…Si
se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas. (Salmo 62:10).
Escuche las
palabras de su Redentor: "Las riquezas son mías. Las he puesto en tus manos, para que las emplees sabiamente
en mi servicio, para socorrer al que
sufre, para invertirlas en dar a
conocer el Evangelio a quienes están en la
oscuridad. No pongas, en las
riquezas tu confianza, ni sean tu dios,
o tu salvador".
Los
canales para
hacer el bien son muchos, y están completamente abiertos. Sus
graneros son
grandes,
demasiado grandes ya. Si rebosan, en
vez de
construir mayores, envíe su tesoro delante de usted al
cielo.
Hay viudas para alimentar, huérfanos para ser tomados bajo la tutela
de su hogar y con quienes compartir sus abundantes
provisiones; hay almas que perecen por falta del pan de
vida; las misiones han de ser sostenidas, casas de reunión han de ser construidas.
Si la causa de Dios demanda
una parte, no sólo de su interés, sino de lo mejor que tiene, usted ha de devolverle lo que le pertenece. Él lo llama a sembrar ahora, para que pueda recoger su cosecha con gozo eterno.
Los dones de Dios se incrementan a medida que son
impartidos. Vemos esto ilustrado en
el caso de la
viuda pobre a quien el profeta Elíseo, por medio, de un milagro libró de endeudarse.
Ella sólo tenía una
jarra de aceite, pero el profeta le
dijo que pidiera, prestadas
vasijas a sus vecinos, y el aceite que
vertió de aquella única jarra
siguió fluyendo hasta que todas las
vasijas fueron llenas.
El suministro sólo dejó de fluir cuando no hubo más vasijas para
recibirlo. Así será ahora. En tanto que permitamos que
los dones de Dios
fluyan por canales de bien, el Señor, suministrará el fluido.
Cristo dice a
sus hijos e hijas: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mateo 5:14). ¿Pero quién le dio luz? Usted no
tiene luz en sí mismo de manera natural.
Dios es la fuente de luz; la verdad ha brillado
en nuestros corazones, para ser
reflejada en otros. El verdadero amor, a
Dios producirá amor en el
hombre. Esto es lo que
necesitamos, el amor que es
paciente, abnegado,
perseverante, inteligente, práctico.
EI Señor le ha dado
medios para que, al ponerlos en correcto
uso, usted pueda
desarrollar buenos y nobles rasgos de
carácter...
El Señor, viene.
Usted no tiene tiempo que perder.
No haga como los
habitantes del mundo
antediluviano: plantar, y construir, comer y beber, casarse y dar en
casamiento, al igual, que los despreocupados
mundanos.
Que los libros del cielo presenten un informe distinto de lo que ahora registran, Haga esfuerzos por redimir el tiempo; provéase de bolsas que no envejezcan, de un tesoro en los cielos que no fallará.
Signs of the Times, 14 de enero de 1886. RJ261/EGW/MHP
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