Juan 3:1-21.
Mas el que practica la verdad viene a la luz, para
que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. (Juan 3:21).
Nicodemo había venido al Señor pensando entrar en
discusión con él, pero Jesús descubrió los principios fundamentales de la
verdad. Dijo a Nicodemo: No necesitas conocimiento teórico tanto como
regeneración espiritual. No necesitas que se satisfaga tu curiosidad, sino
tener un corazón nuevo. . .
Veía [Nicodemo] que la más rígida obediencia a la
simple letra de la ley tal como se aplicaba a la vida externa, no podía dar a
nadie derecho a entrar en el reino de los cielos. En la estima de los hombres,
su vida había sido justa y honorable; pero en la presencia de Cristo, sentía
que su corazón era impuro y su vida profana. . .
Mientras el Salvador le explicaba lo concerniente
al nuevo nacimiento, sintió el anhelo de que ese cambio se realizase en él...
Jesús contestó la pregunta que no llegó a ser formulada: "Como Moisés
levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre
sea levantado; para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que
tenga vida eterna". . .
Nicodemo recibió la lección y se la llevó consigo,
Escudriñó las Escrituras de una manera nueva, no para discutir una teoría, sino
para recibir vida para el alma. Empezó a ver el reino de los cielos cuando se
sometió a la dirección del Espíritu Santo. . .
Por un tiempo, Nicodemo no reconoció públicamente a
Cristo, pero estudió su vida y meditó sus enseñanzas. En los concilios del
Sanedrín, estorbó repetidas veces los planes que los sacerdotes hacían para
destruirle. . .
Después de la ascensión del Señor, cuando los
discípulos fueron dispersados por la persecución, Nicodemo se adelantó
osadamente. Dedicó sus riquezas a sostener la tierna iglesia que los judíos
esperaban ver desaparecer a la muerte de Cristo.
En tiempos de peligro, el que había sido tan
cauteloso y lleno de dudas, se manifestó tan firme como una roca, estimulando
la fe de los discípulos y proporcionándoles recursos con que llevar adelante la
obra del Evangelio.
Aquellos que en otro tiempo le habían tributado
reverencia, le despreciaron y persiguieron. Quedó pobre en los bienes de este
mundo, pero no le faltó la fe que había tenido su comienzo en aquella
conferencia nocturna con Jesús (DTG 142,146-148). 294
AUDIO:
https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVtrbL52hGjPNaJMDGwACpWZ
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