El
amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la
verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1
Corintios 13:4-7).
Los cristianos agradables,
bondadosos y bien educados tendrán influencia, en favor de Dios y de su verdad; no puede ser de otra
manera.
La
luz que
viene del cielo difundirá sus rayos mediante ellos sobre el sendero de los demás, llevándolos
a exclamar: "Bienaventurado el hombre que tiene
en ti sus fuerzas" (Salmo 84:5).
Las palabras que
hablamos, nuestra
conducta diaria, son los frutos que crecen en el árbol. Si el fruto es agrio y de
mal sabor, las raicillas
del árbol no están extrayendo los nutrientes de una
fuente pura.
Si Nuestros
Caracteres Son Mansos Y Humildes, Si Nuestros Afectos están en armonía con nuestro Salvador, mostraremos que nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, y dejaremos una huella luminosa.
Nuestra vida estará en
contraste tan notable con los
incrédulos, que nuestros asociados descubrirán
que hemos estado con Jesús y hemos aprendido
de Él.
El Verdadero
Cristiano no necesita transformarse en un ermitaño; Pero, aunque necesariamente se relacionará con el mundo, No Será Del Mundo.
Debe
Cultivarse La Cortesía Cristiana Y Ponérsela En Práctica Cada Día. Esa palabra
hiriente debiera quedar sin ser
pronunciada; Esa Negligencia Egoísta de
la felicidad de los demás
debiera dar lugar a la simpatía reflexiva.
La verdadera
cortesía, mezclada con la verdad y la justicia, harán que la vida no sólo sea útil sino hermosa y fragante con amor y
buenas obras...
La virtud, la
honestidad, la bondad y la
integridad fiel producirán caracteres nobles, los que posean estas características ganarán estima, aun de los incrédulos, y su influencia
en la iglesia será muy preciosa.
Se requiere que seamos
rectos en los asuntos de importancia, pero
la fidelidad en las cosas pequeñas nos preparará
para posiciones más elevadas de confianza.
En
Muchos hay una gran falta de verdadera cortesía. Mucho se dice de los progresos que se han hecho desde los días de los patriarcas; pero los que
vivieron en aquel tiempo podían jactarse de un estado más elevado de refinamiento y de modales más
verdaderamente corteses que los que
posee el pueblo de este
tiempo que se jacta de su
ilustración, La integridad,
la justicia y la bondad cristiana, mezcladas,
producen una combinación hermosa. La cortesía es una de las gracias del Espíritu. Es un atributo celestial.
Los ángeles nunca se
dejan vencer por la pasión,
nunca tienen envidia, o son celosos o egoístas.
Ninguna palabra dura o hiriente escapa de sus labios.
Y si hemos de ser
compañeros de los ángeles, también debemos ser
refinados y corteses... Un cristiano cultivará
la caridad que no es provocada con facilidad, que es sufrida y paciente, que espera
todas las cosas, y soporta todo. Signs of the Times, 11 de noviembre de 1886. RJ298/EGW/MHP
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