Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día. (Génesis 3:8).
Todo verdadero conocimiento y desarrollo tienen su origen en el conocimiento de Dios.
Doquiera nos dirijamos: al dominio físico, mental y espiritual; cualquier cosa que contemplemos, fuera de la marchitez del pecado, en todo vemos revelado este conocimiento.
Cualquier ramo de investigación que emprendamos, con el sincero propósito de llegar a la verdad, nos pone en contacto con la Inteligencia poderosa e invisible que obra en todas las cosas y por medio de ellas. La mente del hombre se pone en comunión con la mente de Dios, lo finito, con lo infinito.
El efecto que tiene esta comunión sobre el cuerpo, la mente y, el alma sobrepuja toda estimación.
En esta comunión se halla la educación más elevada. Es el método propio que Dios tiene para lograr el desarrollo del hombre. "Vuelve ahora en amistad con él" (Job 22:21), es su mensaje para la humanidad.
El método trazado en estas palabras era el que se seguía en la educación del padre de nuestra especie. Así instruyó Dios a Adán cuando, en la gloria de una virilidad exenta de pecado, habitaba éste en el sagrado jardín del Edén...
Cuando Adán salió de las manos del Creador, llevaba en su naturaleza física, mental y espiritual, la semejanza de su Hacedor. "Creó Dios al hombre a su imagen" (Génesis 1:27) con el propósito de que, cuanto más viviera, más plenamente revelara esa imagen -más plenamente reflejara la gloria del Creador.
Todas sus facultades eran susceptibles de desarrollo; su capacidad y su vigor debían aumentar continuamente. Vasta era la esfera que se ofrecía a su actividad, glorioso el campo abierto a su investigación...
Tenía el alto privilegio de relacionarse íntimamente, cara a cara, con su Hacedor. Si hubiese permanecido leal a Dios, todo esto le hubiera pertenecido para siempre... Habría cumplido cada vez más cabalmente el objeto de su creación; habría reflejado cada vez más plenamente la gloria del Creador...
El infinito Autor de todo abría a sus mentes las leyes y operaciones de la naturaleza, y los grandes principios de verdad que gobiernan el universo espiritual. Sus facultades mentales y espirituales se desarrollaban en la "iluminación del conocimiento de la gloria de Dios" (2 Corintios 4:6), y disfrutaban de los más elevados placeres de su santa existencia.
El huerto del Edén era una representación de lo que Dios deseaba que llegase a ser toda la tierra, y su propósito era que, a medida que la familia humana creciera en número, estableciese otros hogares y escuelas semejantes a los que Él había dado.
De ese modo, con el transcurso del tiempo, toda la
tierra debía ser ocupada por hogares y escuelas donde se estudiarán la Palabra
y las obras de Dios, y donde los estudiantes se preparasen para reflejar cada
vez plenamente, a través de los siglos sin fin, la luz del conocimiento de su
gloria.
-La educación, págs. 14, 15, 22. RJ97/EGW/MHP 98
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=ub1wfxFcKo4&list=PLtrFh-HO7ogCEh9XT9hiYgr7lRPj0RMz1&index=1&pp=sAQB
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