir: Los peligros de los últimos días pronto
han de venir sobre nosotros. Ya Han
Llegado Necesitamos ahora la
espada del Señor para
penetrar en toda alma hasta los tuétanos de los apetitos carnales y sus
pasiones.
Las Mentes
Acostumbradas A Divagar necesitan
cambiar. "Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, Sed Sobrios, Y Esperad Por
Completo En La Gracia que se os
traerá cuando Jesucristo sea manifestado; Como Hijos
Obedientes, No Os Conforméis a los
deseos que antes teníais estando en
vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda
vuestra manera de vivir; porque escrito
está: Sed santos, porque yo
soy santo" (1Pedro 1:13-16).
Los pensamientos deben
centrarse en Dios. Ahora es el
tiempo de hacer esfuerzos fervientes para
vencer las tentaciones naturales del
corazón carnal.
Nuestros
esfuerzos, nuestra abnegación, nuestra
perseverancia deben ser proporcionales al infinito valor del objeto que persiguen. Sólo al vencer como Jesús venció obtendremos la corona de la vida.
El Mayor Peligro
Del Hombre es el de engañarse a sí mismo, el de gratificar la
suficiencia propia, y así
separarse de Dios, la fuente de su fortaleza.
Nuestras
Tendencias Naturales, a menos que sean corregidas por el Espíritu Santo de Dios, tienen en sí mismas la
simiente de la muerte moral...
Para
recibir la ayuda de Cristo debemos darnos cuenta de nuestra necesidad. Debemos
tener un verdadero conocimiento de nosotros mismos.
Cristo sólo
puede salvar al que se sabe pecador. Sólo cuando vemos nuestra total impotencia y renunciamos a toda
confianza propia aceptaremos
el poder divino.
Esta
renuncia no debe hacerse sólo al comienzo de la vida cristiana, En
cada paso que demos hacia el cielo ha de ser renovada.
Todas nuestras
buenas obras dependen de un poder exterior a nosotros mismos, por tanto, el corazón debe
extenderse continuamente a Dios en una confesión de pecado
constante y ferviente, y en humillación del alma
ante Él.
Los peligros nos rodean; y
sólo estaremos seguros cuando sintamos nuestra debilidad y nos aferremos por fe a nuestro poderoso
Libertador...
"Toda Palabra
De Dios es limpia; él es escudo a los que en él esperan" (Proverbios
30:5). Testimonies, t. 8,
págs. 315, 316. RJ303/EGW/MHP 304
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