Y
lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó. (Génesis 6:22).
El mismo mensaje
que escuchó Adán fue repetido [por Noé], que el pecado y Satanás no siempre triunfarían. Los que temían a Jehová serían
victoriosos. Una
gran oposición hacia las palabras del mensajero se produjo cuando se escuchó la
voz de Noé advirtiendo del juicio que Dios estaba a punto de
traer sobre el mundo a causa de la maldad de los hombres.
Sin embargo, la oposición
no fue universal; algunos
creyeron el mensaje de Noé, y celosamente repitieron
la amonestación.
Pero los
hombres considerados sabios fueron
buscados con avidez, y se los
invitó a presentar argumentos que pudieran neutralizar el
mensaje de Noé.
Y como en ese
entonces el mundo estaba en paz, y no en guerra con el
príncipe del mal, se complacieron con toda
clase de excusas para poner a un
lado el "así dice Jehová" y escuchar a los filósofos de la época, quienes expusieron la imposibilidad de que pudiera ocurrir semejante cambio en las fuerzas de la naturaleza como el que
Noé predecía.
No
hay enemistad entre los hombres caídos y los ángeles
caídos ambos son malos a causa de la apostasía, y
el mal, dondequiera
que exista, se une contra Dios. Los hombres caídos
y los ángeles caídos se unieron para destronar a Dios.
Así fue como los
sabios de este mundo hablaron de la ciencia y de las leyes
fijas de la naturaleza, y sostuvieron que estas
leyes eran invariables y que, en
consecuencia, el mensaje de Noé no podía ser verdadero. Los hombres talentosos del
tiempo de Noé se pusieron
contra el propósito y la
voluntad de Dios, y ridiculizaron el
mensaje y al mensajero que Él había
enviado...
Noé No Podía Refutar Las
Pretensiones De La Así
Llamada Ciencia Ni Discutir Su Filosofía, pero podía proclamar la Palabra de Dios, Pues
Sabía que
ella contenía la infinita sabiduría del
Creador, Y
Al Hacerla Resonar
Por Doquier, no perdió nada de su fuerza ni su realidad porque los hombres del mundo la menospreciaran y
ridiculizaran.
Noé no asoció con su mensaje los agradables y complacientes engaños de Satanás. No reprodujo el sentimiento de muchos que en esos días sostenían que la misericordia de Dios era tan grande que El no haría una obra tan terrible. Muchos afirmaron que Dios concedería a los impíos otro período de prueba; Pero Noé no los tranquilizó ni alentó en ellos la más mínima esperanza de que quienes descuidaran la oportunidad presente, rechazaran la verdad presente, fueran favorecidos con otra oportunidad de salvación... El conocía el poder de Dios, y comprendía que Dios cumplía su palabra. Su temor de Dios no lo alejó del Creador, antes lo acercó más a Él y lo condujo a derramar su alma en ferviente súplica.
-Signs of the Times, 18 de abril de 1895.
RJ315/EGW/MHP 316
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