Y todo aquel que tiene
esta esperanza en él,
se purifica a sí mismo, así como él es puro. (1 Juan 3:3).
Juan era un maestro de
santidad, y en sus cartas a la iglesia señaló reglas infalibles para la
conducta de los cristianos. . . Enseñó que el cristiano debe ser puro de
corazón y vida. Nunca debe estar satisfecho con una profesión vana. Así como
Dios es santo en su esfera, el hombre caído, por medio de la fe en Cristo, debe
ser santo en la suya. . .
Hay quienes profesan
santidad, quienes declaran que están completamente con el Señor, quienes
pretenden tener derecho a las promesas de Dios, mientras rehúsan prestar obediencia
a sus mandamientos.
Dichos transgresores de la ley quieren recibir todas las
cosas que fueron prometidas a los hijos de Dios; pero eso es presunción de su
parte, por cuanto Juan nos dice que el verdadero amor a Dios será revelado
mediante la obediencia a todos sus mandamientos.
No basta creer la
teoría de la verdad, hacer una profesión de fe en Cristo. . .
"El que
dice, Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos -escribió Juan-,
el tal
es mentiroso, y no hay verdad en él".
Juan no enseñó que la
salvación puede ser ganada por la obediencia; sino que la obediencia es el
fruto de la fe y del amor. . . Si permanecemos en Cristo, si el amor de Dios
habita en el corazón, nuestros sentimientos, pensamientos y acciones estarán de
acuerdo con la voluntad de Dios...
Muchos son los que,
aunque se esfuerzan por obedecer los mandamientos de Dios, tienen poca paz y
alegría. Esa falta en su experiencia es el resultado de no ejercer fe. Caminan
como si estuvieran en una tierra salitrosa, o en un desierto reseco. Demandan
poco, cuando podrían pedir mucho, por cuanto no tienen límite las promesas de
Dios.
Los tales no
representan correctamente la santificación
que viene mediante la obediencia a
la verdad.
El Señor desea que todos sus hijos sean felices,
llenos de paz y
obedientes.
Mediante el ejercicio de la fe el creyente llega a poseer esas
bendiciones.
Mediante ella puede ser suplida cada deficiencia del carácter,
cada contaminación purificada,
cada falta corregida, cada excelencia
desarrollada.
(Los Hechos de los Apóstoles, págs. 446, 449, 450). 360
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLVsLdOIe7sVvQnidnl6ZCzniWTnmgWgMf