El
hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán
buena es! (Proverbios 15:23).
"Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena
es!" Las almas están
pereciendo por falta de obra personal...
El lado
brillante y alegre de la religión será
representado por quienes se consagran diariamente
a Dios. No debemos deshonrar a
Dios con una triste lista de pruebas que parecen
penosas.
Todas las
pruebas que son recibidas como educativas producirán
gozo. La vida religiosa entera será elevada, ennoblecida, perfumada
con buenas palabras y obras... Dios desea... que cada alma triunfe por el
poder permanente del Redentor.
El salmista
dice:... "Dad a
Jehová la honra debida a su nombre. adorad a Jehová en la
hermosura de la santidad" "Cantad a
Jehová... y celebrad la memoria de su santidad" (Salmo 96:8,9;
30:4).
En las
bendiciones de gracia que nuestro
Padre celestial nos ha concedido, podemos
discernir innumerables evidencias de un amor que es
infinito, y una tierna piedad que sobrepasa la simpatía
y el deseo vivo de una madre por su hijo
descarriado.
Cuando
estudiamos el carácter divino a la luz de la cruz, vemos misericordia, ternura y perdón mezclados con
equidad y justicia. Con el lenguaje de Juan exclamamos: "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados
hijos de Dios"(1Juan 3:1).
Vemos en
medio del trono a Uno que
lleva en las manos, los pies y en su costado las
marcas del sufrimiento que soportó para
reconciliar al hombre con Dios y a Dios con el
hombre.
La incomparable
misericordia nos revela a un Padre infinito, que habita en luz inaccesible, y
que Sin embargo nos recibe gracias a los méritos de su
Hijo.
La nube de
venganza que amenaza con traer sólo miseria y desesperación, al
reflejo de la luz de la cruz revela la
escritura de Dios: "¡Vivan, pecadores, vivan! ¡Ustedes, almas penitentes
y creyentes, vivan! He pagado el
rescate".
Debemos reunirnos alrededor
de la cruz. Cristo y sólo El crucificado
debe ser el tema de
contemplación, de conversación y de nuestra más gozosa emoción.
Debemos tener
servicios especiales de alabanza con
el propósito de mantener fresco en nuestros
pensamientos todo lo que hemos recibido de Dios, de expresar nuestra gratitud por su gran amor, y nuestra disposición a entregar todo en la mano que fue clavada en la cruz por nosotros... Debemos aprender a hablar el lenguaje
de Canaán, a cantar los cantos
de Sion.
Por el
ministerio y la gloria de la cruz podemos estimar el valor del hombre, y entonces veremos y
sentiremos la importancia de trabajar
por nuestros prójimos, a fin de que ellos puedan ser exaltados en el trono de Dios. Southern Watchman, 7 de marzo de 1905. RJ276/EGW/MHP
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