He aquí Dios es
salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es Jehová,
quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la
salvación. (Isaías 12:2,3).
Ahora que usted ya no puede mantenerse activa, y cuando las dolencias la asedian, todo lo que Dios requiere de usted es que confíe en El. Encomiende a Él su alma como a un fiel Creador. Sus misericordias son seguras y su pacto es eterno.
Bienaventurado es el hombre que espera en el Señor su Dios y que guarda la verdad para siempre. Que su mente se posesione de las promesas y que las
retenga.
Si usted no puede
recordar rápidamente la abundante
seguridad contenida en las
preciosas promesas, escúchelas de los labios
de otra persona.
Qué plenitud, y qué amor y seguridad se encuentran en las siguientes palabras que proceden de los labios de Dios mismo, que proclaman su amor, su piedad y su interés en los hijos que constituyen su preocupación: "¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares que perdona la
iniquidad, la rebelión y el pecado" (Exodo 34:6,7).
El Señor siente mucha compasión por los que sufren. ¿Qué pecados son demasiado grandes para que Él no
los perdone?
Es misericordioso; por eso está infinitamente más dispuesto a perdonar que a condenar. Es benévolo y no busca el mal en nosotros; sabe de qué estamos hechos; recuerda que somos tan sólo polvo.
En su ilimitada compasión y misericordia perdona todos nuestros yerros; nos ama abundantemente cuando aún somos pecadores; no nos priva de su luz sino que la hace brillar sobre nosotros por amor a Cristo.
¿Confiará Usted... Siempre En Jesús, Que Es Su Justicia?
El amor de Dios es derramado abundantemente en su corazón por el
Espíritu Santo, el cual le es dado benévolamente. Usted es una con Cristo.
Él le concederá su gracia para que usted sea paciente y confiada; le dará poder para vencer la impaciencia; confortará su corazón con su propio tierno Espíritu; vivificará su alma debilitada.
Nos quedan tan sólo pocos
días como peregrinos y extranjeros
en este mundo, en busca de una patria
mejor, la celestial. Nuestro hogar está en el
cielo. Entonces, fortalezca la confianza de su alma en
Dios. Deposite sobre Él todas su cargas.
Oh, cuántas veces su corazón ha sido conmovido por la hermosura del rostro del Salvador, se ha encantado por la belleza de su carácter y se ha subyugado al pensar en sus sufrimientos. Ahora Él Quiere que usted se apoye en Él con todo su peso...
"En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado, He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré" (Isaías 12:1,2).
Mensajes selectos, vol. 2, págs.
264-266. RJ 273/EGW/MHP 274
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