Juan 3:1-21.
Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la
regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo. (Tito 3:5).
Nicodemo ocupaba un puesto elevado y de confianza
en la nación judía. Era un hombre muy educado, y poseía talentos
extraordinarios. Era un renombrado miembro del concilio nacional. Como otros,
había sido conmovido por las enseñanzas de Jesús. . .
Deseaba ardientemente entrevistarse con Jesús, pero
no osaba buscarle abiertamente. . .
Aguardó hasta que la ciudad quedase envuelta por el sueño, y entonces
salió en busca de Jesús. . .
"Rabí -dijo- sabemos que has venido de Dios
por Maestro. . .". Sus palabras estaban destinadas a expresar e infundir
confianza; pero en realidad expresaban incredulidad. No reconocía a Jesús como
el Mesías, sino solamente como maestro enviado de Dios.
Jesús fijó los ojos en el que le hablaba, como si
leyese en su alma. En su infinita sabiduría, vio delante de sí a uno que
buscaba la verdad. . . Fue directamente al tema que le preocupaba, diciendo
solemne aunque bondadosamente: "En verdad, en verdad te digo: A menos que
el hombre naciere de lo alto, no puede ver el reino de Dios". . .
Nicodemo había oído la predicación de Juan el Bautista concerniente al arrepentimiento y el bautismo. . . Sin embargo, el mensaje escrutador del Bautista no había producido en él convicción de pecado. Era un fariseo estricto, y se enorgullecía de sus buenas obras. Era muy estimado por su benevolencia y generosidad en sostener el culto del templo, y se sentía seguro del favor de Dios. Le sorprendió la idea de un reino demasiado puro para que él lo viese en la condición en que estaba. . .
Pero por virtud de su nacimiento como israelita, se consideraba seguro de tener un lugar en el reino de Dios. Le Parecía que no necesitaba cambio alguno.
Por esto le sorprendieron las palabras del Salvador. Le
irritaba su íntima aplicación a sí mismo. El orgullo del fariseo contendía
contra el sincero deseo del que buscaba la verdad (El Deseado de Todas las
Gentes, págs. 140-142). 292
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtrbL52hGjPNaJMDGwACpWZ
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